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El intento de fuga de un interno que cumple condena en el centro penitenciario de Segovia se vio truncado por la rapidez de los funcionarios en darse cuenta su ausencia. Tras cerciorarse de que faltaba uno de los reclusos, lograron abortar el ... intento de fuga cuando el preso había saltado el primero de los cuatro muros de seguridad del recinto.
Los trabajadores de la cárcel de Perogordo notaron la falta de uno de los presos en la noche del pasado domingo, 28 de enero, en torno a las nueve o nueve media de la noche. El reo aprovechaba la nocturnidad para escabullirse por el interior de la cárcel, misión casi imposible debido a la vigilancia que ejerce el personal, a los medios tecnológicos de los que dispone la prisión y a las medidas de seguridad que de por sí complican cualquier intento de huida.
Esta vez, el recluso llegó a saltar un primer muro, pero los funcionarios le atraparon antes de alcanzar el segundo obstáculo arquitectónico. De hecho, son cuatro los muretes que deberían de sortear quienes intenten fugarse de Perogordo, en cuyas instalaciones también hay concertinas para persuadir a los presos de esas tentativas.
En el caso del domingo, la aventura del interno acabó cuando apenas había empezado, indican fuentes consultadas, que aseguran que los controles de seguridad y la propia infraestructura del centro hacen que sea poco menos que imposible fugarse desde el interior de la cárcel.
A finales del año pasado, los funcionarios también abortaron otro intento de escapada. Esta vz el recluso había trepado hasta el techo de la penitenciaría, pero fue reducido cuando se hallaba ya encaramado en la cubierta.
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