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21 buzos, 30 inmersiones y nueve días, son algunos de los datos que deja el operativo de búsqueda de Mikel M. M., el vecino de Beasain que el pasado 12 de julio se tiró a las aguas del Águeda, en la provincia de Salamanca ... , y cuyo cuerpo apareció hoy sábado.
Eran las 12:40 horas cuando los buzos detectaron su cuerpo a una profundidad de entre 36 y 40 metros, a unos 25 metros de donde cayó en dirección contraria a la Presa de Irueña. El sargento José Luis Ferrández Martínez, jefe accidental de los GEAS de Valladolid, confirmaba lo complicado de la tarea, «con el robot teníamos dificultad por la maleza, las rocas y los troncos con los que chocaba y al final a esa profundidad teníamos que exponernos los buceadores, había que hacerlo manualmente».
El sistema utilizado por el operativo ha consistido en lanzar unas boyas que cuentan con un cabo y un fondeo y unirlas entre sí con una cuerda que tiene plomos dentro, lo que permite a los especialistas ir haciendo el recorrido con una mano sujetos a la cuerda y con la otra palpando. «La visibilidad era nula e íbamos palpando, por eso el rescate se ha ralentizado mucho porque teníamos que ir metro a metro». Por otra parte, «el agua está muy fría en el fondo, a unos 10 grados, y esto ralentiza la descomposición del cadáver y a esa profundidad en la que estaba nunca hubiera salido».
Se podría decir incluso que la situación ya era límite, «íbamos a abandonar», confirma, en una época del año en la que los recursos humanos están mermados por las vacaciones y los buzos se estaban pasando de horas de trabajo mensuales. «El lunes teníamos pensado llamar para el miércoles dejar la búsqueda y ya territorialmente, que el grupo de Valladolid hubiera ido viniendo y en vez de hacer las prácticas en Ponferrada o en Ávila hacerlas aquí y bucear uno o dos días cada semana, pero ya más despacio».
El sargento incluye el factor suerte en el desenlace: «Hemos tenido suerte pero también esta especialidad lleva 30 años y contamos con la experiencia adquirida por compañeros que ya se han ido por lo tanto, es suerte pero suerte buscada».
Por este pantano de Irueña pasaron buzos durante la primera semana de Valladolid, Madrid, Cuenca y Logroño y el jueves pasado se produjo el relevo para continuar con las labores más especialistas de Valladolid y de la unidad central de Madrid. «Ellos habían tocado la cota límite y decidimos continuar en profundidad, estábamos buceando a 30 metros para continuar cogiendo profundidad poco a poco pero decidimos ampliarla para no dejar la situación complicada a quienes nos dieran el relevo a nosotros, aquí había gente muy competente que hace profundidad y decidió que nos metíamos en las zonas más complicadas». Precisamente ayer trascendió que uno de los buzos tuvo problemas y «tuvo que dejar de bucear debido a la profundidad y el tiempo que estábamos echando en el fondo».
En función de la dirección del viento que soplaba ese día, todo hacía pensar que el cuerpo podría haberse desplazado hacia la presa pero fue esa idea de seguir en lo más profundo la que les llevó en la dirección contraria y a dar con el cuerpo.
De manera paralela a esta parte técnica discurre la judicial de la que poco ha trascendido. Sí que se sabe desde el principio que Mikel estaba en compañía de su hijo de 10 años cuando se tiró desde un puente de 28 metros, ambos viajaban desde Beasain a la localidad cacereña de San Martín de Trevejo donde residen los padres del fallecido e hicieron esta parada en la comarca de Ciudad Rodrigo, entre las localidades de El Bodón y Robleda. El menor grabó un vídeo en el que se aprecia cómo padre e hijo realizan la cuenta atrás antes de lanzarse.
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