El hemiciclo de las Cortes, en una imagen de archivo.

La Junta cuenta desde 2009 con una guía para evitar el lenguaje sexista en sus documentos

El manual fue pionero para pulir la redacción de textos oficiales y promover que las mujeres se sientan representadas en esos escritos

Susana Escribano

Valladolid

Domingo, 17 de abril 2022, 11:09

La Junta de Castilla y León cuenta desde 2009 con un manual para combatir el lenguaje sexista en los escritos y formularios que salen de la Administración autonómica. «La cuestión es –dijo Alicia– si las palabras pueden significar tantas cosas diferentes. La cuestión es –dijo ... Humpty Dumpty– quién es el que manda. Eso es todo». La cita, de 'Alicia a través del Espejo' de Lewis Carroll introduce la guía que se puede consultar en la página web de la Junta y que fue una de las iniciativas pioneras para pulir los documentos que facturan los funcionarios autonómicos de términos masculinizados.

Publicidad

Es un documento con solera. Lo firma Ana Bérchez de la Peña en marzo de 2009 y la introducción corre a cargo de Alicia García, que era entonces directora de la Mujer de la Junta. Luego ascendió a consejera de Familia e Igualdad y dirigió también la Consejería de Cultura y Turismo. Hoy es diputada del PP por Ávila. El objetivo del manual: resolver de forma «clara» las «dudas y controversias» en la redacción de textos con los que «el conjunto de la ciudadanía, y en concreto cualquier mujer sea capaz de sentirse representada», defendía Alicia García.

Ahí estaban los formularios, las resoluciones, las reclamaciones, subvenciones y contratos. «Todavía existen casos que no utilizan el femenino cuando corresponde. En estos documentos encontramos que a pesar de ir dirigidos a toda la población, las referencias aparecen con carácter prácticamente sistemático en masculino: el solicitante, el que suscribe, el arrendatario…», reflejaba la guía. Perseguía acabar con las asociaciones verbales que indicaban sumisión o dependencia, la ausencia de profesiones en femenino o una jerarquía que ponía siempre al varón por delante cuando se mencionaban los dos sexos.

Y para ello planteaba alternativas. Consideraba una opción sexista utilizar 'los castellanos y leoneses' y planteaba como expresión no sexista 'la población castellano y leonesa'; o defendía usar 'comunidad escolar' en vez de 'los profesores y alumnos' y 'personal médico y de enfermería' en lugar de 'médicos y enfermeras'; o evitar 'los solicitantes deberán' y elegir 'quienes solicitan deberán'; o sustituir 'jefe de servicio' o 'el presidente' por 'jefatura de servicio' y 'la presidencia' o 'quien ejerza la presidencia. En el caso de titulaciones exigidas, por ejemplo, para inscribirse en una oposición, en lugar de 'licenciado en Derecho o ingeniero industrial' optar por 'licenciatura en Derecho o en Ingeniería Industrial'; o evitar tratamientos 'asimétricos' acabando con el 'señorita', puesto que en el caso de los varones se usa 'señor' con independencia de su estado civil.

Cambios en el lenguaje administrativo que ayudaban a «dar visibilidad» al «50% de la población» bajo la premisa de que «la diferencia sexual está ya dada en el mundo, no es el lenguaje quien la crea. Lo que debe hacer el lenguaje es, simplemente, nombrarla, puesto que existe».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad