Los dos últimos meses han sido lluviosos y una abundante vegetación empieza a proliferar en las juntas de los sillares del Acueducto. La concejala le quita importancia porque las hierbas que enraízan en el Acueducto no dañan el monumento. «Hay algunas especies, como ... esos pompones que crecen y adquieren una coloración violácea, que es mejor dejar que agoten su ciclo vital y por sí mismas se desprendan, porque arrancarlas de raíz conlleva más riesgo de arrastre en la piedra. Al Acueducto le favorece más que esas plantas caigan por sí solas», dijo De Santos, que comparó la situación con lo que ocurre en la muralla o en acueductos como el de Tarragona, que está en pleno campo. Además, el canal superior se encuentra limpio y no conlleva riesgo de humedades.
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