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La Formación Profesional ha vivido una auténtica «revolución en los últimos años» hasta el punto de que ya supera en alumnos al Bachillerato, además de «retener» a jóvenes que antes abandonaban los estudios en el sistema educativo lo que ha permitido reducir cuatro puntos la tasa de abandono escolar.
Así lo señaló a Europa Press la consejera de Educación, Rocío Lucas, que considera que hay «un antes y un después» en este ciclo formativo. Se partía de un número de alumnos que no llegaba a los 30.000, con 15 ciclos nuevos por curso, a superar los 47.000 –47.134 en total– y entre 44 y 50 ciclos nuevos al año. «El alumno se ve más reflejado con esta formación que, además, propicia empleos en empresas del entorno, lo que hace que, en la actualidad, tengamos 47.000 alumnos de FP, más que en Bachillerato –31.468 matriculados–», detalló.
Unas cifras que también son «muy positivas» cuando se habla de empleabilidad, ya que, en palabras de la responsable autonómica, «el 96% encuentra un puesto de trabajo en la comunidad autónoma y el 93% en la comarca o en la zona donde está estudiando». «Eso genera un vínculo entre el sector productivo y la formación muy importante, porque así la empresa puede tener un crecimiento en capital humano formado y cualificado y que le permite crecer ya no solamente en personal, sino también en exportaciones y en innovación», apuntó para incidir también que el éxito de este ciclo formativo ha permitido reducir la tasa de abandono escolar del 13,9% del año 2018 a la 9,8% actual al «retener» a alumnos que de otra forma estarían «fuera del sistema».
A pesar de las cifras, Lucas no cree que haya un «cambio de tendencia», ya que el alumno de Bachillerato sigue «siendo importante» y no hay variaciones «significativas» que sugieran «lo contrario». «Simplemente hay alumnos que están ahora en el sistema educativo y que antes buscaban otras opciones», matizó.
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Y todo ello, lamentó, pese a los «palos en las ruedas» que pone el Ministerio de Educación a este ciclo formativo a través de normativas. «Lo hacen sin consenso, sin consultar con las autonomías que son las que tenemos que aplicarla», reprochó la consejera que recuerda cómo se han tenido que modificar «125 órdenes de currículo» para adaptarse a las exigencias del decreto estatal, lo que ha provocado retrasos en las materias y las consiguientes críticas de los docentes.
«Es que el Real Decreto llegó un año más tarde», insistió para recordar también los problemas que han tenido para adaptarse a la exigencia de que los alumnos de Formación Profesional, al igual que los universitarios, coticen en la Seguridad Social. «No queríamos dejar ese peso ni a los centros, ni a las empresas, teníamos que ser más responsables», detalló Rocío Lucas que cifra, a día de hoy, en más de 12.500 altas en la Seguridad Social.
«Cuando haces normas que se plasman luego en las aulas, es necesario conocer y preguntar a las comunidades autónomas. El papel lo aguanta todo, pero luego hay que realizarlo y materializarlo. Es necesario conocer la realidad de los centros y tener contacto con las comunidades autónomas porque, al final, son las que tienen la gestión y el desarrollo en materia educativa, ya sea de FP, ya sea de enseñanza universitaria, ya sea de enseñanza no universitaria», incidió.
En este punto, ha asumido que, al ser una autonomía que «cumple las leyes», lo que siempre intenta es «minimizar en lo posible» el impacto de las normas al sistema educativo. «Hubiera sido deseable otra legislación en materia de Formación Profesional», zanjó.
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