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Incendio en la comarca de Tabara. J.L. Leal
Dolor, humo y quejas frente al incendio colosal que arrasa Zamora

Dolor, humo y quejas frente al incendio colosal que arrasa Zamora

Al gravísimo incendio declarado en Losacio el pasado domingo se suma otro de nivel 2 que llegó a generar preocupación ante la perspectiva de que llegara a la capital zamorana

Juanma de Saá / ICAL

Zamora

Martes, 19 de julio 2022, 20:56

La provincia de Zamora ya se quejaba desde hace años por la falta de atención que condujo a coleccionar algunos de los peores indicadores sociales y económicos de España. El envejecimiento y la dispersión poblacional, junto con el creciente éxodo de la juventud, no hacía ... presagiar nada bueno en pocas décadas para una tierra que es un ejemplo paradigmático de cómo acumular las mejores posibilidades sin que casi nadie parezca darse cuenta de que hay que dar pasos firmes y serenos para explotarlas.

En este contexto, el incendio forestal declarado el pasado 15 de junio en la Sierra de la Culebra, que quemó más de 30.800 hectáreas según los primeros datos oficiales y unas 25.000, según los segundos datos oficiales, y el fuego registrado en Losacio el pasado domingo, 17 de julio, que va camino de superar al anterior, constituyen dos auténticos soplamocos para el ánimo de todos los habitantes de la provincia.

La muertes de un brigadista muy experimentado, que luchó contra el fuego y se dejó la vida en acto de servicio, y de un pastor, que intentaba poner a salvo su rebaño, han pospuesto, por el momento, cualquier pensamiento de futuro porque lo urgente no deja tiempo para lo importante.

El propio secretario general del Partido Socialista de Castilla y León, Luis Tudanca, quien acudió a una concentración en recuerdo del bombero forestal fallecido, expresó con mucho acierto ese sentir, al recordar que se pueden hacer muchos comentarios pero solo «cuando pase el tiempo de luto», porque las personas son, con mucha diferencia, lo más importante.

«Todo el término municipal está quemado. Hemos tenido unas pérdidas exageradas, ha sido una catástrofe absoluta, miles de hectáreas de pinares quemados, de castaños, pactos, abrevaderos secos, el ganado ya no a puede beber agua y, efectivamente, ha sido una cosa terrorífica», comenta el alcalde de Tábara, Antonio Juárez, quien se queja por lo que considera «falta de medios» ante frentes de llama de hasta ocho kilómetros.

Redes sociales

Las redes sociales, que son tan útiles para proporcionar información de servicio con suma rapidez sobre si está o no cerrada una carretera, para transmitir advertencias a la ciudadanía o para ayudar a encontrar a una persona perdida, se transforman en un arma malévola e inclemente que hace 'viral' un vídeo en el que un hombre valiente intenta abrir un cortafuegos con un tractor y resulta gravemente herido en el intento.

Mientras lucha por su vida en un hospital, esas imágenes saltan de móvil en móvil y de medio en medio, dejan a su paso el indeleble efecto de la desazón y hacen surgir la pregunta de si son realmente necesarias. Fue en Tábara y no son pocas las personas que rezan por él.

El enorme dolor colectivo, que ha tamizado hasta nueva orden cualquier pensamiento de futuro, tiene que combinarse con el trabajo extenuante del operativo contra incendios, sin que tenga la menor importancia qué administración o qué institución pone más o menos efectivos, máquinas terrestres o medios aéreos aunque, al final, no es raro notar esa absurda pugna en medio de todo el ruido.

El sonido de las llamas al alimentarse del 'material', como suelen llamar los expertos a toda la masa vegetal susceptible de prender a la mínima chispa, resulta ensordecedor. Parece mentira que ese maravilloso crepitar de un par de pequeños troncos en una chimenea, en agradable compañía durante una velada romántica, pueda convertirse en la sinfonía del mismísimo infierno.

Precisamente, por ese camino, el de los Infiernos, avanzaba anoche otro fuego, iniciado entre Villaseco y Almaraz de Duero y declarado enseguida de nivel 2.

Olor persistente

La tristeza se entremezcla con la esperanza de que unas temperaturas más suaves por la noche permitan al servicio contra incendios trabajar con mayores garantías de éxito, mientras la provincia huele a quemado. Ese olor persistente ha llegado sin reparo hasta el corazón de la capital zamorana, que ayer mismo veía con temor cómo ese segundo incendio avanzaba a gran velocidad hacia Zamora.

Fue necesario cerrar a cal y canto las ventanas en parte de la ciudad porque el aire era irrespirable. Una buena lección de vida para imaginar, desde lejos, lo que se puede sentir cuando las llamas desatadas llaman a la puerta de tu casa en medio de la noche y para que el cerebro asimile un perfume que no se va así como así.

En el polígono de La Hiniesta, al norte de la ciudad, concretamente, en el Alto de la Alcubilla, se reunieron anoche de forma improvisada muchas personas para contemplar algo más que un resplandor anaranjado que asomaba en el horizonte: se veían las llamas y se percibía su furia.

