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«El hombre salió de entre unos setos cuando iba caminando, me mostró sus genitales mientras se masturbaba y comenzó a gritarme todo tipo de barbaridades de carácter sexual», relata la última víctima de un exhibicionista que suma ya cuatro ataques a mujeres en lo ... que va de año en el entorno de un pequeño parque situado al borde del hipermercado Carrefour de Parquesol, una zona de paso de escolares y familias al estar enclavado entre dos centros educativos, un pabellón y la piscina del barrio. El sospechoso es un varón de «unos cuarenta años, de 1,70, pelo corto y viste de negro», según han coincidido en señalar todas las víctimas.
Un escenario único. El pequeño parque situado entre las calles Padre Llanos y Adolfo Miaja de la Muela y la avenida del Real Valladolid (junto a Carrefour), en Parquesol, ha sido el escenario de los cuatro ataques de un exhibicionista a otras tantas mujeres registrados este año.
Artículo 185 del Código Penal (de los delitos de exhibicionismo y provocación sexual). El que ejecutare o hiciere ejecutar a otra persona actos de exhibición obscena ante menores de edad o personas con discapacidad necesitadas de especial protección, será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año o multa de 12 a 24 meses.
Artículo 37 de la Ley de seguridad ciudadana (4/2015). Realizar o incitar a la realización de actos de carácter sexual que atenten contra la libertad e indemnidad sexual, o ejecutar actos de exhibición obscena, cuando no constituya infracción penal (exhibicionismo penal). Está infracción está catalogada como leve y conlleva una sanción administrativa de entre 100 y 600 euros.
Los hechos, al igual que en ocasiones anteriores, tuvieron lugar a plena luz del día, en torno a las once de la mañana del pasado martes, y el autor logró escapar antes de la llegada de una patrulla de la Policía Municipal. La víctima acudió después a denunciar los hechos a la Comisaría de la Policía Nacional de Delicias. O a intentarlo, al menos, ya que el exhibicionismo ante mayores de edad no está considerado una infracción penal (sí administrativa). «Un agente me explicó de una manera un tanto fría que no podía denunciar lo ocurrido, salvo que hubiera ido con mi hijo, y me puso como ejemplo que era como si pretendía denunciar un toples en una playa», relata una víctima que lamenta que salió de las dependencias policiales «con una sensación absoluta de desamparo, incomprensión y desprotección».
Lo cierto es que la legislación española, en efecto, solo castiga el exhibicionismo como una infracción administrativa leve, recogida en el artículo 37 de la Ley de seguridad ciudadana (la 'ley mordaza') y castigada con multas de entre 100 y 600 euros. Eso no impide que los agentes puedan abrir un parte policial, como ocurrió en este caso, y lleven a cabo la pertinente investigación para tratar de identificar al autor de la agresión del martes y, según todos los indicios, de otras tres registradas en el mismo lugar este año.
«Los primeros interesados en identificar al autor y proteger a las víctimas somos nosotros, ya que se trata en cualquier caso de una agresión castigada por la vía administrativa», apuntan fuentes de la Policía Nacional antes de reconocer que la explicación del toples «pudo ser una comparación poco afortunada para explicar que no se trata de un delito penal».
El caso es que tanto los policías nacionales como los municipales trabajan en la búsqueda de un exhibicionista al que los segundos llevan meses siguiendo la pista. «Ya hemos recibido cuatro llamadas este año por la presencia de este hombre en el mismo entorno y, aunque tenemos sospechas más que fundadas sobre su identidad, aún no hemos podido identificarle», según explicaron ayer fuentes de la Policía Local.
Las víctimas fueron en todos los casos mujeres mayores de edad, lo que impide la tramitación de la investigación por la vía judicial. «Fue una experiencia sumamente desagradable que yo personalmente considero como una agresión sexual en toda regla y creo que debería tratarse como tal para garantizar el derecho que tenemos todas las mujeres a caminar libremente por la calle sin tener que sufrir estos episodios», resume la última mujer que se topó con el exhibicionista de Parquesol antes de incidir en que «el colmo de nuestro desamparo es que este individuo tendría que haberme tocado para poder denunciar los hechos».
El exhibicionismo está recogido en el artículo 185 del Código Penal, que solo castiga con penas de seis meses a un año de prisión a los autores solo en el caso de que las víctimas sean «menores de edad o personas con discapacidad necesitadas de especial protección». Eso implica que cuando un exhibicionista ataca a una mujer adulta, mayor de 18 años, ni siquiera puede ser denunciado formalmente e investigado su caso por la vía penal. El autor, en este último supuesto, solo puede ser sancionado por la vía administrativa por una infracción leve recogida en el artículo 37 de la Ley de seguridad ciudadana y que conlleva multas de entre 100 y 600 euros.
El agresor, en esta ocasión, abordó a la víctima cuando caminaba por la avenida del Real Valladolid, nada más pasar el aparcamiento del Carrefour: «Salió de entre los setos después de llamarme con un 'eh, morena' y comenzó con el numerito». La víctima reitera que sintió una «indefensión absoluta» durante y después de sufrir la agresión en plena vía pública y a plena luz del día.
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