«No sabemos si tendremos que pasar la noche en la furgoneta». Esta fue la frase que pronunció, mientras recogía sus enseres, el vecino de 78 años que fue desahuciado en la mañana del jueves después de no pagar el alquiler en repetidas ocasiones –desde ... diciembre según su versión de los hechos–. Este jubilado vivía en un piso del número 4 de la avenida de Cuba con su mujer de 69 años, que cobra una pensión no contributiva; con su hijo de 42, que tiene una minusvalía del 67% y también cobra una pensión contributiva; y con su otro hijo, de 38 años que tiene una minusvalía del 51% y se encuentra en situación de desempleo y no cobra ninguna prestación.
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Fuentes cercanas a la arrendataria indicaron ayer que el precio del alquiler era de unos 300 euros y que los arrendadores tenían una situación económica holgada, ya que en su día les pidieron las llaves para hacer la instalación de Internet y televisión por cable, unos gastos que consideran superfluos y que no se corresponden con una familia que lleva tanto tiempo sin hacer frente a los pagos del alquiler. No obstante, la familia desahuciada aseguró que dejó de pagar el alquiler como medida de presión para que la casera cambiara la instalación de la calefacción, que se encontraba en mal estado. «Queríamos hacer fuerza para que nos arreglaran los radiadores», explicó ayer el hijo menor de la familia mientras metía sus pertenencias en una furgoneta.
Cinco meses han pasado de aquella decisión y el impago ha terminado con la familia fuera de la que era su casa, y abocada a desplazarse a la vivienda de la tercera hija del matrimonio en Cascón de la Nava, donde finalmente vivirán de manera temporal y no en la furgoneta, como auguraba el padre de familia tras ser desahuciado.
Se da la circunstancia de que el hijo mayor del matrimonio llevaba varios días en la cama, aquejado de unos fuertes dolores de espalda, y el desahucio le ha obligado a abandonar el reposo que le prescribió el médico, por lo que tuvo que ser evacuado en ambulancia. «Le han llevado al hospital, le han hecho levantar al pobre», afirmaba el jueves la madre, mientras su hijo menor aseguraba que ha hecho todo lo que ha podido para dar con un piso en el que poder vivir antes de que se llegara a esta situación, pero que le ha resultado imposible dar con uno que se adecuara a sus necesidades. «Solo hemos encontrado pisos muy caros, de 600 euros para arriba. Te exigen que pagues un mes de fianza y el primer mes y no podemos pagar tanto de golpe», explicó ayer este vecino de la capital palentina, que ayer dejó de residir en el número 4 de la avenida de Cuba y que ahora busca un nuevo hogar en el que vivir con sus padres y su hermano.
El abogado de los desahuciados recomendó ayer a su cliente que denunciara porque entiende que el desahucio no se podía haber efectuado. «Cuando llega la comisión judicial para el lanzamiento, se encuentran en la vivienda al hijo mayor de edad, que es el ocupante, y no estaba avisado del desahucio y a un hermano con minusvalía enfermo en la cama. En vez de aplicarse el artículo que indica que si fuera encontrada en el inmueble una persona distinta de aquel contra la que se dirige, el desahucio se debe suspender y conceder un plazo de diez días para acreditar su titulo de ocupación, se procede por la fuerza de modo imperativo a ordenar el desalojó, incluso del enfermo», explicó el letrado.
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