La posibilidad de que llegara al bosque de Valorio empezó a ser muy preocupante, aunque se logró detener el avance de las llamas hacia la capital y puede decirse que se controla la cabeza.

Lo peor de todo, sin lugar a dudas, las dos personas fallecidas y las nueve que resultaron heridas en el incendio de Losacio y el bombero forestal herido grave en el de Almaraz.

Aunque no hay visos de lluvia, según la Agencia Estatal de Meteorología, la esperanza podría dar sus pasos esta misma noche, cuando las temperaturas mínimas rondarán los 15 grados. Si a eso se suma que cerca de 20 pueblos, concretamente, 18, más la urbanización de La Encomienda, recibieron hoy mismo la autorización para que sus habitantes vuelvan a realojarse, quizá puedan enjugarse parte de las lágrimas de impotencia vertidas desde el pasado domingo, que no sirvieron para apagar las llamas pero que han dado la vuelta al mundo desde el punto de vista mediático.

Mientras tanto, quedan otras 16 localidades a las que todavía no pueden regresar los vecinos, repartidos por casas de familiares en toda la provincia y, quienes no tenían esa posibilidad, en el recinto ferial de Ifeza. Unas 7.000 personas se han visto afectadas por las evacuaciones preventivas, aunque es frecuente que se queden vecinos, no solo por dificultades logísticas, por tener a personas mayores que no quieren desplazarse, sino también por prevenir que una pavesa vuele hasta ese cobertizo o hasta aquella nave o se pose dulcemente sobre una montaña de pacas de paja para desatar la furia de la destrucción.

Rechazar el desalojo

Al igual que hicieron otros paisanos de menor edad, Antonio Blanco, de 51 años, se quedó en Perilla de Castro, a pesar del desalojo preventivo. Su madre, que padece Alzheimer, ya estaba dormida y, cerca de la medianoche, examinó la situación y decidió permanecer en la localidad. «Se quedó más gente, sí. Sobre todo, gente joven. Además, es una forma de intentar que, si la cosa se pone mal, poder defender el pueblo, que es como se ha hecho otras veces y es como se ha solucionado esta situación», explica a Ical.

«Como ha sido un fuego de gran dimensión y durante tantos días, el humo llegaba hasta aquí pero no mucho; en suspensión, algo, daba el olor pero nada grave para la salud. Se podía respirar perfectamente. Además, había viento y se lo llevaba, con lo cual, uno toma la decisión que cree oportuna y yo decidí quedarme pero bajo mi responsabilidad y concierta garantía de que no pasase nada», apunta.

Por lo que se refiere a las carreteras, sigue cortada la N-631, entre el punto kilométrico 0,000 y Otero de Bodas y la provincial que comunica Tábara con Riofrío de Aliste, así como la ZA-P-1509, entre la N-631 y Santa María de Valverde, y la ZA-P-2548, entre Santa María de Valverde y Santibáñez de Tera.

La línea ferroviaria del AVE Madrid-Galicia se reabrió en cuanto fue posible, al igual que la vía convencional Valladolid-Zamora, con un primer servicio programado para media tarde. «En estos momentos, los dos focos más activos del fuego afectan a la zona de Tábara y a Tierra de Alba y mejora algo la situación en el valle del Tera y en el valle de Valverde», describe la delegada territorial de la Junta de Castilla y León en Zamora, Clara San Damián, en el parte del estado de los incendios.

«Poca ayuda»

Mientras comienza el bombardeo de cifras dispares -ninguna de ellas, oficial- sobre la superficie afectada, en varias localidades crece la desazón por la forma de abordar los trabajos para extinguir el incendio. «Los del pueblo fueron los que apagaron el fuego, que, aquí, ayuda hubo poca. Los diez o doce del pueblo fueron los que estuvieron todo el día apagando el fuego en Losacio. Estuvo todo el día en peligro y hubo dos aviones de bomberos todo el día en la plaza por si había que desalojar pero gracias a la ayuda de la gente del pueblo fueron los que lo apagaron. O sea, que la ayuda que tuvimos fue muy mala, la verdad», expone a Ical el alcalde de Losacio, Santiago Campo.

Por su parte, José Luis González salió de madrugada durante unas horas de Friera de Valverde, llevó a su familia hasta Zamora, a casa de uno de sus hijos, y regresó al pueblo para echar una mano a su hermano, que tiene medio millar de reses.

«Después de cenar, vi que el humo iba progresando, salí hasta fuera, ahí que tengo una bodega y, entonces, vi que había una llamarada que parecía cerca, no sé la distancia que habría. Pero es que, en cuestión de media hora, ya era el doble y, claro, ya te empiezas a alarmar, porque ves que el aire sopla en dirección oeste, a favor nuestro, y dije: aquí se prepara en un momento la de Dios es Cristo, como se suele decir. Y ya, al poco, fue cuando apareció la policía y tuvimos que desalojar», comenta.

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