Cristina Álvarez
León
Lunes, 30 de julio 2018, 10:46
Acordes de violín para acompañar, para abstraerse un poco del entorno y también para obtener una pequeña recompensa en forma de donativo que ayuda a llevar el 'día a día'.
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Javier Horno, sombrero, pantalón claro, camisa negra y aire amable, se detiene en la ... Calle Ancha de León capital bajo la mirada de su burra 'Paloma'.
Es su forma de ver el Camino de Santiago. De ver el Camino y de vivir del mismo porque en su caminar Javier encuentra el apoyo de las miles de personas que se detienen para escuchar la música de su violín.
«Recorro varias provincias del Camino con Paloma y no siempre paro en los mismos lugares», asegura.
Ésta es la primera ocasión en la que hace 'parada y fonda' en León. «La gente de aquí es muy amable. Aveces me sorprende cómo me miran pero es muy agradable», asegura mientras algunos viandantes depositan monedas en la funda de su violín y otros acarician y se fotografían con 'Paloma'.
Él lo reconoce, 'Paloma' es su fiel compañera, esta «burra navarra» lleva la casa encima. Todo lo que se precisa para estos días de Camino va sobre su lomo y siempre con una identificativa concha que la liga a este trazado.
Javier reconoce que hacen buena pareja. Cada uno cumple con su papel. Él tira de violín y música para poder conseguir recursos. Paloma alivia la carga del duro día a día. «Volveré a León», asegura, mientras su música sigue inundando la Calle Ancha.
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