El hombre al que su exnovia acusó de falso secuestro fue amenazado: «Si me dejas, te arruino la vida»

Iván R.G. reconocía que fue novio de Vanesa G.G. Desde principios de 2015 y se enteró dos meses después de que tomaba pastillas, momento en el que la relación cambió y discutían «día sí y día también». Una vez que fueron a vivir juntos, el testigo ha afirmado en la sala que ella empezó a fingir desmayos, autolesionarse e incluso intentaba suicidarse. «Yo a partir de ahí no quise saber nada de ella. Rompimos un día que le dije que me iba a Bembibre, me encerró en casa y llamó a la Guardia Civil y me detuvieron».

Esa fue la primera de hasta diez denuncias que interpuso la acusada por fingir el secuestro, acusando también a I.R.G., que le supusieron cuatro entradas a prisión, donde permaneció 317 días. «Salía de la cárcel, me volvía a denunciar y al calabozo, y otra vez para casa», ha narrado ante el juez.

La acusada ha necesitado abandonar la sala junto a su procuradora, quien instantes después ha regresado para explicar a la presidencia y los abogados que su clienta sufría «un ataque de ansiedad» y que prefería ausentarse durante la prueba testifical de su expareja.

ván ha manifestado que la motivación de la mujer para denunciarle de forma falsa fue «el odio y la venganza» y ha recordado dos frases que ella le dijo: «Me aseguró que a ella no la dejaban, que era siempre ella la que dejaba y me dijo que si la dejaba me arruinaba la vida».

El testigo recordó el día del falso secuestro, en el que él acababa de salir de prisión y fue a cortarse el pelo y a tomar una cerveza y a descansar a su casa. Al día siguiente, aseguró, se enteró por la prensa de que le acusaban de dicho delito y le detuvieron a mediodía. Desde ese momento, ha lamentado su cambio de vida: «La gente se me queda mirando, mis hijos no quieren verme por miedo, sufro amenazas por redes sociales y he cambiado de casa por las críticas de los vecinos».

Durante la sesión también ha comparecido la farmacéutica de Bembibre que alertó a al 112 de que una mujer se había personado en su despacho durante la madrugada del 8 de octubre de 2016. «Se encontraba muy nerviosa y sólo repetía: «me quiere matar y va a matar a mi hijo»; era un relato inconexo».

La testigo ha recordado que la acusada llevaba una media en el cuello, la camiseta rota, medio descalza, con celofán en las manos y sucia, y que nunca dijo que alguien la hubiera echado pegamento en sus zonas íntimas.

La vista de este martes ha concluido con diferentes pruebas periciales y terminará este miércoles con las conclusiones de las partes y la última palabra de los dos acusados.