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El Colegio de Médicos de Valladolid pide la suspensión de un taller de «pseudociencia»

Txumari Alfaro, defensor de la bioneuroemoción, considerada por los científicos una falsa terapia con tintes sectarios, tiene previstas unas jornadas en Valladolid

Antonio G. Encinas

Valladolid

Sábado, 5 de mayo 2018, 12:17

Raquel Blasco, miembro de la nueva junta directiva del Colegio de Médicos, se mostró directa en Twitter. «Estás muy equivocado, Txumari Alfaro, si piensas que vas a venir a contar falsedades y a jugar con la salud de nuestros pacientes aquí ... a Valladolid», escribió el 22 de abril. Ayer, lo que era una protesta contundente se convirtió en una realidad. El Colegio de Médicos presentó en el registro de la Junta de Castilla y León una denuncia por «publicidad engañosa» dirigida a la Dirección General de Salud Pública. Era la primera reunión de la nueva junta directiva y lo anunciado durante la campaña electoral se constató con toda la potencia. No solo remitieron un comunicado contra los métodos «pseudocientíficos y pseudoterapias». Además, ejecutaron su primera denuncia.

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El escrito apela a leyes que velan por «un control de la publicidad y propaganda comerciales para que se ajusten a criterios de veracidad en lo que atañe a la salud y para limitar todo aquello que puede constituir un perjuicio para la misma». O que prohíben y limitan «toda publicidad con pretendida finalidad sanitaria, que atribuya carácter superfluo o pretenda sustituir la consulta o la intervención de los profesionales sanitarios».

Tras argumentar que el taller de Txumari Alfaro puede incurrir en este tipo de infracciones, solicita a la Dirección General de Salud Pública «que se adopten las medidas oportunas y se suspenda el citado taller en tanto en cuanto pueda afectar de forma muy negativa a la protección de la salud de los ciudadanos». Esta ha sido, de hecho, la primera acción de la recién constituida junta directiva de José Luis Almudí. «Lo que hemos hecho ha sido posicionarnos con respecto a las pseudoterapias y pseudociencias basándonos en que la comunidad científica cada vez cuestiona más los métodos que no tienen evidencia científica ni indicación terapéutica reconocida y queremos alertar a la población para que no se dejen llevar por publicidad engañosa».

Txumari Alfaro, que se hizo famoso tras compartir remedios naturales en programas de radio y televisión a finales de los años 90, practica la denominada «biodescodificación» o «bioneuroemoción», que asegura que a cada dolencia física le corresponde un trasunto emocional que hay que descubrir. Conflictos que, en muchos casos, se producen cuando la persona afectada aún es un bebé nonato, en el vientre de su madre. Así, en su taller previsto para el mes de junio anuncia que buscará «la causa de la causa» bajo el epígrafe «las alergias y los desamores, su descodificación».

«Txumari Alfaro tiene el atrevimiento y la inconsciencia de ofrecerse para dar fomación a profesionales sanitartios cuando no cuenta con formación sanitaria ni está acreditado ni validado para intentar formar a profesionales. Asegura que va a darles herramientas para curar y mejorar la salud de pacientes que tienen alergias, intolerancias, fobias... Esto es una publicidad engañosa y como tal nos vemos obligados a denunciarlo», explicaba Almudí.

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Anuncio del taller de Txumari Alfaro que el Colegio de Médicos ha pedido que se suspenda.

El diputado vallisoletano Francisco Igea, miembro de la Comisión de Sanidad del Congreso por Ciudadanos, ha pedido una modificación del Código Penal para intentar evitar que estas conferencias pseudocientíficas se celebren. «Tenemos pendiente la modificación del Código Penal para perseguir a estos que dicen curar el cáncer. Bromas, pocas, porque aquellos que dicen públicamente que una persona con cáncer solo tiene que tomar conciencia del problema para curarse son individuos que pueden poner en peligro la salud de la gente y se les debe perseguir con seriedad. La llegada de Alfaro a Valladolid es sorprendente. Hay vídeos de las cosas que dice», asevera. En esos vídeos, accesibles para cualquiera en Youtube, dice, por ejemplo: «Esta mañana he visto una señora con fibromialgia y ayer una chica con un problema de intolerancia al gluten. Estos casos, que para la medicina normal son incurables, para la biodescodificación en una semana o diez días se pueden solucionar».

