El doctor Alberto Pérez-Rubio, epidemiólogo del Hospital Clínico de Valladolid. :: Henar Sastre

La gripe provoca un gasto médico y laboral de 60 millones cada año en Castilla y León

Un estudio del Clínico de Valladolid demuestra la eficacia clínica y económica de la vacunación

Ana Santiago

Valladolid

Lunes, 18 de febrero 2019, 07:20

Conocer el impacto clínico y económico de cualquier enfermedad es básico para tomar decisiones sanitarias y administrativas. Es importante en cualquier enfermedad y especialmente en una patología tan estacionaria y con demanda asistencial tan alta como es la gripe. Sin embargo, un buen registro y ... contabilidad analítica todavía son una asignatura pendiente para el sistema sanitario público.

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Esta es solo una de las conclusiones y propuestas de estudio futuro de una investigación del Hospital Clínico de Valladolid, centro de referencia nacional de la gripe. La revisión del impacto económico de esta patología lo primero que detecta es cifras muy dispares entre los diversos estudios realizados en España y fuera de la misma, que se mueven entre estimar un gasto de 250.000 euros hasta los mil millones anuales para una enfermedad con una incidencia media de 2.069 casos por cien mil habitantes en España –50.000 personas en Castilla y León– cada temporada gripal que suele comenzar a finales de año y prolongarse incluso hasta abril del siguiente. Explica Alberto Pérez Rubio, subdirector médico del Clínico y responsable de este estudio junto con el jefe de Epidemiología del mismo centro, José María Eiros Bouza, que «esta amplia horquilla está además a importante distancia de los estudios europeos que la cuantifican en los 2.500 millones»;pero este especialista se inclina más, también en base a trabajos sobre vacunación y otros en Castilla y León, por los datos que aporta Xavier Badia Llacha que sitúan en mil millones al año el impacto económico que provoca la gripe en España.

El 20,5% del impacto económico se debe al absentismo laboral y el 27,5% al coste de la atención hospitalaria, el resto es ambulatoria

Según los cálculos del doctor Pérez Rubio, y con la prudencia de que precisamente ambos especialistas y autores del trabajo apuntan a la necesidad de realizar estudios más exhaustivos, a Castilla y León cada temporada gripal le supone un gasto de 60 millones de euros tanto por costes de atención médica, ingresos y farmacia como por el absentismo laboral. El mayor gasto lo provoca la asistencia hospitalaria. Las urgencias y especialmente los ingresos ocasionan el 27,5% del coste de esta enfermedad. Otro fuerte porcentaje, del 20,5%, es achacable a la ausencia en el puesto de trabajo por incapacidad temporal o por la atención de los hijos enfermos y, el resto, se reparte entre el gasto de atención ambulatoria y otros.

«El beneficio de vacunar a los mayores es de doce euros por cada uno invertido»

Son los mayores de 65 años los que más ingresos y complicaciones sufren y, por ello, los que más disparan el gasto sanitario. De los casos hospitalizados, uno de cada tres requiere ingreso en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) y el 12,2% fallece durante el ingreso mientras que la letalidad de los episodios de hospitalización general por otras causas en un periodo similar es solo del 4,1%.

El 33% de los ingresados por una epidemia han sido contagiados en el hospital

Pese a las facilidades para acceder a la vacuna de la gripe y su gratuidad, la cobertura desciende. Y aunque Castilla y León puede seguir presumiendo de un alto porcentaje de personas que se inmunizan frente al virus influenza, en los últimos tiempos la demanda ha bajado, especialmente entre los mayores. Así lo revelaba un informe del Servicio de Epidemiología de la Dirección General de Salud Pública que detectaba una tendencia descendente. Los peores datos son los de la población de 65 años dado que en el último decenio se ha 'perdido' un 15% de personas vacunadas al pasar de un 77% de cobertura en la campaña de 2006-2007 a solo el 61,36% diez años más tarde.

No es el único sector preocupante, aunque se han mejorado los datos de cobertura, los médicos, y sobre todo los enfermeros, siguen siendo demasiado reticentes a vacunarse pese a lo que ello puede incidir entre sus pacientes. Los datos de la más documentada en su momento gripe A indicaron que el 33% de los casos de gripe ingresados son nosocomiales, es decir, que se habían contagiado en el propio hospital. No todo es achacable al los profesionales; pero «un importante porcentaje nada desdeñable, seguro que sí», destaca el doctor Alberto Pérez-Rubio, epidemiólogo.

El trabajo, bajo el título de 'Gripe estacional en España: carga clínica y económica y programas de vacunación', publicado por Elsevier, revisa también la eficacia de las campañas sistemáticas de vacunación desde un punto de vista económico. Vacunar sale rentable para los centros asistenciales y en el ámbito laboral porque «cuantos más trabajadores se vacunen mayor es la protección general y menos bajas habrá», destaca Pérez Rubio. La eficiencia de la campaña antigripal cada año no parece discutible según los resultados de esta revisión científica y, sin duda, también los resultados en cuanto a la protección de la salud. Explica este epidemiólogo, como dato significativo, que cuando en la época de la crisis financiera algunos gobiernos autonómicos decidieron no adquirir las vacunas adyuvantes, más caras, para aumentar la inmunogenicidad de antígenos en los mayores de 70 años, dado que su sistema inmunitario es menos capaz, y optaron por la general también para los ancianos, finalmente la atención resultó mucho más cara porque aumentaron los casos y las complicaciones. Eso sí, el gasto en vacunas es de Salud Pública y el de asistencia es de Sacyl, dos partidas diferentes lo que, en ocasiones, dificulta ver la realidad del ahorro y optar por él.

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«Es importante hacer estudios exhaustivos del coste de cada temporada gripal»

La ampliación de la vacunación parece una apuesta clara a tenor de los resultados, también los económicos, sin embargo la cobertura no mejora. Castilla y León fue de las que mantuvo la adquisión del producto reforzado aunque fuera más caro y también una comunidad que, en vez de a partir de los 65 años, vacuna desde los 60.

Pérez Rubio recuerda que hay políticas sanitarias como la de Japón poco exploradas en España. «Igual que aquí la campaña sistemática es para los mayores; en algunos países se generaliza en los menores de 14 años. La gripe es 'una enfermedad de niños que padecen los mayores' como suele decirse. En Europa vacunar a un tramo de población para proteger sobre todo a otro no es algo bien entendido ni practicado y no se han analizado posibilidades de este tipo que rebajarían mucho las tasas y que también beneficiarían a los niños porque una vacunación cada temporada te protege frente a la cepa que circula; pero también hay memoria inmunológica frente a otras y eso beneficia sin duda».

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Otra propuesta para la mesa del debate es la de bajar a los 50 años la población diana. «Los estudios demuestran que en una temporada al menos moderada ya es eficiente y si es grave, por supuesto, es absolutamente rentable». Después, «la población entre los 18 y los 65 que es la trabajadora, también debería vacunarse, en esta caso el ahorro es aún mayor; pero en el ámbito laboral privado no hay una buena cultura en este sentido», añade.

«El beneficio –añade este epidemiólogo– de este esfuerzo económico de vacunar tiene un retorno de 12 euros por cada uno invertido, vacunar a los mayores de 70 supone ahorrar seis millones de euros. Es rentabilísimo». También con la «vacuna del neumococo. En un estudio de nuestro grupo también se demuestra que a partir del segundo año de vacunación ya es eficiente, es decir, ya equilibra el gasto de atención y a los diez años es un ahorro de unos 25.000 euros».

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