Secciones
Servicios
Destacamos
He aquí un periodista británico, Giles Tremlett, que vive a caballo entre Madrid y la abulense Candeleda, y que ha hecho de la investigación sobre la historia de España el centro de su vida. Escritor e hispanista, su obra más reciente, 'Isabel la Católica, ... la primera gran reina de Europa' (Ed. Debate), se ha unido como éxito mundial de ventas a sus dos antecesoras, 'España ante sus fantasmas' y 'Catalina de Aragón', convirtiendo a este corresponsal de prensa – ha trabajado para 'The Times', 'The Guardian' y 'The Economist'– en referencia para que los españoles, en general, y los castellanos y leoneses, en particular, conozcan de dónde vienen y quiénes son. Giles Tremlett llegó en 1991 a España para cubrir el desarrollo de la Barcelona olímpica y se quedó a vivir para siempre.
–Cuando un compañero de la redacción se enteró de que iba a entrevistarle, exclamó: «¡Qué manía los británicos con explicarnos a los españoles nuestra propia historia!»
–¡Y qué manía los españoles con buscar la verdad histórica en los extranjeros y no en sus propios historiadores!
–Eso se llama dar la vuelta a la tortilla.
–No obligo a nadie a leer mi libro. Lo que habría que preguntarse es por qué desconfían los españoles de sus propios historiadores, por qué les gusta tanto la visión de fuera.
–¿Usted cree que es así?
–Sí y lo noto.
–¿En qué?
–En que los hispanistas existen como fenómeno. No hay muchos alemanistas o italianistas. Aunque creo que estamos en camino de extinción porque los españoles empiezan a confiar más es sus propios historiadores.
–¿De dónde le vino a usted la atracción por Isabel de Castilla?
–Primero, por que mi proyecto profesional de vida es entender España. Y, segundo, porque escribí un libro sobre su hija, Catalina de Aragón, que es la española más importante en la historia del Reino Unido, y para entenderla a ella había que entender a su madre.
–Los caballeros de la Hispanidad de Medina del Campo dicen de Isabel que es «primera en la tierra, segunda en el cielo». ¿Exageran?
–Se exagera mucho. Se llama la Católica por razones políticas, porque al Papa en un momento dado le convenía premiar a los Reyes Católicos. Un Papa nombró a Enrique VIII de Inglaterra comendador de los fieles. Isabel es católica porque apoyó al Papa en sus ambiciones políticas, no en las espirituales. Y tampoco era tan pía ella en su vida diaria. Ella es quien hace una limpieza religiosa étnica para lograr eso. Y esto sí que es un cambio importante en las tradiciones de Castilla. Castilla siempre había tenido su población de judíos, su población de mudéjares y su población de conversos. Volverse en contra de esos tres grupos para mí es casi una revolución en lo que era el estilo de reinar de los monarcas de Castilla. Por tanto, es un cambiazo en la historia de Castilla.
–Para ser «segunda en el cielo», no parece que la Iglesia esté correspondiendo: no mueve el expediente de beatificación, que lleva años en un cajón del Vaticano...
–Es que ahí pasamos a cómo se le ve hoy en día. Y es muy complicado...
–¿Qué lo complica?
–Muchas cosas. Uno, la historia del colonialismo en el mundo, de los imperios y los pueblos colonizados. Y segundo, la visión que se tuvo de Isabel en tiempos del franquismo ha hecho que las opiniones sobre ella sean extremas, de un lado y otro.
–Lo que dicho en terminología de calle significa...
–Que hay mucha gente de izquierdas que no saben nada de ella, pero no le aguantan porque es un símbolo del franquismo, y que hay mucha gente de derechas que creen que es una santa por ser precisamente símbolo franquista o de la derecha.
–Motivos encontrarán éstos...
–¡Claro! Ahí están sus flechas en el escudo de Franco.
–Usted asegura que Isabel fue «la mujer más poderosa que hubiese visto Europa desde a época romana».
–Es que es así. Uno está obligado a hacerse la pregunta de cómo es que en ese momento de la historia de Castilla pudo surgir un personaje así. ¿Es ella? ¿Es Castilla? ¿Es la combinación de las dos cosas? ¿Cómo es que en Castilla en ese momento se rompe una situación casi global, en el sentido de dentro de la cristiandad, de permitir a una mujer no solo llegar al poder sino ejercer el poder. Esa es la pregunta más difícil y más interesante.
