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claudia carrascal
Segovia
Lunes, 2 de abril 2018, 11:56
Adentrarse en esta tradicional plaza segoviana supone viajar a un cuento de monarcas, de historias palaciegas y de batallas. Elevado sobre la roca en la confluencia de los valles del Eresma y el Clamores se encuentra el Alcázar de Segovia, monumento que da vida ... a la plaza de la Reina Victoria Eugenia. La fantasía también rodea a este emblema que ha servido como fuente de inspiración para algunos de los castillos de las historias de Disney.
Esta plaza, que hasta hace un siglo se llamaba plazuela del Alcázar, ha tenido otras denominaciones. Durante el régimen republicano se denominó plaza de Fermín Galán y en la actualidad rinde homenaje a la Reina Victoria Eugenia (1887-1969. Además, del Alcázar se levantaba la antigua Catedral de Santa María, construida sobre el siglo XII, con claustro, hospital y el palacio del obispo. La Catedral era un edificio de pequeñas dimensiones tres naves, crucero y cabecera con tres ábsides, además, de una cripta dedicada a San Salvador, según explica Juan Antonio Folgado en ‘Las calles y plazas de Segovia y sus barrios incorporados’. Sin embargo, durante la guerra de las Comunidades, a principios del siglo XVI tanto la Catedral, para la que Juan Guas construyó un nuevo claustro, como el palacio episcopal fueron destruidos.
El Alcázar, presidido por la Torre de Juan II, se ha consolidado como el más visitado de Segovia. En 2017 logró batir todos los récords con 681.291 personas, un 18,99 % más que en 2016. Además, es uno de los más visitados de España. En cuanto a la procedencia de los visitantes, predominan los turistas nacionales, con un 70,70 % del total. Entre los extranjeros abundan los procedentes de Estados Unidos, que constituyen un 3,56 % de los visitantes anuales y con un 2,63% figuran los procedentes de Corea del Sur.
Esta fortaleza tiene su origen en la obra y el legado de varias dinastías. Los reyes de la Casa de Borgoña, de Trastámara, los Austrias y los Borbones han dejado su huella entre sus muros. Sus usos y funciones también han sido múltiples desde su concepción inicial como fortaleza, luego palacio real, prisión de estado, Real Colegio de Artillería y Archivo Histórico Militar.En cuanto a los orígenes, es probable que este monumento existiese en la época de la dominación romana, ya que se han encontrado sillares de granito análogos a los del Acueducto. No obstante, el primer escrito en el que se menciona la fortaleza es en el acta de donación de los terrenos por el Concejo al Obispo, hacia 1120, y se refería a ella como una empalizada que defendía a la ciudad por el lado oriental.
Pocos años después, entre 1124 y 1139, se registran en la documentación las palabras ‘castillo de Segovia’ y ‘Alcázar’. Las actuaciones de remodelación, ampliación y decoración se iniciaron con Catalina de Lancaster en 1412 y alcanzaron su apogeo durante el reinado de Enrique IV. El Alcázar había pasado de su estricta función militar a ser un edificio institucional donde se custodiaba el tesoro regio, el archivo del reino y la armería real.
En lo que atañe al archivo, fueron Juan II y Enrique IV quienes iniciaron de forma sistemática la tarea de salvaguardar la documentación histórica. De hecho en 1437, Juan II ordenó trasladar al Alcázar diversos registros, creando así el que se convertiría en uno de los primeros archivos reales de Castilla. Isabel la Católica es otra de las reinas que ha quedado vinculada al Alcázar, ya que fue el lugar de donde salió en 1474 para ser proclamada reina de Castilla en la Plaza Mayor de Segovia. Hoy en día todavía una de las salas de este monumento rememora el momento mediante la pintura del artista Muñoz de Pablos. Entre 1516 y 1521, la Casa de Austria apenas dio uso a este edificio, no obstante, fue un lugar importante en dos momentos puntuales, la Guerra de las Comunidades, que se desarrolló entre 1520 y 1521 y la boda de Felipe II con Ana de Austria en 1570. Además, este rey llevó a cabo importantes reformas e hizo cubrir la techumbre con pizarra, dándole un aire de castillo centroeuropeo.
