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Pues sí. Ahora que parece que nos hemos olvidado del mediático caso de la ladrona de cremas, irrumpe en las páginas del periódico otro pequeño robo que podría pasar de puntillas por la actualidad de la ciudad, pero que cobra especial relevancia por el ... plumaje de la protagonista de la historia.
Una llamada de una vecina alertó al periódico del suceso. «Han robado los huevos del nido de cisne del Parque Isla Dos Aguas», aseguraba una de las personas que alimenta a diario a los animales del parque. Los visones que se dejaban ver años atrás por la ribera del Carrión parecían los primeros sospechosos, pero la propia alertante echó abajo esta primera hipótesis. «Hay más de cincuenta patitos en el parque y eso es un indicador de que no hay visones. Si este depredador viviera allí, hubiese acabado con los animales más pequeños», apuntaba.
Una vez que se descartó la primera sospecha, la siguiente cuestión estaba clara. ¿Si no han sido los visones, quién ha podido robar los huevos? Esa pregunta sería sencilla de responder si hubiera una cámara de vigilancia apuntando al nido las 24 horas del día, pero estos aparatos –que abundan en las tiendas de cremas en busca de 'descuidos'– no se suelen instalar en los parques, donde los únicos que vigilan son un grupo de vecinos amantes de los cisnes que llevan años alimentando a estas aves y velando por su seguridad.
Senaida Julián es una de esas personas que cuida de las aves en Isla Dos Aguas y cree que alguno de los jóvenes que suelen hacer botellón en la zona pudieron coger los huevos. «Desaparecieron en la noche del sábado –el pasado 14 de abril–. Yo estuve en el parque ese día hasta las 20:30 horas, pero cuando me fui algo me dio mala espina. Por allí había dos chavales 'medio raritos' y cuando volví el domingo a las 10:00 no había ni un huevo», recuerda Senaida.
Los hechos que relata esta vecina fueron todo un drama para el grupo de personas que cuida a los cisnes. «Los huevos tenían que convertirse en explosivos y que les explotaran en las manos», escribía hace unos días una de estas personas en el grupo de Facebook en el que comparten sus vivencias con las aves del parque. Pero esa sed de venganza propia del humano contrasta directamente con la forma de afrontar las adversidades de otras especies, y es que la madre cisne, lejos de querer matar a picotazos a las personas que se acercan a su nido tras lo ocurrido, lo que ha hecho es reponerse y poner unos nuevos huevos que ahora mismo está incubando allí, en el mismo lugar en el que alguien a punto estuvo de privarle del privilegio de ser madre.
Un ladrón de huevos anda suelto por Palencia y no hay ninguna grabación para inculpar a un sospechoso. No obstante, la naturaleza ha encontrado un plan perfecto para arreglar el problema sin necesidad de lapidar a nadie. Y es que, los animales podrán ser menos sofisticados que nosotros, van por la calle como Dios les trajo al mundo y no necesitan cremas –compradas o robadas– para parecer más hermosos, pero su mundo parece, en muchas ocasiones, más humano que el nuestro.
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