Médicos Sin Fronteras alerta en Valladolid de un incremento en el «rechazo hacia el migrante»

Así lo ha señalado en la mañana de este viernes la delegada de la organización en Castilla y León, Raquel González, que ha presentado la Memoria de la ONG en la capital vallisoletana al mismo tiempo que ha querido «agradecer» el apoyo que en la comunidad prestan los más de 31.000 socios y colaboradores, una de las autonomías «más comprometidas» con la solidaridad, según ha subrayado.

Así, ha mostrado su «preocupación» por el «temor infundado» que existe contra el «migrante», con un discurso de «rechazo» que hace una década «era impensable», ha remarcado. De hecho, ha calificado 2017 como el año de la «criminalización de la solidaridad», ya que se trata de una situación que se prolonga este año, tal y como «se ha visto» en las operaciones de búsqueda y rescate en el Mediterráneo central.

En este sentido, ha avanzado que solo durante el año pasado murieron 3.116 personas en el Mediterráneo, intentando alcanzar la costa europea y en lo que llevamos de 2018 ya han perdido la vida más de 1.700. «En 2017 había entre siete y ocho organizaciones que realizaban este labor humanitaria y este año solo está nuestro barco, el Aquarius, que se encuentra varado por las presiones de Italia», ha lamentado.

En cuanto a la labor de la organización durante 2017, González ha asegurado que el ejercicio estuvo principalmente marcado por la huida de millones de personas de las zonas de guerra (se estima en más de 400 los conflictos activos en el mundo), así como por la violencia indiscriminada hacia la población civil, o por epidemias como de cólera.

«La violencia se agravó en muchos lugares y se cronificó en tantos otros», ha explicado para poner como ejemplo lo sucedido en Myanmar, donde en agosto de 2017 se inició uno de los éxodos «más graves» de los últimos años. «Más de 600.000 rohingyas huyeron de una feroz campaña militar para refugiarse en Bangladesh, donde llegaron aterrados y sin nada en sus manos, tras perder a parte de sus familias y sus casas», puntualiza.

En 2017, MSF-España estuvo presente en 25 países, y el 40% del presupuesto se destinó a las emergencias. «La cronicidad de las guerras es un fenómeno global, al igual que la falta de capacidad y voluntad para resolver los conflictos antiguos y nuevos», ha continuado para sentenciar que la muerte y el sufrimiento de las personas «ya no mueven conciencias».

Por ello, la organización reafirma su apuesta por centrar las operaciones en las víctimas de la violencia, al tiempo que han aumentado su presencia en países que están en permanente conflicto. «El número de refugiados y desplazados debido a la violencia aumenta por quinto año consecutivo, según datos de la ONU, superando los 68 millones de personas», ha aclarado.

En la memoria, MSF España recoge también el trabajo que realiza para asistir a víctimas de otros tipos de violencia, como la que afecta a poblaciones que viven en las periferias de las grandes urbes, a aquellas que utilizan rutas migratorias y a las que viven en áreas controladas de facto por organizaciones criminales. Sus necesidades médico-humanitarias han empujado a la organización a apoyar estas personas cuya vida está igualmente «marcada por el sufrimiento».

Unas cifras que, ha insistido, «se quedan cortas» a la hora de expresar el «sufrimiento» que la organización médico-humanitaria ha intentado «aliviar» y la lucha que emprenden día tras día millones de personas para «lograr su supervivencia y la de los suyos».

Asimismo, Raquel González ha estado acompañada en la presentación de la memoria por uno de los trece trabajadores que la organización, a los que denominan 'expatriados', tiene en Castilla y León. Se trata del ingeniero José Luis Vázque Raba, que aunque es natural de Cantabria, lleva más de 20 años como empleado de Renault en Valladolid.

Vázquez Raba ha participado en numerosos proyectos en diferentes países. Su última misión, de la que volvió en septiembre de este año ha sido en Etiopía también, en la región de Oromía, donde, debido a un conflicto entra diferente grupos, se generó un desplazamiento masivo de población, que alcanzó los 800.000 desplazados internos, ha explicado.

En 2017, los equipos de MSF-España llevaron a cabo 2.041.556 consultas externas, hospitalizaron a 164.759 pacientes, atendieron 41.518 partos, ofreciendo 163.621 consultas prenatales y 44.705 consultas posnatales, y realizaron 71.423 consultas individuales de salud mental. En la prevención y tratamiento de enfermedades, destaca el alto número de casos de malaria, 331.089, o los 56.391 menores de cinco años afectados por desnutrición severa. Además, realizaron 611.468 vacunaciones contra el sarampión y 156.608 vacunaciones contra la meningitis. Más de 38.000 enfermos de cólera fueron tratados.

El balance financiero arroja un gasto de 197 millones de euros en 2017, donde los fondos destinados a las operaciones en terreno aumentaron en un 7% con respecto al año anterior. Para ello, cuentan con un total de 5.945 trabajadores en terreno (el 92% personal nacional) y 536 personas en sede. De todos ellos, trece viven o han nacido en Castilla y León.

En 2017, los ingresos de la organización procedieron en un 99% de fuentes privadas (socios, donantes privados, empresas, herencias y fondos propios de MSF), lo que garantiza «mantener la independencia de nuestra acción médico-humanitaria». El total de ingresos en 2017 se sitúa en más de 182 millones de euros.

En cuanto a la distribución del gasto según el tipo de misión, el 60% estuvo destinado a los proyectos relacionados con la atención a las víctimas de conflictos armados, en contextos como Yemen, República Democrática del Congo, Nigeria, Sudán del Sur o República Centroafricana.