Coca: admiración por el fuego y por la música

Rodeada de pinares y marcada por una rica y dilatada historia, la villa de Coca mantiene importantes citas que forman parte de su patrimonio inmaterial. Si los vecinos tuvieran que quedarse con tres de esos aspectos que conforman la tradición, seguramente en ese listado aparecerían: los toros de fuego, los fuegos de artificio desde el castillo mudéjar y la banda de música, que cuenta con 104 años de historia.

Los toros de fuego se «sueltan» durante las noches de fiesta, que en Coca dedican a Nuestra Señora de la Asunción y San Roque. En concreto, durante el descanso de la orquesta que ameniza el baile y también, cuando finaliza la actuación. Estos particulares toros se componen de un armazón metálico que imita la figura del animal y que lleva colocado un bastidor del que salen chispas, pólvora y los tradicionales buscapiés, esos cohetes sin varilla que, encendidos, recorren el suelo entre los pies de los más valientes corredores.

En el caso del toro de fuego para niños, se hace una versión sin buscapiés para que lo disfruten grandes y pequeños a la vez. El broche de oro de las fiestas llega, precisamente, con la suelta de más de una quincena de toros de fuego por la Plaza Mayor.

La localidad también mantiene una importante tradición gastronómica, que desde la vertiente más dulce se materializa en los empiñonados. Es famoso, además, el roscón de Reyes que se elabora en el municipio. En la gastronomía local tampoco falta el cochinillo; los vecinos recuerdan que de esta localidad era oriundo el famoso restaurador Cándido López.

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