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Concha Mota, ayer, con un recorte de El Norte de Castilla de 1989, año en el que debutó en el taxi. Marta Moras
Palencia, una ciudad sin mujeres taxistas

Palencia, una ciudad sin mujeres taxistas

Los 51 profesionales del sector son hombres y la única que tuvo licencia durante 22 años es Concha Mota, ahora jubilada

Marco Alonso

Palencia

Lunes, 8 de enero 2018, 08:25

El parque de taxis de Palencia no tiene ni una sola mujer taxista. El sector siempre se ha caracterizado por ser un territorio de hombres, pero el incremento de la incorporación de la mujer al mercado laboral en las últimas décadas ha hecho que en ... la mayoría de las ciudades de España sea muy habitual ver a conductoras al volante, algo que, curiosamente, no sucede en la capital palentina.

Si existe alguien que puede saber las causas de la ausencia de mujeres en los asientos de conductor de los taxis palentinos esa es Concha Mota, taxista jubilada que fue la única mujer con licencia en Palencia durante 22 años. Concha comenzó en la profesión en 1989 y su condición de mujer fue todo un obstáculo en su día a día. Esta extaxista, que el miércoles cumplirá 79 años, guarda en la memoria infinidad de anécdotas que reflejan el machismo de las sociedad de los 80. «Me acuerdo de un matrimonio que vino a coger el taxi y cuando la señora vio que yo era un mujer dijo que no se montaba conmigo. Los dos se pasaron al coche de un compañero y me quedé sin carrera», rememora Concha para poner de manifiesto que el machismo no era solo cosa de hombres, sino que estaba tan dentro de la sociedad que hasta las propias mujeres eran machistas y tiraban piedras contra su tejado.

El patriarcado traspasaba las barreras de género y estaba muy arraigado en el sector del taxi hace treinta años. Así lo recuerda esta palentina, que no encontraba la aprobación de muchos de sus clientes, y tampoco la de algunos de sus compañeros, la de esos con los que compartía horas muertas en la monótona espera de la llegada de una carrera. «El mundo del taxi a lo mejor ya no es machista, pero cuando yo empecé sí que lo era. Compañeros de profesión me han llegado a decir que me fuese a mi casa, que yo no necesitaba estar en el taxi porque mi marido trabajaba», recuerda Concha que es una mujer enérgica que no se deja pisar. «Yo no me callaba porque si no, me comían. A los que me criticaban, les decía que yo iba a trabajar porque me daba la gana, porque tenía derecho. Discutía con ellos cuando era necesario», agrega esta pionera palentina, que tuvo que luchar contra el patriarcado con un taxímetro como única defensa en un momento en el que la mujer emprendía una batalla contra la desigualdad de género, una guerra que aún no ha terminado y que se sigue librando cada día en la calle.

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