RedUNE, Asociación para la prevención de la manipulación sectaria, ha publicado un dosier sobre la biodescodificación y la bioneuroemoción, sus orígenes y situación actual. Su principal adalid en España es Enric Corbera, autor de frases como «Me dicen: 'Es que siempre se mueren los buenos'. Y digo: 'No, los gilipollas'», que actúa con una técnica de persuasión muy agresiva, en la que trata de encontrar el origen de las patologías en algún trauma psicológico. El antecedente se encuentra en la Nueva Medicina Germánica auspiciada por Dirk Hamer, condenado e inhabilitado para ejercer la medicina.

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«En situaciones críticas se buscan alternativas fuera de las terapias convencionales con este tipo de pseudociencias como último recurso. Lo grave es que se pueden abandonar los tratamientos con evidencia científica y que el resultado sea fatal», alerta José Luis Almudí.

Sin 'no convencionales'

El Colegio de Médicos afronta, al tiempo, el reto de suprimir la sección de terapias no convencionales. En la nueva junta directiva, que no contemplaba ningún candidato para esa sección, se ha incorporado el designado por la candidatura contraria. Ahora, dos tercios de la junta directiva propondrán una reforma de los estatutos para suprimirla. Hará falta entonces el voto favorable de los dos tercios de los asistentes a la Asamblea General. «Para nosotros lo más importante no es eliminar la sección, sino poner en valor que queremos trabajar con métodos con evidencia científica», destaca Almudí.

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Entre los que no la tienen se incluye la homeopatía, cuya regulación ha tramitado recientemente el Gobierno después de años sin definición legal. Lo más destacado es que podrán inscribir estos productos homeopáticos con la reseña «sin indicación terapéutica». Es decir, como un placebo. «La broma es que es un medicamento sin indicación terapéutica es algo completamente español», dice con sorna Igea. «No tiene que demostrar nada, es como si vendiéramos agua embotellada. Solo hay que demostrar que no es tóxico», señala. La homeopatía se basa en diluir un principio activo un gran número de veces, hasta que prácticamente no queda una molécula de él, porque «el agua tiene memoria». Sin embargo, contiene aditivos que pueden interactuar con otros medicamentos. Un caso claro es el 'Sintrom', cuyos efectos pueden oscilar incluso con un simple cambio en la dieta. «Un producto, para que sea medicamento, debe tener indicación terapéutica. Si no la tiene no puede tener esa consideración. Sin hablar de los beneficios económicos que van a tener con el registro», lamenta Almudí. En Centroeuropa ha gozado de gran tradición, aunque algunos países empiezan a retirarla de los sistemas nacionales de salud. En España, la Universidad de Zaragoza mantiene un posgrado en Medicina Homeopática y la UNED ofrece hasta cinco títulos. Mientras, la de Salamanca va a retirar la asignatura de Homeopatía en el grado de Farmacia. «Se va eliminando porque carece de evidencia científica y la universidad no puede propiciar formación sobre métodos sin evidencia científica», señala Almudí.

«En ningún momento se habla de curar enfermedades»

José Feliciano es uno de los responsables de Centro Fluir, organizador del taller de Txumari Alfaro. Asegura que el expresentador «viene a hablar de su experiencia sobre las alergias, pero no de su curación ni de que vaya a curar a nadie». Feliciano, que se presenta en su web como 'coach', explica que siguen las inscripciones, con un precio de 290 euros y dirigido a «profesionales de la salud, terapeutas». «Es una forma alternativa de ver las cuestiones, pero no de curar. Curan los médicos y los fármacos. El resto no es curación», insiste.

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