Migueláñez: el pueblo en el que la capa es orgullo y tradición

Situado a 35 kilómetros de la capital segoviana, Migueláñez es un ejemplo en cuanto a la recuperación de tradiciones. En el calendario festivo aparece como primera cita del año San Blas, que siempre se adelanta al último fin de semana de enero y que está ligado a un importante Encuentro nacional de Capistas.

La cita se volvió a instaurar a principios de los ochenta y se quiso dar realce a esta elegante prenda que antiguamente había en todas las casas. Este encuentro reúne cada año a unas 400 personas no solo procedentes de la provincia, sino de toda Castilla y León, Santander o Madrid. La tradición dicta que todas la capas nuevas deben ser bendecidas y por supuesto, es de rigor acompañar al santo en procesión al que le bailan tanto los propios como los extraños.

Hace una década, aproximadamente, también se volvió a poner en valor la fiesta de Santa Águeda que llevaba más de 40 años sin procesionar. Este es un día en el que muchas mujeres visten sus mejores galas con trajes típicos de la zona, pues no solo las miguelañensas festejan a la patrona de las féminas sino que se suman vecinas de otros pueblos.

También ha vuelto al presente la fiesta de la Santa Cruz de Mayo que aunque con matices diferentes, no ha perdido su esencia. Los más jóvenes del pueblo recorren las calles pidiendo a los vecinos algún producto que por la tarde todos los habitantes degustan en el merendero de Peñamora. Hace años, esos jóvenes recibían dinero, pero a día de hoy solo se aceptan donativos en especie.

A esta fiesta está vinculada la cofradía del Corpus y la Vera Cruz a la que pertenecen unas 300 personas, se podría decir que todo aquel que tiene cierta vinculación con el pueblo independientemente de la edad, por lo que el evento incluye una misa en la ermita del Santo Cristo del Humilladero y una procesión hasta la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.

En Migueláñez el día de San Isidro era, igualmente, de fiesta grande y desde hace tres años se vuelve a subir a la ermita ubicada en el término de Domingo García. En ese enclave, al que el paso de los franceses allá por el año 1808 no le dejó indemne, se celebra la misa y romería; luego se vuelve a Migueláñez con el patrón de los agricultores sin dejar de bailar.

Cada mes de agosto se festeja a Nuestra Señora de la Asunción, «esta es la fiesta grande», momento en el que se programan numerosas actividades para todos los públicos y edades.

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