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Son tan solo 70 minutos los que tarda el alcalde de León, Antonio Silván, en viajar desde su ciudad hasta el corazón de Valladolid. Apenas 35 los que emplea la regidora segoviana, Clara Luquero, en llegar desde la capital del acueducto hasta la estación CampoGrande. Ni siquiera 25 los que precisa Alfonso Polanco, alcalde de Palencia, para desplazarse Pisuerga abajo. Son 70, 35, 25 minutos. Un suspiro ferroviario para encontrarse al pie de las vías con el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, y celebrar juntos –los representantes de las cuatro ciudades unidos– los diez años que cumple la infraestructura que ha cambiado para siempre el modelo de transporte en Castilla yLeón.
El Norte de Castilla ha reunido a los regidores de las capitales de la comunidad atravesadas por la línea Madrid-Segovia-Valladolid (inaugurada el 21 de diciembre de 2007) y con prolongación hasta Palencia yLeón (desde el 29 de septiembre de 2015), para analizar cómo la alta velocidad ha contribuido al desarrollo, transformación y progreso de sus ciudades. Las cifras dicen que, durante este decenio, 41 millones de personas han viajado por esta línea, que requirió 5.825 millones de inversión y que no solo ha traído viajeros e inversiones, sino también oportunidades de futuro.
Lo comentan los cuatro alcaldes durante su recorrido por el andén, durante esta cita propiciada por El Norte en la que subrayan cómo el Ave ha influido en el turismo, el comercio, la actividad empresarial o la movilidad cotidiana de sus vecinos. «Está claro que ha supuesto un antes y un después», asegura Antonio Silván. «Es una ventana abierta a Madrid y Europa», apunta Alfonso Polanco. «En Segovia nos ha reforzado desde el punto de vista turístico y demográfico», indica Clara Luquero. «Es una herramienta perfecta si se aprovechan bien las oportunidades que ofrece», añade Óscar Puente. Ylo comentan, los cuatro, a los pies de un tren de alta velocidad que espera vía libre en la estación Campo Grande.
Valladolid vio llegar el primer Ave hace casi diez años, el 22 de diciembre de 2007, a las 11:26 horas, justo el día de la Lotería de Navidad. «Faltan estudios científicos, datos concretos para saber exactamente cómo ha influido el Ave, así que todo balance tendrá que hacerse a través de sensaciones. Y las sensaciones son buenas. La alta velocidad nos ha acercado mucho a Madrid y eso ha estrechado las relaciones comerciales y empresariales. Hay además un segmento de la población que se ha visto muy beneficiado, profesionales que han hallado en el Ave un medio de transporte perfecto para viajar entre Madrid y Valladolid. Lo que hay que conseguir ahora es que ese beneficio se extienda de forma más equitativa a toda la población», apunta Puente. Que la alta velocidad sea accesible y asequible a todos los ciudadanos.
No solo en tarifas, sino también en horarios. «El resto del día está bien cubierto, pero creo que existe una petición generalizada para que se refuerce el servicio a última hora, sobre todo desde Madrid hacia Valladolid». El último Avant sale de la capital madrileña a las 21:30 horas. A esa petición de ampliar horarios se adhiere Alfonso Polanco, el alcalde palentino, quien subraya «el importante paso» que supone para una ciudad pertenecer a una red de «primera división» en comunicaciones y oportunidades. Esto provoca, «de forma necesaria, un cambio de mentalidad».
«Palencia siempre ha tenido una posición estratégica en las comunicaciones con el centro y, por el norte, hacia Europa. Ahora eso se refuerza con la alta velocidad. Tenemos que aprovecharlo y rentabilizarlo», asegura Polanco, quien destaca que en esta línea trabajan las principales empresas y sectores de la economía palentina, como el de la automoción, el agroalimentario o el de las nuevas tecnologías. Estas oportunidades comerciales llegadas o afianzadas con el desembarco del Ave son las que destaca Antonio Silván, alcalde de León, quien pone el foco en el papel revitalizador que para las economías supone la alta velocidad. «Y esto es algo que se percibe tanto en las inversiones como en la creación de empleo. En León hay multinacionales que han reforzado su presencia gracias a las facilidades que proporciona una conexión rápida, de apenas dos horas, con Madrid», indica Silván.
