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La carrera por avanzar en la desescalada agrava el conflicto político en Castilla y León

La carrera por avanzar en la desescalada agrava el conflicto político en Castilla y León

Francisco Igea y Verónica Casado matizan al presidente Mañueco; Tudanca pasa al ataque y las manifestaciones aumentan la tensión

Antonio G. Encinas

Valladolid

Martes, 19 de mayo 2020, 08:32

Rosa María Funes es pediatra y neonatóloga en el hospital de Alcalá de Henares, en Madrid, y también poeta.Capaz, en plena pandemia, de poner en marcha junto a otras compañeras un particular día del libro para que los pacientes de covid-19, aislados en planta, ... recibieran un ejemplar que les permitiera aliviar la angustia. Ayer, Funes pedía a los políticos «del país y autonómicos» que bajen «urgentemente el nivel de crispación en las calles». Y añadía:«Paren de comportarse como niños maleducados y pónganse a trabajar todos a una. Si los sanitarios decidimos salir a protestar, ¿qué les parecería ustedes? Una vergüenza, ¿verdad? Pues eso es lo que nos da, vergüenza ajena de ver alentar el conflicto callejero».

Será complicado que le hagan caso.

La desescalada sanitaria se ha convertido en una carrera con Madrid como presunta damnificada. La capital y su comunidad, cuyos datos de positivos confirmados resultan siempre más cortos que la realidad porque se «consolidan», dice el Ministerio de Sanidad, más tarde, lanza mensajes de discriminación política mientras su Colegio de Médicos y el sindicato de enfermería SATSE piden prudencia y no avanzar de fase aún.

El ruido y la incomprensión de unas cifras e interpretaciones que varían continuamente alientan otros focos de tensión, como las caceroladas impulsadas principalmente por Vox. Y eso produce imágenes que provocan temblores en socios de Gobierno del propio PP, esta vez en Castilla y León. Socios que, para más revoltijo, pertenecen a Cs, partido que abandera la decisión madrileña de pedir avanzar a la fase 1.

Por partes. Verónica Casado, consejera de Sanidad, y Francisco Igea, vicepresidente de la Junta, matizaron a su presidente, Alfonso Fernández Mañueco (PP) con lo que podría ser un «datos, datos, datos». «No hemos cambiado el criterio para nada», insistía la consejera Casado. «Tenemos análisis zona a zona, área a área, provincia a provincia, para ver cómo van cada una de ellas. Todos los criterios siguen siendo nuestros criterios. Hacemos el análisis a diario y las cosas cambian, probablemente por lo prudentes que hemos sido en una fase inicial. La propuesta la mandamos hoy la decisión no se toma hasta final de semana. Y si alguna zona básica de salud tiene algún problema por transmisión comunitaria, tendremos que valorar que no pase a la fase 1», dijo Casado. «Depende de la evolución epidemiológica», insistió el vicepresidente en Twitter. Respuestas con matices, por tanto, al «pediremos que Castilla y León pase a la fase 1 el día 25» que esgrimió Mañueco el domingo. Y aunque la comunidad autónoma propone, el Gobierno dispone. Es decir, que decide. Y Javier Izquierdo, delegado del Gobierno, casi linda con Ciudadanos: «La decisión responderá a criterios científicos. Los datos que se han ido conociendo son esperanzadores y ojalá que la tendencia se mantenga. Y que la evolución permita respaldarla más aún».

Largo plazo

El argumento es que la propuesta se remite el lunes, se debate el jueves por la tarde en la reunión bilateral con el Ministerio de Sanidad y se aprueba en torno al viernes por la tarde o el sábado por la mañana. Con lo cual lo que prima es la tendencia, más que el dato actualizado. Eso sí, la última propuesta se envió el día 12 de mayo, con todas las capitales de la región fuera, y el domingo, 17, Mañueco ya veía claro que para el 25 de mayo, Castilla y León se quitará el sayo de la fase 0,5.

«Cómo sabe el presidente ocho días antes de pasar de fase si vamos a cumplir los criterios», se preguntaba el socialista Luis Tudanca. Hasta aquí llegó la oposición leal que ensalzó Francisco Igea y agradeció Alfonso Fernández Mañueco. «Hay que elegir estar con Pablo Casado o con Castilla y León; a favor de concentraciones de la extrema derecha o de tu Consejería, que pide que prime la salud. No se puede estar a favor de una cosa y de su contraria al mismo tiempo», atacó Tudanca, que en su andanada al presidente regional ni siquiera rozó al tándem de Ciudadanos que aporta el rostro a la lucha contra la pandemia. Ni un reproche para Igea. Ni un aviso para Verónica Casado. «Me preocupa la estrategia de polarización, de crispación, estrategia del PP, de Pablo Casado. Traslada el mensaje equívoco de que esto ya ha pasado», insistió.

El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, sí lanzó contra esa diana naranja. El regidor señaló en la Cope que no entendía el cambio de criterio. «No ha habido un avance en los indicadores», aseguró. «Es desconcertante».

Tan desconcertante que se produjeron varios hechos paradójicos en este clima de confrontación. A Puente le preguntaron qué le parecía que se hubieran producido manifestaciones contra el Gobierno en varias ciudades, entre ellas Valladolid. «Se guardaba bastante la distancia», señaló, después de asumir su respeto a este tipo de críticas incluso en pleno estado de alarma, aunque pidió «responsabilidad» y aseguró que «habrá tiempo» más adelante para mostrar la discrepancia.

Anguita contra cacerolada

Otro hecho paradójico fue la despedida multitudinaria de Julio Anguita. Un funeral atestado de vecinos cordobeses en la calle, hecho que ha sido utilizado por quienes defendían las concentraciones de cacerola y bandera de España para hacer ver que al otro lado también se incumplen las normas cuando conviene. Curiosamente, al funeral asistieron en primera línea los ex alcaldes de Córdoba:Herminio Trigo, Manuel Pérez y Rosa Aguilar (IU); Isabel Ambrosio (PSOE); Rafael Merino y José Antonio Nieto (PP). Todos los colores unidos en el único funeral multitudinario que ha vivido España en dos meses.

El tercer hecho paradójico se vivió en el Ayuntamiento de Madrid. Allí, Begoña Villacís, de Ciudadanos, le espetó a Vox que su partido no está preparando, como insinúan, una moción de censura contra el PP con los votos de Más País y del PSOE. «¿Sabe quién se está convirtiendo en el principal aliado del Gobierno? Usted», le endiñó Villacís al portavoz de Vox, Pedro Fernández.

En mitad del maremágnum, Francisco Igea amanecía en Twitter con una cita de Ortega y Gasset: «Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser imbécil».

Esta frase, del prólogo a la edición francesa de 'La rebelión de las masas' (1929), comienza curiosamente así: «La obra intelectual aspira, con frecuencia en vano, a aclarar un poco las cosas, mientras que la del político suele, por el contrario, consistir en confundirlas más de lo que estaban». Luego habla de «hemiplejia moral» para señalar a aquellos que, atrincherados en su propuesta política, son incapaces de mirar más allá. Y termina:«Se ha rizado el rizo de las experiencias políticas a que responden, como lo demuestra el hecho de que hoy las derechas prometen revoluciones y las izquierdas proponen tiranías».

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