Entrada al centro de la Orden de San Juan de Dios en Burgos, que tiene convenio con Sacyl. Ismael del Álamo

La mitad de los pacientes de Sacyl rechazan operarse en un centro privado de Burgos

La Junta cambió el sistema el 1 de enero y firmó convenios con el Hospital San Juan de Dios y otro de la Orden en León para canalizar 3.340 intervenciones al año

Susana Escribano

Valladolid

Viernes, 8 de noviembre 2019, 07:18

«Desde el inicio del convenio hasta septiembre de 2019, el porcentaje de pacientes que declina ser operado en el Hospital San Juan de Dios de Burgos y prefiere esperar para ser tratado en el HUBU (Hospital Universitario de Burgos) supera el 50%». Es ... la respuesta textual que ofrecen desde la Consejería de Sanidad al solicitar información sobre los convenios especiales que la Junta firmó en diciembre del año pasado con la Orden de San Juan de Dios para 'incorporar' sus hospitales de León y Burgos a la Red Asistencial Sanitaria de Utilización Pública. La ley lo permite en el caso de instalaciones regidas por entidades sin ánimo de lucro.

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El sistema de colaboración público-privada en estas provincias cambió a partir del 1 de enero. Se dejaron de licitar lotes de procesos quirúrgicos o pruebas diagnósticas por los que pujaban empresas sanitarias invitadas a hacerlo por las gerencias de los hospitales y se pasó a la contratación, estable y programada, con los centros de San Juan de Dios. El arranque en Burgos no ha sido lucido. La Junta no concreta número de pacientes intervenidos, tampoco de los que rechazan el centro privado más allá de que estos últimos superan el 50% y fía a la progresiva «utilización del dispositivo, tal y como ha ocurrido en León», la disminución de las negativas a operarse en el hospital privado burgalés.

El nacimiento de esa colaboración entre Sacyl y la orden hospitalaria fue una de las últimas decisiones del anterior consejero, Antonio Sáez Aguado. Conlleva la aplicación de un contrato programa que prevé un máximo anual de 2.900 pacientes en hospitalizaciones sin cirugía; 1.440 operaciones quirúrgicas y 3.500 pacientes para resonancias o TAC en el hospital leonés, actividad a la que se añaden, en Burgos, otros 950 pacientes de hospitalización en paliativos, geriatría o para largas estancias y 1.900 más en espera para entrar en quirófano. El convenio empezó en enero, durará hasta el 31 de diciembre de 2020 y supondrá un pago de 21,85 millones de euros por la atención a pacientes en León y de 10,70 millones en el caso de Burgos. Puede prorrogarse dos años más.

«Positiva y fluida»

El actual equipo de la Consejería, bajo la dirección de la consejera Verónica Casado y Manuel Mitadiel como gerente de Sacyl, valora la coordinación con los hospitales de San Juan de Dios en León y Burgos como «muy positiva y fluida» y destacan que permiten a la Gerencia de Salud «contar con una planificación a medio plazo».

Pliegos a criterio de los gerentes

Cada hospital saca a licitación anualmente pruebas, cirugías comunes y tratamientos como puede ser el de radioterapia. A los «criterios uniformes» para la comunidad se suman otros «subjetivos», según fuentes oficiales de Sacyl, necesarios para una «mayor calidad», garantizando el equilibrio de «la libre concurrencia y las limitaciones presupuestarias».Así, en Segovia y Ávila se invita a licitar a centros de Madrid en unos procesos y en otros no se prima que la atención se preste en la capital segoviana. En algunos casos incorporan el criterio de distancia en kilómetros o tiempo. En Valladolid concurren los tres hospitales privados y en lotes de Salamanca invitan a la Trinidad charra y, a veces, al centro zamorano de Recoletas, con transporte a cargo del último.

