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A José Ángel Contreras le pilló en la frontera con Francia, y disfrutando del periodo vacacional, su designación como uno de los dos observadores externos que vigilarán la investigación interna que la Universidad Rey Juan Carlos de Móstoles ha iniciado sobre el controvertido máster de ... la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes. En una entrecortada conversación con El Norte, consecuencia de los problemas de cobertura, no se declaraba sorprendido puesto que desde hace un año y medio forma parte del grupo de inspecciones de servicio de la Conferencia de Rectores (CRUE) que se dedican a analizar las infracciones cometidas en el ámbito universitario. Es miembro de la comisión permanente de ese grupo. «La presidencia de la CRUE ha considerado conveniente intervenir. No suele ser habitual -reconoce- pero sí que es una competencia que tenemos en el servicio de inspectores». Aun así, no lo considera un asunto trascendente, a pesar de que la protagonista de la polémica sea la presidenta madrileña y explica que lo que les ha propuesto la CRUE «ha sido una colaboración entre servicios de inspección por el caso que nos ocupa y actuar de observador para garantizar que todo se está llevando a cabo correctamente (el proceso). Sé que ha levantado revuelo pero en principio nuestra labor va a ser esa. No va más allá, por ahora».
Es la primera vez que Contreras participa en una observación así, entre otras cosas porque como él mismo asegura «no suelen cometerse infracciones relacionadas con la recepción de un título. Este caso concretamente es un tanto raro»- pero descarta cualquier tipo de prejuicio previo y señala por encima de todo la «objetividad e imparcialidad» con la que llevarán a cabo su trabajo. «Es una actividad de un servicio de inspección y es tan simple como investigar si ha habido algún tipo de infracción. No tiene nada que ver con el título».
Todavía no se ha puesto en contacto con la universidad madrileña y no tiene pensado hacerlo hasta la semana que viene. De hecho, aún no sabe en qué situación está el expediente aunque reconoce que tiene información por lo que se ha publicado en los medios de comunicación. Aún así, se declara «imparcial y descontaminado porque no se puede hacer caso a todo lo que se dice. Intentaremos ser objetivos y aplicaremos todo lo que conlleva la figura de un inspector».
José Ángel Contreras
El funcionario de la Universidad de Burgos no se considera ajeno a la polémica suscitada en torno al caso de Cifuentes pero insiste en que «la gente tiene que entender que es una labor de supervisión y de observación» y de hecho, ni él ni su compañera de investigación, la profesora de la Universidad de Murcia, Carmen Ruiz, serán quienes tomen ninguna decisión sobre el máster de la presidenta. «Solo velaremos por que se cumpla el principio de legalidad, en el sentido de que todas las fases se hayan llevado a cabo correctamente». Al final, quien tendrá que decidir será el rector de la Universidad Rey Juan Carlos, previa consulta de una propuesta que elaboren los dos observadores pero que no tendrá carácter vinculante.
De momento, lo primero que hará será disfrutar de esta semana de vacaciones y a partir del próximo lunes se pondrá en contacto con la Universidad. A partir de entonces, se aplicarán los principios básicos de lo que llaman «información reservada» y que consiste en ver si se han seguido todos los trámites estipulados en los protocolos «y fundamentalmente hay que ver que el proceso se realiza correctamente. Las fases son las que se tienen que respetar. Es lo que procede», explica. No obstante, prefiere no adelantar nada hasta que no lea el expediente de Cristina Cifuentes y a partir de entonces, teniendo en cuenta la fama que le precede, tampoco compartirá mucha información. «Es muy serio, muy estricto y solo se dirige a la persona o personas a las que se tiene que dirigir», dice sobre él un exalto cargo de la Universidad de Burgos con el que compartió tareas hace pocos años. «Trabaja en un servicio muy delicado y se caracteriza por la prudencia», puntualiza ese mismo alto cargo que considera a Contreras como una persona idónea para el puesto, aunque, ironiza después, «algún día le pediré que nos tomemos un café y me explique exactamente qué fue lo que tuvo que hacer en este caso».
En su día a día, Contreras se dedica a investigar los «muchos tipos de infracciones» que se recogen en el Estatuto Básico del Empleado Público, en el que se establece el elenco de irregularidades que puede protagonizar este colectivo. «Si algún profesor, alumno o PAS (personal de administración) es protagonista de un expediente de irregularidad, lo que hacemos es investigarlo». Se refiere, por ejemplo, a una mala aplicación de la guía docente universitaria por parte de un profesor, explica, pero casos como el de Cristina Cifuentes, insiste, es la primera vez. «Este concretamente es bastante raro», finaliza.
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