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Hasta la bandera. La coincidencia de un San Juan en sábado, con el final de curso de los chavales y una calurosa velada –18 grados se prevén a las 3 de la madrugada– convierten el parque de Las Moreras y la playa en un auténtico ... hervidero, que hace honor a las llamas purificadoras protagonistas de esta cita. Miles de personas -60.000 estima el Ayuntamiento- toman el enclave para celebrar el solsticio de verano en una fiesta que empalma la tarde del día 23 con la mañana del 24.
El panorama fue el de todos los años. La fiesta se iniciaba con los corros de jóvenes refrescando el gaznate en un botellón que se replica a lo largo y ancho de la ribera del Pisuerga, especialmente en los jardines de La Rosaleda, y el clásico olor a fritanga de los puestos, que precocinan las viandas para poder atender el golpe de hambre que llega a medianoche... o de madarugada.
Ya a primera hora, las previsiones no podían ser más halagüeñas. «Hace muy bueno, esperamos trabajar muy bien, estamos preparados para la avalancha», comentaba un animado Manolo, de la churrería Manolo Junior, uno de los puestos incondicionales de todas las citas festivas de la capital y su entorno.
Vestidas de negro y cargadas de folletos, un batallón de jóvenes de la asociación Aclad recorren Las Moreras para intentar convencer a sus contemporáneos de que el alcohol no es la base de la juerga. «Los chavales son muy receptivos y aceptan bien lo que les comentamos», explicaba Carmen Aparicio, coordinadora de este dispositivo de prevención del programa Epsylon. Y es que las advertencias se admiten mejor si llegan de un igual.
Los máximos responsables de la seguridad en la ciudad, encabezados por el concejal Luis Vélez, visitaron a primera hora de la tarde el espacio para revisar la logística de la emergencia y desear suerte a todos los servicios en una noche que suele ser complicada por las intoxicaciones etílicas, las quemaduras, los cortes y las peleas. Entre las novedades de esta edición, el edil destacó la reducción del 40% en la leña amontonada para la hoguera principal con el objetivo de reducir el tiempo de combustión para que el fuego se apague antes y evitar accidentes en una madrugada de excesos.
¿Los consejos? En principio, el básico era el de no consumir, pero conscientes de que es difícil evitarlo trasladan cuatro preceptos a tener en cuenta para combatir males mayores. «Es importante beber con el estómago lleno, intercalar el alcohol con bebidas sin graduación, hidratarse con agua y, sobre todo, no beber rápido, evitar el atracón, además de no provocarse el vómito para que no se produzcan ahogamientos», relataba Aparicio para quien es importante que los más jóvenes sean conscientes de los peligros del abuso en el mismo escenario donde se suele producir. El control del consumo también se desplegó en los supermercados del entorno, donde la Policía vigiló que adultos no compraran botellas a menores de edad, un práctica que está castigada con una multa de 600 euros.
Un dispositivo de 120 personas, entre agentes del cuerpo municipal, personal de Protección Civil y Cruz Roja y Bomberos, se encargan de la seguridad y la atención sanitaria durante la noche, además de una dotación de salvamento acuático por si a alguno cometía la torpeza de jugar con fuego en el río.
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