Castilla y León deberá convencer a Sánchez, que apuesta por la desescalada provincial

Son las cifras que conforman el argumentario de Castilla y León para insistir al Gobierno en que es preferible, en este caso, optar por proceso en territorios más acotados, como las zonas básicas de salud. Pero al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, parece que no acaba de convencerle esa opción, por mucho que brinde un «diálogo abierto» a las propuestas de cada territorio. En su comparecencia de este sábado se le escapó ese 'madricentrismo' que rige la política nacional tantas veces: «Hay comunidades autónomas que nos dicen que es mejor el área sanitaria –en este caso, Cataluña, cuyas áreas son 7 para cuatro provincias–, pero si yo pregunto a cada uno de los españoles cuál es la frontera de ese área sanitaria, ¿sabrían cuál es la frontera de esa área? ¿Podrían decir 'no puedo pasar de esta calle, porque superaría el área sanitaria'?», se cuestionó.

El caso es que en Castilla y León es más sencillo establecer esos cordones. Cualquier vecino de un municipio zamorano sabe cuál es su centro de salud de referencia. Y el plan de la Junta contempla, precisamente, contar con la colaboración de los alcaldes, cuyo papel en estos territorios es fundamental.

La siguiente traba que observa el presidente del Gobierno es la de los datos, ligada a la movilidad especialmente. «La evaluación en ese panel integral de datos en base al cual vamos a decidir qué fase debe pasar cada una de las unidades territoriales –aquí eludió decir «provincias»– no son solo las capacidades estratégicas en el ámbito del sistema nacional de salud, sino la movilidad y la actividad económica».

En la parte de los datos,Castilla y León podría argumentar que, en cuestión estadística, nadie ha trabajado más a fondo en toda España. El mapa por zonas básicas de salud mostraba ayer cuatro núcleos más sin casos en los últimos 14 días, Mayorga (Valladolid), Tábara (Zamora), Sedano (Burgos), Torquemada (Palencia), hasta completar trece. Y 29 con siete días a cero, incluida la primera zona en Soria.

«Muchos ciudadanos son conscientes de que su actividad económica y su movilidad fundamentalmente se produce dentro de su provincia», proseguía el presidente del Gobierno. «Y conocemos las fronteras administrativas de nuestra provincia y somos capaces de discernir dónde estamos traspasando esa exigencia».

Esas dudas sobre la movilidad y la actividad económica son de aplicación indudable, en el caso de Castilla y Léon, en las capitales y sus alfoces, donde se concentran la gran mayoría de esos municipios de más de cinco mil habitantes. Piensen en Valladolid: Arroyo, Laguna, La Cistérniga, Zaratán y Simancas. O en Salamanca: Carbajosa de la Sagrada, Villares de la Reina, Santa Marta de Tormes. De ahí que Castilla y León estudie que esos núcleos lleven un ritmo uniforme, aunque suponga unificar diferentes zonas de salud.

En el resto, en esa España Vaciada de municipios pequeños y servicios reducidos, la división de la desescalada puede ir a otra velocidad, arguye la Junta.

Y el Gobierno insiste en que escuchará todas las propuestas. Pero. «Se ha escrito mucho en los medios de comuniación sobre por qué la provincia, presidentes autonómicos que han dicho que es mejor área sanitaria, comarca...», comenzaba el presidente del Gobierno su respuesta. «Nosotros estamos abiertos a escuchar a todas las comunidades autónomas. Humildemente creemos, por lo que nos dicen los expertos, que la unidad de acción tiene que ser la provincia».

Y para concluir:«Creo que [el modelo provincial] es fácil de comprender para el ciudadano, de evaluar para el conjunto de administraciones y es eficaz. No es una cuestión caprichosa, tiene un basamento científico y de expertos y tiene la intención de ser eficaces en la lucha por la contención».

Así que Castilla y León sigue, a una semana de comenzar la fase 1, sin saber si podrá aplicar su criterio. Ni en torno a qué indicadores se tomará la decisión de pasar o no de fase.

En algo en lo que sí coincidieron, y casi calcando las palabras, Pedro Sánchez y la consejera de Sanidad, Verónica Casado, fue en su miedo a un rebrote. «Evidentemente, claro que tememos un rebrote. Es más, estoy convencido de que durante los próximos meses, hasta que no encontremos un remedio terapéutico o una vacuna, vamos a ser testigos de rebrotes. Lo que necesitamos es que esos rebrotes no pongan en tensión a nuestro sistema nacional de salud», dijo el presidente del Gobierno. Unos minutos antes, Verónica Casado decía: «Mi preocupación, mi terror, es que haya un repunte. Me preocupa muchísimo que tengamos un repunte. Sería terrible para todos, económicamente y sanitariamente». Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha llegado a decir en esta pandemia, según contaba La Razón, «¿miedo ahora a qué, después de todo lo que hemos pasado?». La respuesta es clara:a un rebrote.