–¿Y qué respuesta tiene?
–Son dos cosas. Principalmente, para mí, es ella, su personalidad, que se consigue imponer. Y por otra, es él, Fernando, que acepta una situación que para muchos era imposible: esa relación de igualdad en el poder. Y es muy inteligente, porque magnifica el poder de Aragón y ve que ella es igual de capaz que él a la hora de ejercer el poder. Y como la presencia del monarca era muy importante entonces, tener el poder les permitía duplicar el trabajo. La clave más absoluta fue fiarse el uno del otro.
–Ella quiso controlar su matrimonio, decidir con quién se casaba.
–Eso fue clave, también. Ya cuando la farsa de Ávila, su condición para irse con su hermano Alfonso fue la de fijar un veto sobre su matrimonio. La identidad de la mujer por entonces era por matrimonio, su poder venía por su marido. Eso de poner veto sobre su matrimonio fue muy inteligente por parte de Isabel, además muy joven, 14 o 15 años.
–Dice usted que fue «la inventora del más aterrador invento, la Inquisición» y que ella «no tenía el menor reparo en usar la violencia; detrás de cada golpe, la mano de Dios». ¡Tela!
–El poder también es ejercer la violencia o tener la capacidad de ejercerla. Eso lo tienen todos los poderosos. Incluso hoy en día se ve: quien manda en el Gobierno manda en la Policía, en el Ejército... Y hay cárceles... Isabel entendió que había un elemento de violencia en el poder y que era muy importante entender esto y luego decidir cómo iba a usar esa violencia. Ella, la verdad, es que fue bastante inclemente. Si no hubiera sido mujer, ni nos estaríamos haciendo esta pregunta.
–Dicho así, suena fuerte.
–Sí. La violencia ejercida por la mujer resulta a ojos de los demás mucho más violenta que la ejercida por el hombre. Simplemente, porque no se espera que sea violenta. Pero Isabel entendió perfectamente qué era reinar, mandar y ejercer el poder, y fue consecuente con ello. De hecho, lo hizo bastante mejor que su padre y su medio hermano Enrique.
–En ese lado oscuro de Isabel, ¿la expulsión entonces de los judíos sería para personajes de hoy, como Salvini o Trump, un ejemplo 'edificante' de sus políticas antinmigratorias?
–Uuffff... Espero que no. ¡Estamos en el siglo XXI! Todo es muy distinto. Lo que sí es cierto es que el ciudadano es en aquel entonces cristiano. El judío y el musulmán eran grupos tolerados. Que no es lo mismo. Dependían del monarca. «Son mis judíos», dice Isabel. En ese sentido, históricamente ella tenía el derecho sobre ellos de expulsar. O tolerar. A nivel jurídico no estaba expulsando ciudadanos, sino que estaba expulsando un grupo tolerado durante cierto tiempo, siempre a criterio del monarca de turno. La diferencia es que otros toleraban y ella no. Y con los conversos, peor en ese sentido, porque ella es la que creía contra toda evidencia lo que los demás reyes no habían creído porque habían mandado a los obispos a estudiar si de verdad los conversos eran criptojudíos o no. Cada informe que les llegaba decía que no lo eran. Entiendo que sobre ella había una influencia tremenda de Torquemada y los dominicos, que le convencieron. Pero he de decir que era el momento previo en el que ella en vez de seguir la línea dura de Torquemada siguió la más blanda de Hernando de Talavera que lo que dijo fue: 'Si son malos cristianos, la culpa la tendremos nosotros que no les hemos enseñado bien'. La Inquisición luego se perpetuó por su propio camino, encontró criptojudíos donde no existían y creció como una bola de nieve: para salvarte el pellejo era mejor decir en principio sí, y sufrir un poco, que decir no y sufrir mucho.
–Dios, su marido y su país. Por ese orden, detalla usted las pasiones de Isabel. En pleno sigo XXI, abocarían al fracaso a cualquier proyecto político que quisiese montar alguien ahora, ¿no?
–Dios está en la democracia cristiana por definición. País está en los proyectos de Podemos, por ejemplo. Lo de marido, jejeje... Pero yo diría que son temas eternos, no desaparecen a lo largo de la historia.
