Nava de Francia: despedida del año con El Perrero

La celebración de El Perrero cada 31 de diciembre, festividad de San Silvestre, es una seña de identidad de Nava de Francia, un pequeño municipio serrano que ha sabido conservar una de sus tradiciones más ancestrales, aunque en alguna ocasión haya habido dificultades para encontrar a la persona que encarnaría a El Perrero, que siempre está acompañado de dos alguaciles.

Esta fiesta está incluida en las denominadas mascaradas definidas por Francisco Blanco, director del Instituto de las Identidades de la Diputación de Salamanca, como «celebración de tipo tradicional y naturaleza carnavalesca, con perfiles propios en cada lugar, que se celebra en invierno y en la que participan actores (varones), que representan personajes monstruosos y/o grotescos, empleando disfraces y máscaras».

Aunque no siempre es necesario el uso de máscaras, como ocurre en El Perrero, que según documenta el escritor José Luis Puerto debe vestir camisola a cuadros, collar de agallas, cencerro al tobillo, cinturón con borlas y látigo -con el que corre detrás de los niños-, y sus alguaciles, varas con remate floral.

Y si El Perrero es una seña de identidad de Nava de Francia por ser la única mascarada de invierno de la Sierra salmantina, no hay que olvidar otras celebraciones que se conservan desde antaño como la fiesta de San Blas, patrón del municipio y al que sienten una gran devoción los vecinos; o las fiestas de verano en honor del Cristo, en las que no faltan los bailes tradicionales a los que se ha incorporado un patrimonio inmaterial serrano como es la iconografía del bordado popular pintada en los palos de danzar.

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