Ortigosa del Monte: un pueblo en evolución fiel a las tradiciones

La cercanía a la capital segoviana y a Madrid han sido dos de los factores claves que han propiciado que en los diez últimos años, Ortigosa del Monte haya duplicado su población. La evolución y mejora constante, sin embargo, discurren de manera paralela a todas esas tradiciones que siguen muy presentes entre sus vecinos que tienen como punto de referencia en ese sentir colectivo el paraje de El Berrocal.

Vinculado a ese espacio estaba instaurado el 'censo montaraz', un canon que el Ayuntamiento pagaba a la parroquia de El Espinar y que fue la condición que puso una espinariega que donó en el siglo XVI una finca en el paraje El Berrocal a Ortigosa. El abono anual se pagaba con una determinada cantidad de cereales, a beneficio de las viudas de El Espinar.

El Berrocal es uno de los parajes más bellos del municipio y tal y como reconocen los vecinos, de los más queridos. Allí se conjugan los sentimientos de los juegos de otras épocas con la belleza del entorno; conviven turistas y ganaderos y todavía se siguen repartiendo las suertes de leña. En función de esa 'suerte' se marcan trozos de monte que pueden aprovechar los vecinos del pueblo.

El Berrocal también fue una cantera en los tiempos de los romanos, de hecho, la mejor cantera de granito de la zona de la que, se entiende, procede la fábrica original del Acueducto. Según estudios recientes, de ahí se extrajeron los sillares de granito que los romanos utilizaron para la construcción de una de sus obras de referencia.

Como tantas otras localidades, el patrimonio inmaterial está vinculado a lo religioso, y aunque con el paso de los años se estableció una fiesta en torno a la Virgen del Rosario promovida por los veraneantes, «la de verdad» es la de San Julián, patrón de la iglesia parroquial. En circunstancias normales, esta cita que tiene lugar en enero, va unida a la celebración de la misa y la procesión.

Ortigosa del Monte es igualmente famosa por su manantial de agua mineral, Bezoya, adquirido hace varias décadas, en 1974, por el segoviano Tomás Pascual.

La tradición molinera también permanece en la memoria de los más mayores pues hubo épocas en las que se contaban hasta 21 molinos al amparo del río y su caudal. De este modo, el comercio con Ortigosa era habitual, también identificado con el esquileo y las caballerizas del palacio de Riofrío. El pueblo se sitúa junto a la Cañada Real Soriana, punto de tradicional paso ganadero.

Tampoco se puede pasar por alto que el 90% de su entorno natural está protegido.

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