El trasvase de actividad de quirófano de los hospitales públicos a estos dos centros causó sorpresa entre profesionales de especialidades en las que se externalizaban de forma «estructural» operaciones sin pico de espera. En el caso de Burgos, el contrato prevé 700 anuales de cataratas. La cifra implicaba un escollo en la formación de médicos mir del HUBU en este tipo de intervenciones que pasaban en bloque al San Juan de Dios. Para acometer estas operaciones con la finalidad de rebajar la lista de espera del Hospital de Burgos, el de San Juan de Dios contrató a un oftalmólogo de la plantilla del HUBU, el doctor Olea Cascón (único que figura hoy en el cuadro médico del centro religioso), que pidió una excedencia en el público. También a un anestesista, el doctor García Carrasco. «Los profesionales sanitarios en excedencia voluntaria son libres de desempeñar su profesión en otras entidades, en este caso, en el centro San Juan de Dios de Burgos», argumentan desde Sacyl.

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El centro concertado destaca la «altísima» valoración del millar de pacientes intervenidos

El gerente delHospital de San Juan de Dios, Juan Francisco Seco Martín, asegura que los mil ciudadanos operados en el centro burgalés transmiten «un grado de satisfacción con el trato, asistencia y calidad percibida altísimo» y que en las encuestas que realizan «el 100% volvería a operarse con nosotros». Seco Martín destaca, en concreto, el área de oftalmología.

«A medida que se van engranado los sistemas de colaboración, que el paciente atendido manifiesta un nivel de satisfacción alto y que somos capaces de operar en un corto espacio de tiempo, nuestra impresión es que el año que viene mejoraremos la ejecución. Vamos a poner todo nuestro empeño en ello», remarca Seco. El gerente cifra en 32 personas el incremento de plantilla en los dos hospitales de la Orden.

Desde la Plataforma por la Sanidad Pública de Burgos exponen que lo lógico es aprovechar las infraestructuras públicas y que el convenio ha generado «incomodidad» en departamentos del HUBU por desviar intervenciones con una espera que se entendía asumible. Pablo Oyágüez, portavoz de esta plataforma argumenta que el alto índice de pacientes que optan por esperar a ser operados en el HUBU ponen de manifiesto el «alto concepto que los ciudadanos tienen de la sanidad pública» y reclama a la Junta que apueste por «invertir en recursos propios». Oyágüez llama la atención sobre cómo puede resultar rentable para la sanidad pública financiar un convenio que conlleva poner al día un hospital para operar, en el que contratan a médicos del HUBU, por lógica con mejores condiciones laborales, y con ese porcentaje de 'rechazos'.

En la práctica supone que especialistas del hospital público piden una excedencia para operar en uno privado a pacientes enviados desde los servicios en los que trabajaban y que esas intervenciones las paga la Junta.

El centro privado aligera la lista de espera del HUBU con un oftalmólogo y un anestesista del hospital público en excedencia

La excedencia del anestesista se sumó a las bajas sin nuevas contrataciones que acumula este servicio, situación de falta de profesionales que ha llegado a afectar, por ejemplo, a la puesta en marcha de la cirugía robótica en el centro público burgalés y obligado a reducir la actividad de quirófanos. Los 43 anestesistas a pleno rendimiento hace dos veranos eran 33 a primeros de julio. Una precariedad arrastrada en el tiempo, porque los intentos de contratar médicos de esta especialidad han sido infructuosos. No encuentran. En época de vacaciones, el HUBU ha funcionado con 20 profesionales. Bajo mínimos.

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Hasta la firma de los convenios vigentes, la Junta había recurrido a estos centros para enviar pacientes que precisaban hospitalización para atención paliativa o de larga duración, particularmente en camas de geriatría. Los de San Juan de Dios son centros de prestigio contrastado en esa prestación sanitaria. En el caso de León, también recibía casos de «agudos» cuando el hospital público no podía alojar a todos los pacientes que ingresaban desde Urgencias.

Sacyl confía en que mejore la aceptación a medida que los pacientes utilicen y conozcan las instalaciones del San Juan de Dios

La entrada en vigor del convenio provocó el primer efecto 'adverso' en mayo, en León, con la entrada en concurso de acreedores de la Clínica Altollano al perder un 30% de la actividad correspondiente a la reducción de la lista de espera quirúrgica y diagnóstica de Sacyl. El centro privado, con 110 trabajadores, ha sobrellevado este periodo de administración concursal sin recurrir a expediente de regulación y confía en sortear el bache. Están en estos momentos en la fase de presentación de propuestas de posibles inversores.

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