Los aficionados que acudan a una sala de bingo podrán jugar utilizando soportes electrónicos conjuntamente con cartones físicos. Así se contempla en la orden publicada recientemente por la Consejería de la Presidencia, por la que se habilita la variante de bingo electrónico de sala y ... se aprueba su funcionamiento en Castilla y León.
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Si en 2008 se reguló la modalidad de bingo electrónico –interconexión entre las salas de la región con las de otras comunidades a partir de la gestión de una central operativa conjunta–, ahora se extiende la práctica de manera individualizada a cada uno de los locales amparándose en «la necesidad de nuevas ofertas comerciales de este juego, pero sin perder la vieja esencia». se reseña en la orden de Presidencia.
En la normativa se establece que los jugadores podrán adquirir el contenido de los cartones a través de unidades informáticas, y en el caso de que una partida se juegue exclusivamente con los números en soporte virtual, la obtención de un premio será detectada automáticamente por el sistema técnico sin necesidad de intervención alguna del jugador, siendo comunicada mediante las pantallas informativas y el sistema de megafonía del recinto.
La nueva modalidad, practicada ya en otras regiones, atiende una demanda del sector, según Jesús Serrano, secretario de la Asociación de empresas de juego de Castilla y León (Asecal). «El bingo es un juego social y con la introducción de tabletas se busca compatibilizar un público más joven con el tradicional, con una edad media superior a los 50 años».
Por impuestos y tasas de juego se recaudaron el año pasado en Castilla y León 72,3 millones de euros, generados por casinos, máquinas de hostelería, salones de juegos, casas de apuestas y bingos. De esta última especialidad operan veinte salas en las que el año pasado se recaudó 7,8 millones de euros, una cifra en consonancia con la media de los últimos ocho ejercicios, según la Consejería de Presidencia.
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La tasa que grava el bingo es del 20% y el cartón se puede vender a 1, 2, 3 o 6 euros, en función del desarrollo de las partidas y la afluencia de público. «Esta regulación introduce la posibilidad de que en lugar de tachar los números desde un cartón se puedan utilizar tabletas. El bingo electrónico de sala se juega con gente que está en el mismo recinto y la ves fisicamente», resume Máximo López, director de Relaciones Institucionales de la Consejería de Presidencia.
El juego presencial está regulado por las comunidades autónomas, que también asumen su gestión tributaria. De los 72,3 millones obtenidos en tasas e impuestos por juegos de azar presenciales el año pasado en la región, el 65% procede de la recaudación de las máquinas recreativas de hostelería y casinos. En el noroeste peninsular se concentra la mayor cantidad de máquinas tragaperras (13.242 en Castilla y León), una cifra en consonancia con la mayor cantidad de pueblos y por tanto, de bares que cuentan con alguna. Por cada una de ellas la hacienda regional recauda 3.600 euros al año.
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Con una proporción similar de hombres y mujeres, el bingo cuenta con veinte salas en la Comunidad. Valladolid y Burgos están a la cabeza con cinco y cuatro locales respectivamente, seguidas de León con tres;Palencia y Salamanca con dos cada una, en tanto que Ávila, Segovia, Soria y Zamora disponen de un único local.
Según el Anuario del Juego en España, el 8,9% de los participantes en una encuesta recordaba haber visitado algún bingo durante el último año, con una media de visitas de 3,3 veces al mes. Con el sector abriendo paulatinamente sus puertas y adaptándose a las medidas sanitarias, Jesús Serrano pide a la Junta de Castilla y León que «tenga en cuenta este periodo de suspensión en el que no hemos tenido actividad alguna y resulta contraproducente que las máquinas recreativas se vean gravadas con tasas fijas».
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Desde la Federación Castellanoleonesa de Jugadores de Azar Rehabilitados, su presidente, Ángel Aranzana, lamenta que no se haya contado con ellos en la modificación de la normativa. «Es un llamamiento a que la gente se enganche a un juego que estaba decayendo. Esperamos que la Junta convoque a colectivos sociales, sindicatos, administraciones y operadores de juego para cambiar la Ley de Juego de 1998. No pedimos que cierren ni que supriman los locales, sino que haya una regulación con controles más rigurosos».
Recuerda Aranzana que gracias a las campañas de prevención ha bajado considerablemente la cifra de personas que acuden a Ajupareva por problemas de adicción con el bingo presencial, si bien alerta del riesgo creciente del juego 'on line' y las apuestas deportivas. «Este año hemos tenido 34 ingresos y en Ajupareva hay 231 familias en tratamiento. Cualquier afectado ha de saber que estamos aquí para ayudarles».
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