Tras la instalación de la corte en Madrid, pierde su condición de residencia real y comenzó a utilizarse como prisión de Estado, siendo está su función, de forma casi exclusiva, durante dos siglos que abarcan los reinados de Felipe IV y Carlos II.
En 1762, Carlos III fundó en Segovia el Real Colegio de Artillería, cuyo primer director fue el conde Félix Gazzola. El Colegió quedó instalado el 16 de mayo de 1764 y permaneció en el Alcázar, con leves paréntesis, hasta el 6 de marzo de 1862, día en el que un incendio de tres días destruyó las techumbres e interior del Alcázar y la mayor parte de los tesoros que encerraba en su archivo, biblioteca, gabinetes y salas. A partir de esta fecha el Colegio, luego Academia de Artillería, pasó al Convento de San Francisco de Segovia y se considera el centro de formación de oficiales en activo más antiguo del mundo.
Para recordar incendio que arrasó gran parte de las estancias de este castillo el Patronato del Alcázar realiza cada 6 de marzo un simulacro con el fin de evaluar los sistemas contraincendios. El sonido de la alarma situada en el Coro de la Capilla se pone en marcha alertando de la presencia de un supuesto fuego que marca el inicio de los protocolos de extinción y seguridad.
En febrero de 1792 se inauguró el laboratorio en un edificio colindante al Alcázar, a la que se otorgó el nombre de Casa de la Química. Al frente del laboratorio se puso al científico mejor pagado de la Ilustración Española, el químico Luis Proust, quien solicitó una infraestructura, aparataje y medios que hicieron de esta sede de la química «el mejor laboratorio de Europa» en este género, según el propio Proust. En este lugar, además, de formarse los cadetes Proust pudo cerrar la formulación de la Ley de las Proporciones Definidas. En 1898 se instaló en la primera planta del edificio el Archivo General Militar, que actualmente continúa en el Alcázar y en enero de 1951 se creó el Patronato del Alcázar de Segovia con la función de regular la utilización del edificio y de sus anexos en beneficio del acervo cultural. También pretende velar por la conservación y protección artística del monumento y fomentar el disfrute de los visitantes.
Para entrar hay que cruzar el foso de 26 metros de profundidad a través de un puente de piedra herreriano. La roca del foso se empleó en la construcción del castillo. Entre las estancias destacan el Patio de Armas, centro neurálgico de la fortaleza y de celebraciones festivas y castrenses. En su interior también se disponen la Sala del Palcio Viejo, decorada con un conjunto de armaduras del siglo XV, la Sala de la Chimenea, que destaca por el mobiliario del siglo XVI y los retratos de Felipe II y Felipe III. La Sala del Trono conserva su portada con decoración mudéjar, mientras que en la Cámara Regia están reflejadas escenas de la vida familiar de los Reyes Católicos.
La Sala de Reyes, que fue la más importante del Alcázar, también destaca la Sala del Cordón por el cordón franciscano que mandó colocar Alfonso X, la Sala de Armas, la Capilla, los sótanos, jardines y la Terraza de Reyes son algunas de las estancias que completan el plano. Eso sí, uno de los aspectos más valorados de la visita al interior es la panorámica que ofrece de la ciudad .
Ahora la plaza de la Reina Victoria Eugenia, punto de acceso a la fortaleza, está pendiente de modificaciones. El alcaide y director de la Academia de Artillería, José María Martínez, anunció que una de las mejoras previstas es la reestructuración y arreglo de los puntos deteriorados de la plaza. La recuperación del Postigo del Obispo, la rehabilitación de la muralla sur o la reposición de la tapia del Jardín Norte son otras intervenciones recientes.
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