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Ni hay aplicación, ni parece que la vaya a haber. Francisco Igea se mostró resignado el jueves cuando le preguntaron si hay alguna solución tecnológica que vaya a permitir rastrear los contagios, detectar focos, acotar el espacio al dichoso coronavirus. «No está claro que ... vaya a haber una app nacional», dijo. Que el ministro, es decir, el Gobierno, no lo ve. Si acaso ese estudio de la movilidad del Instituto Nacional de Estadística, que permitirá saber cómo ha aumentado la actividad diaria en las diferentes zonas, como ya hizo Google sin pedir opinión a nadie.
Castilla y León tenía incluso una propuesta favorita, la empleada en Singapur. «Porque funciona por 'bluetooth', los datos no van a una base central y cuando se te diagnostica la enfermedad puedes enviar esa información a la gente que ha estado cerca para que vaya al médico». Una aplicación, como otras, que tiene sus pros y contras, pero que en el fondo sirve para trazar el recorrido del virus y minimizar su propagación. «Una app que respete la privacidad y mejore la trazabilidad no es la panacea, pero lo importante es que con esta infección cada día que se pierde, cada contacto que se pierde, son muchas vidas en riesgo».
Y así, sin aplicación, con la angustia de 48 días de confinamiento intenso por la covid-19 y con la imposibilidad de controlar cada movimiento ciudadano bajo amenaza de multa o castigo, la evolución de la pandemia queda, más que nunca, en manos de la responsabilidad individual.
En cuanto Salvador Illa desgranó los horarios para regular paseos y deportes comenzaron a circular por las redes sociales y por los grupos de Whatsapp los primeros anuncios de picaresca. Que si salir con la bolsa del súper y marcharte a ver a unos amigos. Que si coger el coche con el chándal y dar el paseo por el parque más alejado de tu casa. Que si qué hacemos en Cudillero, que tenemos 5.049 empadronados y eso quiere decir que tenemos horarios establecidos, pero por los pelos.
Ayer, pasadas las doce del mediodía, en un primero de mayo en el que por primera vez en 47 días no hubo rueda de prensa telemática de la Junta de Castilla y León, llegaron los datos actualizados de la situación sanitaria.
3.397 muertos en la región.
421 nuevos casos confirmados, 108 de ellos por PCR. Ya han pasado de veinte mil.
La covid-19, en datos
Las cifras son la mayor medida coercitiva que se puede aplicar en esta fase 0 de la desescalada, en la que se permite pisar la calle con menos restricciones que hace una semana y después de que el domingo pasado se convirtiera en la primera prueba de lo que podía venir con el permiso de sacar a los niños a pasear cerca de casa. De aquel primer momento de euforia quedaron imágenes más o menos confusas, una cierta sensación de cumplimiento ordenado en muchos lugares y, a día de hoy, ni un solo dato que avale, epidemiológicamente, si se actuó bien o mal.
Porque hacen falta dos semanas, insisten desde la Junta, para calibrar los efectos de cualquier medida.
El 13 de abril regresaron al tajo las actividades no esenciales. El índice de casos confirmados o sospechosos registrados en el sistema Medora reflejaba 42.968. El 27 de abril, catorce días después, había subido a 54.934, pero la tendencia, como reflejan las gráficas de la Junta, seguía siendo decreciente.
Ese día salieron los niños a las calles.
Aún no se sabe si esa ligera apertura ha tenido incidencia en la propagación de la enfermedad porque, entre otras cosas, tarda más de una semana en hacerse notar. Las cifras lo indicarán a partir del lunes, igual que reflejarán, más allá de la semana que viene, cuando debe iniciarse la fase 1 en las zonas más 'desinfectadas', cómo se ha comportado la pandemia tras inaugurarse hoy la fase 0.
El 24 de marzo, hace ya más de un mes, los hospitales de Castilla y León rebasaron la capacidad UCI de la comunidad. Las 166 camas habituales, que cuentan con los profesionales adecuados y especializados, ya no eran suficientes para atender solo a los positivos de Covid-19 más graves. Había 170 críticos entonces. Un día después ya eran 202.
Los números, ayer, dieron un respiro al fin a Castilla y León. Hay 175 enfermos por coronavirus en Unidades de Cuidados Intensivos.
Segovia dos días seguidos sin fallecidos, 18 altas en esos dos días, tiene 6 en UCI y 79 en planta. Tres hospitales, de los 11 que cuentan con ellas, ya no están utilizando las unidades extendidas, esas que se han habilitado como cuidados intensivos con respiradores en quirófanos y salas de reanimación.
Ahora que el número de positivos puede resultar engañoso porque se ha incrementado el número de pruebas realizadas, hay parámetros que permiten comprobar la desaceleración, que no frenazo, del coronavirus. Especialmente los más graves. En el número de fallecidos en hospitales por coronavirus, la Consejería de Sanidad detectó ayer tres provincias sin muertos. Zamora, Palencia y Segovia, en este caso por segundo día consecutivo, al fin una buena noticia para una de las zonas más castigadas en la región.
Zamora, de hecho, anotó un cero en la estadística más negra en cuatro de los últimos cinco días y es, de hecho, la provincia que ha presentado mejores indicadores durante la alerta sanitaria.
En Palencia, por segunda vez en tres días se han contabilizado cero fallecidos, aunque entre medias hubo que lamentar una muerte más.
Y Segovia, al fin, ha pasado dos días sin fallecidos y ha conseguido al fin rebajar la presión sobre su sistema asistencial. La UCI del Complejo Asistencial de la capital ya se encuentra al 80% de su capacidad habitual, 10 camas, lo que equivale al 47% de la llamada UCI extendida (17 camas).
Las peores noticias siguen llegando, obviamente, de las zonas más pobladas. Valladolid registró en las últimas 24 horas cinco fallecidos y no contabiliza un cero en ese marcador dramático desde el 18 de marzo. En las UCI del Río Hortega y del Clínico, sin embargo, solo se cuentan 46 positivos de Covid. 710 más están hospitalizados en planta en la comunidad.
«Hay que hacerlo muy bien para que no haya un rebrote. En Alemania han tenido nuevos casos», advertía Verónica Casado en su última rueda de prensa. Tal cual. El número reproductivo del virus, es decir, «el número medio de casos secundarios generados por cada caso primario», según Sanidad, se encontraba en 0,7 cuando Alemania relajó las restricciones. Diez días después había subido al 1. Todo lo que supere ese 1 equivale a una catástrofe. Alemania llegó a estar, al principio de la crisis, en el 3. Castilla y León alcanzó el 4,93.
Ahora, después de rondar el 1 durante muchos días, el Instituto de Salud Carlos III adjudica a Castilla y León un 0,78 en ese factor crítico. Casi una décima más que Alemania cuando decidió aflojar.
El riesgo es evidente, más si se observa el lado incívico de la sociedad española: 6.779 detenidos por saltarse el estado de alarma desde que este empezó. 740.117 sanciones. Podría pensarse que son cifras de los primeros días. No exactamente. 127 fueron detenidos el día 29, cuando además se propusieron 13.647 multas. Y a partir de hoy será más sencillo eludir las reglas.
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