El freno judicial a las restricciones del Gobierno avala a las regiones rebeldes, entre ellas Castilla y León

Así, deja sin efecto el documento aprobado en el Interterritorial, que en el caso de algunas comunidades, como Castilla y León o Madrid, provocaba un endurecimiento de las restricciones hosteleras o de ocio nocturno superiores a las que ya están en vigor y avala a las comunidades que se habían declarado en rebeldía, comoCastilla y León, que ya habían encontrado un resquicio para poder continuar con las medidas previstas.

Tras el varapalo judicial, el Ministerio de Sanidad anunció que suavizará las restricciones y se abre a aprobar mañana en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud una nueva resolución en la que, en esencia, las restricciones en bares y restaurantes dejarán de ser de «obligado cumplimiento» para convertirse en «recomendaciones»

Fuentes de la Junta habían confirmado por la mañana, antes de conocerse la decisión de la Audiencia Nacional, que las restricciones propuestas por el Gobierno para la hostelería y el ocio nocturno, aprobadas en el Consejo Interterritorial de Salud y publicadas en el Boletín Oficial del Estado días atrás, no llegarían a Castilla y León, que continuará con su propio «semáforo», que se adaptó del acordado en octubre en ese mismo órgano interterritorial, y que sigue publicado en el Boletín Oficial de Castilla y León como norma en vigor. El texto adaptaba a la comunidad la «Declaración de Actuaciones Coordinadas» aprobada en octubre, que ahora queda derogado en el BOE por el nuevo articulado, pero seguirá sin modificarse en el Boletín autonómico. Esto, según las mismas fuentes, obedece a la misma razón que habían esgrimido País Vasco o Andalucía para mantener su criterio por encima de lo acordado en el Interterritorial: hay una frase en el texto que permite a las comunidades «adaptar» las medidas a su contexto epidemiológico.

La frase se encuentra en el punto 1.B. y se refiere a las restricciones para la hostelería. «En los niveles de alerta 1 a 4 se seguirá lo establecido en el documento de 'Actuaciones de Respuesta Coordinada para el control de la transmisión de COVID-19' [...], que establece que las medidas pueden adaptarse y contextualizarse a cada comunidad autónoma y territorio, según la evolución de la situación epidemiológica».

El nuevo documento del Gobierno establece que «en los territorios fuera de los niveles de riesgo el aforo permitido será de 50% en interior, pudiéndose incrementar en un 10% si se aplican medidas de control de riesgos que garanticen un alto nivel de ventilación y control de la calidad del aire», y mantiene un horario de cierre a la 1 de la madrugada, impidiéndose la entrada de nuevos clientes a partir de las doce de la noche.

En Castilla y León, la normativa vigente modula estas restricciones en función del nivel de riesgo declarado. Ahora mismo, toda la comunidad está en nivel 2 (medio). Según el semáforo utilizado para medir estos niveles, Valladolid (167) y Palencia (154) están por encima de lo indicado en incidencia acumulada de la enfermedad, 150 por cien mil habitantes a 14 días, aunque en ambos casos la tendencia es decreciente. La mayor flexibilidad de la Junta al baremar los niveles de riesgo viene dada porque ese índice de contagios, gracias a la vacunación, no se traduce en un aumento significativo de la presión hospitalaria (84 en UCI y 154 en planta).

Tras el nivel 2, el de riesgo medio, solo quedan ya el nivel 1 y el que se denomina como «nueva normalidad». Ese nivel 1 de riesgo bajo supone una incidencia a 14 días de menos de 50 y Salamanca (58) y Soria (67) ya se acercan a ella. En ese punto, las restricciones previstas para la hostelería son mucho más flexibles de las que propone el Gobierno en la nueva normativa para los que ya están fuera de los niveles de riesgo 1 a 4.

El alivio de la situación sanitaria se empieza a notar en otro tipo de restricciones menos visibles para los ciudadanos. Las Cortes de Castilla y León, convertidas en un búnker anti-covid durante muchos meses, relajan también esas medidas de cara al próximo Pleno y permiten, por ejemplo, que los periodistas puedan acceder a las zonas aledañas al hemiciclo y recoger declaraciones de algún protagonista, algo que era habitual hasta la pandemia.