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Segovia
Miércoles, 24 de enero 2018
En Zamarramala la fiesta en honor a Santa Águeda se vive con gran intensidad. Las alcaldesas de este año, las hermanas Esther y Elena de Andrés, afrontan la celebración con «gran ilusión, mucho entusiasmo y orgullo». Son zamarriegas, trabajan juntas en una gestora ... administrativa y han vivido la fiesta «desde que tenemos conocimiento». Fue hace doce años cuando Esther de Andrés se enfundó por primera vez el traje de aguedera. Desde entonces no ha faltado nunca a su cita con la patrona de las mujeres. Su hermana Elena tardó algo más, y no fue hasta el año pasado cuando decidió formar parte de una tradición que ya tiene ocho siglos de antigüedad.
–¿Qué supone para ustedes ser las alcaldesas de Zamarramala?
–Supone una gran ilusión. La verdad es que hemos vivido la fiesta desde siempre y la afrontamos con mucho entusiasmo y orgullo. Es una gran satisfacción personal tanto para mi hermana como para mí.
–¿Cuándo fue la primera vez que se enfundaron el traje de aguedera para celebrar Santa Águeda?
–Mi hermana se decidió el año pasado, pero yo llevo ya saliendo once años. Siempre hemos tenido claro que queríamos ser alcaldesas y aguederas. Es algo que hemos vivido siempre, nos apetece formar parte de esto y lo vivimos con muchas ganas.
–¿Su vocación viene entonces de una tradición familiar?
–En nuestra familia casi todas las mujeres han sido alcaldesas. Desde mi madre, mis tías o mis primas. Es algo que nos viene de dentro. Mi abuela, sin embargo, no pudo serlo en su día porque en aquella época había muchos lutos y, como digo yo, se cumplían. Pero como ella muchas más mujeres. Muchas no podían serlo porque un año se les moría un familiar, al otro fallece otro y al final se les pasaba el tiempo. Sin embargo, alguna hermana sí que pudo serlo. Es un sentimiento que nos han inculcado siempre, al menos desde que tenemos conocimiento.
–¿Se ha incrementado el número de mujeres que año tras año participan en esta fiesta?
–En el Concejo de Aguederas actualmente somos entre 120 y 130 mujeres, pero que se vayan a vestir varía un poco. Depende de muchas circunstancias, pero creo que unas cincuenta o sesenta sí que nos vestiremos. Eso sí, en los últimos años ha subido, especialmente entre las chicas más jóvenes.
–¿Cree que está asegurada la continuidad de esta tradición?
–En Zamarramala precisamente sí. Hay muchas chicas de treinta o cuarenta años que están ahí, se están vistiendo y quieren ser alcaldesas. Es un fin de semana que vivimos con mucha intensidad. Es una fiesta muy nuestra, nos gusta mucho y tiene ese carácter reivindicativo. Prueba de ello es que hay muchas alcaldesas que no han nacido aquí, no lo han vivido desde siempre pero luego les gusta mucho todo lo que montamos. Estoy segura de que seguirá celebrándose durante muchos años.
–En Zamarramala el requisito para ser aguedera y alcaldesa es estar casada. ¿Cree que esta condición debería modificarse?
–La condición en nuestro barrio es que para ser aguedera y, por consiguiente, alcaldesa tienes que estar casada. Ahora se ha flexibilizado la tradición y ya dejan entrar a parejas de hecho, es decir, que estén conviviendo con su pareja. Es vedad que hasta ahora casi todas las mujeres que han sido alcaldesas han estado casadas y sirve un poco de precedente. Es una tradición que poco a poco se va flexibilizando y está cambiando. Esto se permite desde hace dos o tres años.
–¿Está a favor de esa flexibilización?
–Me parece muy bien que hayan dado paso a las parejas de hecho. Tenemos que ir acorde a los tiempos. Si los tiempos han igualado a una mujer casada con una que vive con su pareja, a mí me parece perfecto, nos tenemos que adaptar a la vida y al siglo XXI. Creo que en un futuro se puede ir suprimiendo este requisito y permitir que sean aguederas aquellas mujeres zamarriegas que no estén casadas.
–¿Cómo ve la situación de la mujer en la sociedad española?
–Es complicado. En un ámbito más general la mujer poco a poco va consiguiendo una igualdad más real, pero todavía hay muchas trabas. En mi opinión, más que por la discriminación tiene que ver con una renuncia que en muchas ocasiones hace la mujer para conciliar la vida familiar y laboral. Hay veces que no llegan a ciertos puestos no porque sea mujer, sino porque ella misma renuncia a ciertas cosas. Yo creo que se debería apoyar más esa conciliación e incluso apostar por más ayudas para que las mujeres puedan optar a ese tipo de puestos de trabajo. Queda mucho por lograr.
–¿Por qué han decidido nombrar Matahombres de Oro a la cantante y actriz Ana Belén ?
–Pensamos en ella porque profesionalmente nos gusta mucho, tanto a mi hermana como a mí. La admiramos profesionalmente, pero también como mujer. Tiene todas las facetas que una persona puede poseer. Además, personalmente, ella también tiene una vinculación con Segovia. Su abuela era maestra en Cabezuela y tiene primas que viven en Segovia. Además, su padre vivió en el barrio de San Millán. Todo son motivos para contar con Ana Belén en la celebración de este año.
–¿Cuál es el acto que más le gusta de la celebración que realizan?
–El domingo es el día grande. Es un día muy especial. La jura de banderas y el baile de las alcaldesas es uno de los momentos que más me gusta. Después de la misa entregamos los premios y reconocimientos a las personas elegidas para este año. Para culminar el día, realizamos la quema del pelele y vamos a tomar la ‘tajada’, es decir, vamos a comer chorizo con vino y pasamos un rato agradable en el salón.
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