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J. Sanz
Valladolid
Domingo, 4 de noviembre 2018, 18:26
«Mi padre estaba tremendamente orgulloso de haber sido alcalde de su ciudad y, aunque era un hombre que jamás alardeaba de ello, el saludo y el reconocimiento de los vallisoletanos cuando paseaba por la calle y le decían adiós alcalde después de tantos años ... era lo que más le enorgullecía», quiso destacar Jorge, el hijo mayor de Tomás Rodríguez Bolaños, a las puertas del tanatorio de Las Contiendas que acogió un velatorio más íntimo después de que decenas de ciudadanos despidieran el sábado al que fuera regidor de la capital entre 1979 y 1995 en el salón de recepciones del Ayuntamiento. A todos ellos quisieron agradecerles «su cariño» los familiares del político socialista. «Gracias a todos», es lo único que hubiera dicho mi padre, añadió Marta, su hija, que fue la encargada de cerrar la despedida con una canción, 'Gracias a la vida (que me ha dado tanto)', de la cantante chilena Violeta Parra, «la canción de su vida».
Los aplausos de los presentes, que arroparon a su viuda, Irene, y a sus tres hijos (Jorge, Marta y Pablo), dieron paso al silencio de un acto ya solo familiar en el que los restos del finado fueron incinerados en el cementerio municipal. «Que la tierra te sea leve», deseó su amigo y compañero de partido Cecilio Lera, alcalde de Castroverde de Campos (Zamora), que dio sus primeros pasos en la política junto a Tomás en aquellas primeras elecciones de la democracia de 1979: «Siempre fue un soñador y una persona ejemplar y conciliadora hasta el extremo de que jamás le oí hablar mal de nadie», destacó su compañero antes de incidir en que siempre «veía a Valladolid como algo suyo».
Las puertas del Ayuntamiento volvieron a abrirse a media mañana del domingo para despedir los restos mortales de Tomás Rodríguez Bolaños, su alcalde entre 1979 y 1995, cuyo cuerpo fue velado la noche anterior en el salón de recepciones, un honor compartido en los últimos cuarenta años con escritores como Miguel Delibes (12 de marzo de 2010) y Rosa Chacel (27 de julio de 1994). En la sala noble de la Casa Consistorial han sido velados también un concejal comunista de la primera legislatura democrática, Pablo Martínez (11 de diciembre de 1981); el policía local asesinado por los Garfia, Daniel Prieto (16 de septiembre de 1989),y los bomberos JoséLuis Vidal y Juan Carlos Matarranz, fallecidos en el incendio del Siete Siete (6 de octubre de 1996).
Su también amigo, y exsecretario autonómico del PSOE, Jesús Quijano, ahondó en que «era una institución viviente en su ciudad» y apuntó que «era un placer inmenso pasear por la calle con él y ver cómo le reconocían los vallisoletanos con un familiar adiós Bolaños». «Jamás», añadió, «le oí hablar mal de nadie al ser una persona generosa, sociable y tolerante que siempre encontraba algún motivo de defensa, por mínima que fuera, para defender cualquier causa pérdida».
También tomó la palabra a las puertas de la sala 6 de Las Contiendas Carlos Daniel Casares, actual secretario general de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y uno de los concejales que acompañó al alcalde socialista en aquella primera lista ganadora de las elecciones municipales del 3 de abril de 1979, quien recordó con cariño su toma de posesión, el 19 de aquel mes, «ante una plaza mayor abarrotada de gente para recibir a su alcalde», que lo sería hasta el año 1995. «Pronto nos encontraremos en la federación de nuevo para entregarte desde el cariño la Llave de oro del municipalismo a título póstumo –concedida a propuesta de su presidente, Abel Caballero–, un galardón que te mereces, sin duda», anticipó Carlos Daniel antes de reconocer que «lo más duro en la vida es cuando empiezan a marcharse los hermanos y los amigos». Y son muchas las personas de aquellos convulsos albores de la democracia que ya no están, según lamentaron los presentes, en su mayoría, socialistas de toda la vida, además de amigos, allegados y representantes de todos los ámbitos de la sociedad vallisoletana.
Y a todos ellos se dirigió Jorge Rodríguez, el hijo mayor del exalcalde, a la hora de recordarles cómo a su padre «le entristecía enormemente ver cómo ahora están tan distantes muchos políticos de la calle y de los ciudadanos». Un mensaje póstumo de un político del que sus adversarios, «que no enemigos», según puntualizó Cecilio Lera, han destacado en estos últimos días precisamente su talante dialogante y conciliador al margen de partidos. «Creo que mi padre deja un legado importante de su etapa al frente del Ayuntamiento de su ciudad», añadió su hijo, quien recordó que «siempre hizo un trabajo que le llenaba y, aunque es cierto que le restó tiempo de estar con nosotros, ahora era un abuelo cercano, permisivo y protector, además de un grandísimo cocinero. Descansa en paz papá», concluyó entre los aplausos del corro de personas que arroparon este sencillo acto de despedida a Tomás Rodríguez Bolaños (Valladolid, 1944-2018).
El Ayuntamiento celebrará el lunes, a partir de las 11:30 horas, un pleno extraordinario presidido por el alcalde, Óscar Puente, en el que nombrarán a Tomás Rodríguez Bolaños Hijo Predilecto de Valladolid y le concederán la Medalla de oro de la ciudad, su ciudad, a título póstumo.
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