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«R. ha estado muy malo. Pero muy malo. En la UCI. Casi no sale». En este retazo de conversación telefónica de hay un nombre, con su filiación, su pasión por los coches y por su oficio. Y hay, también, un número. Un positivo sospechoso ... que luego fue un positivo confirmado, una cama de UCI ocupada y en breve, es de confiar, un alta. Si detrás de las estadísticas hay caras y personas, detrás de las personas hay números. Y en el caso de esta pandemia ningún número es fácilmente comparable con otro. Ni entre países ni, en el caso de España, entre comunidades autónomas.
Coronavirus en Castilla y León
El Ministerio de Sanidad quiso reordenar las cosas para intentar que los datos se homogeinicen. 33 días después de decretarse el estado de alarma. Durante este tiempo, cada comunidad autónoma ha hecho lo que ha considerado. Por un lado, ha entregado al Ministerio las cifras que se le pedían y con los criterios que se pedían, que se han demostrado insuficientes con el transcurso de la pandemia. Simultáneamente, en sus propias páginas web o aplicaciones de datos abiertos, cada territorio ha incorporado toda aquella información que ha considerado relevante.
«La información protege nuestra salud y nuestras vidas», tuiteaba hace cuatro días el director general de Transparencia de la Junta, Joaquín Meseguer. Y añadía al mensaje nuevos datos como los que se han ido incorporando diariamente al escrutinio de la situación. El gráfico que acompaña estas crónicas desde el pasado 11 de marzo comenzó ocupando dos columnas. Ahora llena una página completa de información y un añadido más.
Es la única manera de afrontar la desescalada. Conocer cómo evoluciona el virus.
El Ministerio de Sanidad reclama ahora totales de casos confirmados, sintomáticos y asintomáticos, hospitalizados, UCI y fallecidos. Cuando dice «confirmados» se refiere a que hayan sido comprobados «mediante prueba diagnóstica PCR o test rápido de anticuerpos» y , en el caso de los fallecidos, «independientemente del lugar de fallecimiento».
Es decir, que no se van a recoger aquellos fallecidos «con síntomas» pero sin confirmación. Y eso vuelve a significar que existirá una discrepancia dramática. Según el Ministerio de Sanidad, Castilla y León contabilizaba 1.401 fallecidos, 29 en las últimas 24 horas, a 16 de abril. Pero esa cifra deja fuera el dato que la Junta de Castilla y León trata de pulir desde hace días con la colaboración, por ejemplo, del Instituto Legal de Medicina Forense: cuántos fallecidos suman entre las residencias de mayores, domicilios y hospitales.
Un dato que refleja la crueldad de la pandemia en su dimensión real: 2.104 fallecidos por coronavirus y otro millar procedente de residencias de mayores, que presentaban síntomas compatibles con la enfermedad pero que no han sido confirmados por la prueba diagnóstica.
Esto significa que la Covid-19 se puede haber cobrado, en la comunidad, 3.155 vidas. «La cifra de fallecidos Covid positivos es la que se proporciona cada día, 1.429. A estos se suman los que proporciona la Consejería de Familia, que son en torno a quinientos. La diferencia hasta 2.104 son pacientes fallecidos en sus domicilios», dijo Casado. «No se incluyen en esa relación las 1.051 personas que fallecen en residencias con síntomas compatibles», terció Isabel Blanco.
«No soy capaz de planificar si no tengo información», insistía Verónica Casado, a la que no le cuadran desde hace días las cifras de material que el Gobierno dice haber enviado. Insiste en que no tiene nada que ver lo que se ha anunciado con lo que ha llegado y eso, para programar la desescalada, también es preocupante. Porque hay que contar con suficientes pruebas diagnósticas, material de protección y espacios en hospitales y en UCI para que, si se produce un rebrote del virus, no provoque aún mayores estragos.
Y eso coincide, curiosamente, con otra petición de datos que el Gobierno instauró vía BOE. Semanalmente, las comunidades deben enviar sus existencias (en número de unidades) de mascarillas de todos los tipos, kits de pruebas PCR, hisopos, gafas, guantes, batas y gel hidroalcohólico. Y además añadir cuál es su consumo semanal de cada uno de estos materiales.
«No es la fecha, son las condiciones», repetía Igea el jueves respecto a cómo y cuándo se producirá la desescalada. Y esas condiciones las delimitan las cifras, que son las que acotan cómo se comporta el coronavirus.
Angela Merkel, canciller y física, ha programado un primer paso de retorno a la normalidad en Alemania para el 4 de mayo. Y explicó qué ocurrirá si el R0, el número que determina la capacidad de contagio del virus, se mantiene en 1 o aumenta. Si cae, se relajará el confinamiento. Si se incrementa al 1,1, explicó, en octubre colapsará su sistema de salud. Si llega al 1,2, «todos infectarán a un 20% más» y el límite del sistema sanitario se alcanzará en julio. Con un 1,3, se rebosará en junio. Castilla y León está en el 1,09. Por eso no discrepar en los datos resulta crucial.
Angela Merkel explicó el significado de R0 (factor de reproducción) del virus. Hoy es 1.0 y en control. Si es 1.2, de cada 5 personas, 1 contagia a 2 y 4 a 1; y eso coparía su eficiente sistema de salud en julio. Ella es física nuclear, no necesita señalar filminas mal graficadas pic.twitter.com/RAel0DwMhe
Andy W. 🇦🇷🤝🇦🇺 (@AndyWS0K) April 16, 2020
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