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Mañueco, tras tomar posesión como presidente de Castilla y León. A. Mingueza

Mañueco tiende puentes para rebajar la tensión con el Gobierno y entre PP y Vox

El presidente de la Junta promete «moderación, trabajo y diálogo» en un discurso más emocional que concreto

Antonio G. Encinas

Valladolid

Martes, 19 de abril 2022, 15:37

Moderación, trabajo, diálogo. Alfonso Fernández Mañueco se refugió en el discurso de mano tendida en una jornada bajo el foco nacional. La ministra de Educación, Pilar Alegría, acababa de defender el Estado de las autonomías y el proyecto europeo, andanadas a la estructura programática del ... socio de Gobierno del PP, Vox. Juan García-Gallardo, que este miércoles prometerá el cargo de vicepresidente de la Junta, no aplaudió la intervención de la ministra. Santiago Abascal había dejado clara la ausencia de Alberto Núñez Feijóo al decir que no había «un lugar más importante» que el hemiciclo de las Cortes para pasar la mañana del martes, y Cuca Gamarra, número 2 del PP, advirtió de que ella sí estaba, lo que equivale a decir que el PP estaba.

A Mañueco le tocó el turno, por tanto, de rebajar fricciones con todos. Con la ministra, y por tanto el Gobierno, cuando garantizó que su Ejecutivo «siempre será leal con el Gobierno de España. En todo aquello que sea beneficioso para nuestra nación y para garantizar la integridad de España, a la par que seremos exigentes en la defensa de los intereses de nuestra tierra». Y con su nuevo socio, con su agradecimiento a su compañero de equipo Juan García-Gallardo. «Vamos a compartir responsabilidades de Gobierno en los próximos años para trabajar por Castilla y León».

«Afirmo mi voluntad de ser el presidente de todos, sin distinción de opiniones ni ideologías», comenzó su discurso el ya presidente de la Junta de Castilla y León. «Ofrezco moderación, diálogo, tolerancia, integración y espíritu abierto y constructivo que permita crecer con diversidad de opiniones y debate público», fue el colofón, antes de concluir con un reto: «Ahora que toda España observa a Castilla y León, la vamos a poner de moda». Y Santiago Abascal, líder de Vox, coincidió. «Los españoles están muy atentos a nuestros aciertos y nuestros errores».

La observación viene del pacto iniciático, de ese dueto PP-Vox que muchos anticipan como el futuro en comunidades, ayuntamientos y Gobierno de España. Miembros del partido de Santiago Abascal lucían satisfechos por lo que consideran el paso decisivo para confirmarse como alternativa. Una satisfacción inquieta, porque ya piensan en Andalucía. Mañueco, en este lance, evitó disquisiciones polémicas. Ya hubo un debate de investidura para poder fijar el programa de Gobierno. En lugar de eso se apoyó en el trabajo como fórmula, sin más concreciones. En describir la Castilla y León que quiere. «Una Castilla y León consciente de que los derechos sociales conseguidos con tanto esfuerzo se tienen que defender cada día», dijo por ejemplo. O «una Castilla y León en la que la igualdad de oportunidades no se entienda como una equiparación a la baja, sino que cada uno labre su destino con su propio esfuerzo». Y una Castilla y León, añadió, que confíe en sus «mujeres, que avanzan para ocupar el protagonismo que merecen».

Estaba sentado en el hemiciclo, en segunda fila, Javier Maroto, senador vitoriano por designación autonómica empadronado en Sotosalbos, el Javier Maroto que rebajó Castilla y León a ocho provincias la última vez que pisó el edifico de las Cortes, pero no muchos de los procuradores socialistas, ni los de UPL, ni los de Soria ¡Ya! El presidente de las Cortes, Carlos Pollán (Vox) estimó que este acto no era parlamentario, lo que quiere decir que el procurador no liberado que quiera acudir tiene que pedir el día en el trabajo y no cobrar dieta para acudir a aplaudir la coronación del rival.

Vino post-juramento

Vox, mientras Mañueco trata de moderar el discurso y aplacar polémicas, sigue a lo suyo. Alardearon de haber ahorrado diez mil euros al anular, por ejemplo, el vino post-juramento. «No lo hubo en 2019. Ni en 2015», decían fuentes del PSOE. Ni en alguna ocasión anterior.

El presidente de la Junta tiene ya claros los argumentos que se va a encontrar enfrente. Los pronunció la ministra Pilar Alegría y los secundó Luis Tudanca, líder del PSOE. «Fruto de la Constitución vivimos en uno de los estados más descentralizados del mudo, formulada en el Estado de las autonomías, que ha sido la mejor solución al fracaso histórico del centralismo en España a la hora de gestionar los servicios públicos. El Estado de las autonomías hizo posible el pacto constitucional que ha asegurado nuestra libertad y nuestra democracia desde hace medio siglo», aseveró la ministra de Educación. «Hoy [el señor Mañueco] ha defendido el Estado autonómico pero va a hacer presidente a aquellos que quieren hacer desaparecer el Estado autonómico, que es tanto como decir que quieren hacer desaparecer el estado del bienestar».

«Voy a poner todo mi trabajo, mis conocimientos y mi voluntad para conseguir esa Castilla y León que ambiciono y que les he explicado», rubricó Mañueco. «No se puede conseguir solo», dijo antes de pedir su colaboración al resto de partidos, al Gobierno central y a los ciudadanos. En el día a día le acompañarán sus consejeros. Siete del PP y tres de Vox, además de un vicepresidente de Vox. Esa es la segunda parte. Hoy martes los nombrará y mañana tomarán posesión. El jueves celebrarán el primer Consejo de Gobierno. Será el momento en que el Gobierno PP-Vox comience a andar.

Un ángel de la guarda

Alfonso Fenrández Mañueco se interrumpió al referirse a su esposa y a sus hijas. Un momento de emoción por el que se disculpó, entre la ovación del hemiciclo, antes de continuar. «Os pido que renovéis vuestra paciencia y comprensión conmigo», les dijo. Y entonces, mientras se llevaba la mano al bolsillo, agradeció «ese último detalle» que le compraron para que le acompañara, «un ángel de la guarda».

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