–Hablando de maridos, en el libro usted detalla que Fernando era muy infiel a Isabel. Pero la pareja, pese a ello, se entendía perfectamente en las tareas de gobierno. ¿Fueron entonces un matrimonio de conveniencia puro y duro?
–No. Es un matrimonio político al principio. No se conocían y no había manera de que se enamoraran en ese instante. Luego pasa a ser una alianza política basada en el respeto y la confianza entre dos personas. Primero se forma la alianza, pero dentro de esta lo que hace que funcione es la unión entre ellos dos, que pasa a ser algo real, verdadero.
–Usted dice que Isabel era posesiva.
–Muy posesiva. Y en ese sentido era apasionada, no en el sentido de locamente enamorada y romántica, pero sí que ponía mucha pasión e intensidad en sus cosas.
–Lo de 'Tanto monta monta tanto Isabel como Fernando', ¿valdría como lema en los tiempos actuales, en los que tanto se busca la igualdad hombre-mujer?
–Hay muchas teorías sobre el origen y lo que quiere decir, pero todos sabemos y aceptamos que lo que quiere decir es igualdad entre uno y otra. Por lo tanto, sí valdría. Lo que es muy difícil de encontrar, y lo busqué hasta en la literatura de las escuelas de negocios, es un ejemplo de un matrimonio capaz de llevar adelante un proyecto en común de esa manera. Hay muy pocos ejemplos. Eso les hace únicos a Isabel y Fernando. Eran dos cosas distintas que cuando se unían, ganaban. Un buen negocio, también. Pero es muy especial como caso.
–El próximo año se cumplirán 550 de la boda de los Reyes Católicos en Valladolid...
–¡Muy importante hecho, mucho!
–¿Podemos pensar que en esa boda está el germen de lo que luego sería España?
–El germen, no la realidad; el germen, desde luego que sí.
–La publicación de su libro coincidió con el periodo de mayor virulencia del 'procés' catalán. ¿Hacia dónde cree que se encamina España en este momento?
–Mirándolo en el contexto de Isabel, primero se puede decir que una de las primeras mediadoras internacionales en el conflicto catalán fue Isabel la Católica.
–¡¿Cómo?!
–Parte de Cataluña, sobre todo la zona de Barcelona, tenía muchos problemas con su marido, Fernando. Cuando fueron a hacer un acuerdo de paz, ¿qué hicieron los catalanes, los barceloneses? Mandar a uno de los suyos acercarse mucho a Isabel para que esta fuese un poco la protectora de Cataluña o, por lo menos si no protectora, sí una aliada de Cataluña dentro de la Corte de Fernando. Eso es muy inteligente porque compartían mucho Fernando e Isabel. Los barceloneses se acercan a Isabel para tener algo más de influencia en la Corte de Aragón. En ese sentido, es tenerla a ella un poco, digo de mediadora, casi en broma. Pero si miramos más atrás hay momentos en los que en tiempos de Juan II, Aragón estaba enfrentada conCataluña y esta buscaba alianza con Castilla.
–¿El 'procés' tiene freno y marcha atrás?
–El 'procés' de algún modo es llegar al destino del nacionalismo. Y el nacionalismo no tiene marcha atrás. Pero creo que incluso podría ser una crisis beneficiosa...
–¡¿Beneficiosa?!
–En el sentido de vale, eso es el máximo, ya no se puede pedir más. A ver a partir de aquí cómo se desarrolla el tema. Y estamos viendo que de momento no hay mayoría del independentismo en Cataluña. Eso es muy importante.
–¿España se va a romper?
–No. España tiene que llegar a un nuevo acuerdo, no necesariamente escrito, sobre Cataluña. Lo del 1 de octubre del año pasado fue penoso. Dio mala imagen de España. Pero tiene arreglo, no es el fin del mundo.
–Y ahora, ¿qué?
–Yo creo que se resolverá con política dentro de la Constitución.
–Pero hay un proceso judicial en curso.
–Dudo mucho de que al final la Justicia diga que ha sido rebelión.
–'Los fantasmas de España', 'Catalina de Aragón', 'Isabel la Católica' son sus tres obras de referencia. ¿En qué está trabajando ahora?
–En la Guerra Civil. Escribiendo sobre las Brigadas Internacionales. Para mí falta todavía una gran historia completa sobre ellas.
–¿Qué quiere ser usted de mayor?
–Si el Brexit va mal, español.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.