Secciones
Servicios
Destacamos
Verónica Casado, consejera de Sanidad, llamó a la ministra Carolina Darias porque no lo tenía claro. «No quiero decir que haya que desconfiar de la vacuna», dijo en RNE. «[Lo de los trombos] es un efecto secundario muy raro», añadió. Pero por precaución, por ... el «principio de no maleficiencia» que aprendió «en la carrera», cortó la vacunación cuando ya muchos ciudadanos esperaban su turno y provocó un seísmo político, una crisis de confianza en el medicamento de AstraZeneca y un cabreo importante en quienes se quedaron sin el pinchazo, 2.400 personas nacidas en 1956, es decir, de 65 años, solo en Valladolid.
Las mismas que podrán seguir vacunándose cuando se reorganice todo de nuevo. «La Junta, a través de sus delegaciones territoriales, informará oportunamente de la reanudación de las vacunaciones masivas y de las que se vayan organizando», citaba el comunicado que se envió anoche al término de la reunión entre Ministerio de Sanidad y comunidades autónomas.
Más información
Juan J. López
Porque se han registrado 169 casos de trombos en 34.000.000 de personas inoculadas, dijo la Agencia Europea del Medicamento. Esto es, el 0,005% de los que han recibido una dosis. Uno de cada 201.183 pinchazos han sufrido esos efectos secundarios. «Produce mucha más posibilidades de trombosis la covid, la padece una persona de cada 1.000 enfermos moderados o graves», admitía Casado. Así que hubiera sido mucha casualidad que alguno de los ciudadanos que se iban a vacunar ayer, todos de 65 años, hubiera padecido alguno de esos raros episodios de trombos. Más aún cuando esos casos se han dado, informó la EMA, especialmente en mujeres menores de 60 años, aunque no se conocen aún qué factores de riesgo son los que desencadenan lo que parece ser una respuesta inmune del organismo.
Así que en el Consejo Interterritorial que se celebró por la tarde-noche, el Ministerio de Sanidad propuso dejar de vacunar con AstraZeneca a los menores de 60 años.
Nada dijo contra inyectar a los de 65. De esos que ayer se debían vacunar en Castilla y León. Y que se enteraron, en muchos casos, cuando ya estaban en las puertas o, incluso, pinchándose en los centros habilitados para agilizar la vacunación masiva. De hecho, se pactó seguir con la vacuna de AstraZeneca en la franja de 60 a 65. «El Consejo Interterritorial ha aprobado, con el apoyo mayoritario de las comunidades autónomas, la propuesta de la Ponencia de Vacunas de limitar el uso de la vacuna de AstraZeneca para las personas mayores de 60 años», informó la Junta. Añadía que se suspende el uso de este medicamento para los menores de 60 y que se reanudará todo el proceso «en las próximas horas, a medida que sea factible». Hoy, cuando salgan tras el Consejo de Gobierno Francisco Igea y Verónica Casado, es posible que se conozcan más detalles.
Para los mayores queda Pfizer. Y para los más jóvenes, cuando toque, ya estará también disponible la monodosis de Janssen.
Más información
«Están generando una ansiedad brutal en la gente. Hoy mismo hay gente en otros puntos de España vacunándose con AstraZeneca mientras leen estas noticias que llegan de Castilla y León», se quejó por la mañana el presidente del Colegio de Médicos de Castilla y León, José Luis Díaz Villarig.
Y esa crítica realizada por otro médico se vio pronto refrendada por el vendaval político. Porque, efectivamente, otras comunidades estaban utilizando las dosis de AstraZeneca al mismo tiempo. Andalucía (PP-Cs), País Vasco (PNV),Galicia (PP), La Rioja (PSOE)o Madrid (PP) anunciaron oficialmente que ellos seguían con los procedimientos previstos hasta que la Agencia Europea del Medicamento no les dijera lo contrario.En este caso, vaya, aplicaron la presunción de inocencia a la vacuna. Aragón (PSOE) fue un paso más y se alineó con las críticas de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, y del secretario autonómico, Luis Tudanca. «Actuamos mal si cada uno va buscándose la vida y tomando decisiones no sujetas al rigor científico», dijo la consejera de Presidencia aragonesa, Mayte Pérez. «[Lo relacionado con las vacunas] corresponde al Consejo Interterritorial de Salud y está decidido, no le corresponde a ninguna comunidad autónoma, a su manera de entender o a su fórmula política de confrontar», atizó Calvo. «Es una 'ayusada'», espetó Tudanca, que aprovechó la decisión de Verónica Casado para criticar a la cabeza del Ejecutivo, Fernández Mañueco, «moderado en las formas pero radical como Ayuso y Pablo Casado en los hechos. Por sus hechos les conoceréis. Se saltaron el decreto del estado de alarma adelantando el toque de queda de manera ilegal y hoy de manera unilateral suspenden la vacunación provocando problemas muy graves en los ciudadanos». Tudanca puso como ejemplo los desplazados desde el Valle del Tiétar hasta Ávila, «que han tenido que volverse a casa porque nadie les había advertido».
La Comunidad Valenciana o Cantabria, con Miguel Ángel Revilla tentado de hacer un 'Fraga en Palomares' con la vacuna –«estoy deseando ponérmela ahora mismo, delante de todo el mundo», dijo– se sumaron a las quejas de las comunidades autónomas contra Castilla y León por ir por libre y no aguardar al Consejo Interterritorial de Salud.
Ese Consejo, que ya empezó tarde porque antes se programaron la comparecencia de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y una reunión extraordinaria de los ministros de los países de la Unión Europea, pactó que no se vacune con esos viales a los menores de 60 años. El sector de población, explicó la EMA, que ha padecido «de largo, la mayor parte de los casos registrados». Concretamente, «mujeres por debajo de los 60 años de edad dentro de las dos semanas siguientes a recibir la primera dosis».
Con este argumento, Madrid aún decidió oponerse a la propuesta del Ministerio de Sanidad porque no encontró que respondiera a los criterios de la Agencia Europea del Medicamento. Lo que demuestra, una vez más, el cariz cada vez más político y menos sanitario de todo lo relacionado con la gestión de la pandemia.
A quien sí convenció la propuesta fue al vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, que tuiteó que era «lo razonable». Y aclaró: «Vacunar con Astra a quienes más riesgo tienen de complicaciones por coronavirus y menos frecuencia de trombosis por la vacuna. Es una decisión prudente. Hay que ir adaptando las decisiones a las evidencias». Yañadió, como para refrendar la decisión de su consejera de Sanidad: «Esperando a Tudanca».
Es casi seguro que le encontrará. Porque en realidad las críticas de Tudanca no se refirieron al hecho de suspender la vacunación por prevención, sino al modo en que se decidió y comunicó, en solitario y a escasas horas de la reunión del Consejo Interterritorial. Un exceso de prudencia de Verónica Casado que dejó sin vacunar a miles de personas pero que, sobre todo, introduce en la campaña de inmunización la perversa duda de la que se alimentan los grupos antivacunas. Ese temor al 'qué pasará', a la inseguridad de un medicamento cuya eficacia y efectos adversos se vigilan estrechamente. De hecho, de ahí viene toda esta controversia, del control y registro exhaustivo en Europa de todos los casos en los que se han observado contraindicaciones. Algo que, por otro lado, es habitual en todos los medicamentos. «Reacciones alérgicas, bajada de glucosa, alteraciones sanguíneas y alteraciones del hígado y del riñón. Se han notificado muy raramente casos de reacciones graves en la piel», alerta el prospecto del paracetamol. Casos que pueden afectar a «uno de cada 10.000 pacientes», añade.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.