Y pone como ejemplo el parque tecnológico de la ciudad, en proceso de ampliación después de haber pasado de los 300 trabajadores iniciales a los cerca de 950 con los que cuenta en la actualidad. «El 70% son, además, empleos cualificados. Yla media de edad se sitúa en los 35 años.Eso significa futuro», indica el alcalde de León. Porque el Ave puede tener también una derivada demográfica. Quien con más rotundidad lo apunta es Clara Luquero, la regidora segoviana. Su ciudad está a menos de media hora de la estación de Chamartín, lo que invita a muchos de sus vecinos a viajar a diario hasta Madrid mientras conservan su domicilio en Segovia.
«Lo idóneo sería que la ciudad tuviera la suficiente pujanza como para ofrecer trabajo para todos sus habitantes;pero si eso no es posible, el Ave ha permitido reducir el efecto de la despoblación», dice. Antes de la alta velocidad, la alternativa sería dejar Segovia para mudarse a Madrid. Con toda la familia detrás. Ahora es posible trabajar en Madrid y seguir haciendo vida en Segovia. «Hay personas que tardan menos en llegar a su trabajo desde aquí que si vivieran en algún barrio o pueblo cercano a Madrid», reconoce Luquero. En tiempos de sangría demográfica, el Ave puede servir como colchón contra la despoblación. Yno solo para ese fenómeno. «El Ave llegó en 2007, justo cuando comenzamos a sufrir la crisis económica. Es difícil saberlo, pero ¿qué habría pasado sin el Ave?», se pregunta la alcaldesa de Segovia.
El regidor vallisoletano alerta, en todo caso, del efecto «succión» que tiene Madrid. «Es una aspiradora que todo lo absorbe y a veces es complicado competir contra eso. Por eso es importante plantear alternativas y aprovechar las oportunidades que ofrece la alta velocidad», asegura. Por ejemplo, en las relaciones entre provincias de la comunidad. Pero también a la hora de organizar eventos.«Madrid, creo que también Barcelona, es un destino que está quemado para acoger ciertos congresos, citas profesionales. Valladolid en ese sentido tiene un enorme potencial. Estamos a 50 minutos de Madrid. Es una ciudad más acogedora, más limpia, con una oferta histórica y de patrimonio muy importante;y eso sin olvidar la enología y la gastronomía. Esa es una línea en la que estamos trabajando y ya se empiezan a ver resultados», confirma Puente, quien como sus homólogos presume de las cifras récord en turismo alcanzadas a lo largo de 2017.
También Clara Luquero pone datos en el escaparate, con más de 1,4 millones de visitantes al año, 600.000 entradas vendidas para acceder al Alcázar y 800.000 consultas en la Oficina deTurismo. «Ahora hay que trabajar para estimular la pernoctación; que los turistas que se acerquen a Segovia también se queden a dormir». El Ave, aquí, claro, puede convertirse en enemigo, porque al estar tan cerquita de Madrid puede animar al viajero a marcharse al terminar el día. «Para evitarlo apostamos por un calendario anual de festivales y acontecimientos culturales que fidelizan turistas y nos permite mejorar las pernoctaciones». Señala, por ejemplo, el Hay Festival, Titirimundi, el certamen de cine europeo, el encuentro de mujeres que transforman el mundo...
La atracción de turismo es, sin duda, una de las grandes bendiciones del Ave. Uno de cada cuatro visitantes a Valladolid procede de Madrid. En León han registrado récord de viajeros y pernoctaciones durante los dos últimos años. Y las cifras también han mejorado en Palencia. Esto supone inyección económica para negocios como la hostelería o el comercio, que pueden beneficiarse con la llegada de visitantes. «Para ello, trabajamos en campañas de promoción, con la implicación de estos dos sectores», indica Alfonso Polanco, quien apunta que hay establecimientos de Palencia que se han adaptado a este nuevo flujo de visitantes con la modificación de horarios y la apertura de tiendas los sábados por la calle. «El comercio no es el motivo del viaje; el turista no viene desde Madrid a Valladolid para ver tiendas, pero sí que es un complemento y, si se las encuentra abiertas, tal vez compre algo», asegura Óscar Puente, quien sí ve en la oferta gastronómica un motivo de atracción.
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