Medio Ambiente inicia el proyecto de conservación del aguilucho cenizo y otras aves esteparias

El objetivo del proyecto es reducir la mortalidad directa de pollos de aguilucho asociada a las labores de siega y cosecha, trabajos agrícolas que en muchos casos se efectúan antes de que los pollos de estos rapaces se hayan desarrollado completamente y hayan abandonado el nido, especialmente en años secos y con temperaturas primaverales elevadas.

Para ello se ha elaborado un protocolo de trabajo destinado a establecer tanto la metodología de búsqueda y seguimiento de las parejas reproductoras, como las distintas opciones de conservación a desarrollar en función de las características individuales de cada uno de los nidos que lo precisen.

En primer lugar, se deberán localizar los nidos de estas especies a lo largo de los meses de abril, mayo y junio, para, en caso necesario, desarrollar actuaciones de conservación de estos nidos. Estas medidas se fundamentan en el establecimiento de acuerdos voluntarios de custodia con los agricultores, orientados al retraso de la cosecha de siete a quince días, al establecimiento de rodales sin segar en torno a los nidos o mediante el establecimiento de cercones de protección de los nidos ante depredadores terrestres.

En aquellos nidos que lo precisen por extrema vulnerabilidad, los huevos o pollos serán trasladados a los Centros de Recuperación de Animales Silvestres de Castilla y León hasta su completo desarrollo, tras lo que serán liberados en la zona donde fueron retirados.

Además de localizar los nidos, los equipos de trabajo establecerán también relaciones directas con los agricultores y conductores de cosechadoras, informándoles de la situación de la especie y cómo actuar en caso de detectar un nido durante sus trabajos habituales, con el fin de incrementar la supervivencia de los pollos.

En los trabajos participan activamente los agentes medioambientales y celadores de medio ambiente de todas las comarcas incluidas en el proyecto, tanto en la búsqueda de nidos, como en las intervenciones de conservación a desarrollar, ampliándolas a aquellos nidos altamente vulnerables o en situación de riesgo que sean detectados fuera de estas zonas seleccionadas durante sus trabajos habituales de vigilancia y seguimiento de biodiversidad.

Asimismo, se llevarán a cabo distintos trabajos de coordinación con las entidades conservacionistas que desarrollan campañas de conservación de los aguiluchos a escala loca con el objetivo de agilizar y apoyar las acciones de conservación directa de nidos.

El aguilucho cenizo es una rapaz migradora de mediano tamaño que pasa el invierno en los grandes pastizales y sabanas del África subsahariana y viaja a Europa para reproducirse durante la primavera y el verano. En Castilla y León está presente entre los meses de abril y septiembre en las grandes extensiones de cultivos herbáceos de secano de los páramos y campiñas de la Meseta, así como algunas zonas de pastizales y brezales de las montañas, instalando sus nidos de forma muy frecuente en los cultivos de cereal.

La especie se encuentra en un estado de conservación desfavorable, con importantes descensos poblacionales, cifrados en un 23 o 27 por ciento en el conjunto de España entre 2006 y 2017 y en un 57 por ciento para el conjunto de Castilla y León entre 2002 y 2021, motivo por lo que su situación de la especie está clasificada como vulnerable en el Catálogo Español de Especies Amenazadas.

La principal amenaza para la especie en las zonas en las que se reproduce en cultivos cerealistas es que la cosecha del cereal se ha adelantado a lo largo de las últimas décadas, por lo que se produce con anterioridad al vuelo de la mayor parte de los pollos, provocando una alta mortalidad de los mismos. A ello se suma se suma el incremento de la superficie de cereal aprovechada mediante siega en verde durante el mes de mayo, que afecta principalmente a nidos aún con huevos o incluso a hembras incubando.

Además, también se ha producido una pérdida progresiva de hábitat disponible, especialmente de su calidad, motivada por la sustitución de los cultivos de cereal de secano por otros de menor interés para estas especies, como el girasol o la colza, la sustitución de cultivos herbáceos por cultivos leñosos o pérdida de linderos, eriales, pastizales y barbechos con gestión poco intensivas.