Exportar, hasta hace poco la 'salvación' de la crisis para no pocas empresas, se ha convertido en una actividad de alto riesgo. El anuncio que hizo el jueves la Administración Trump de que tiene la intención de elevar el 25% los aranceles a productos europeos ... puso en guardia al sector agroalimentario de Castilla y León, que exporta al año productos por valor de 64,4 millones de euros. Pero en realidad las alarmas llevan tiempo sonando.
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No en vano, el 'brexit' entra en su cuenta atrás justo cuando el comercio de las empresas de la comunidad autónoma con el Reino Unido se encuentra en el mejor momento de su historia. Y el problema se agrava porque el conjunto de las exportaciones castellanas y leonesas viven su peor momento en tres años. Castilla y León no puede permitirse perder ese siete por ciento que representan las ventas de sus empresas en los actuales dominios de Boris Johnson sin que toda su economía se resienta. No en vano, están involucrados algunos de los sectores 'sistémicos' de la región: el automóvil y la agroalimentación.
Los registros revelan que las exportaciones al territorio anglosajón, que duplican en volumen las de hace un decenio, retroceden el 7,4% este año. Además, después de nueve ejercicios consecutivos de incrementos en la cifra empresas que exportan a las islas británicas de forma sostenida, por primera vez una decena de esas compañías han dejado de hacerlo en lo que llevamos de 2019.
Mientras el año pasado terminó con 453 empresas con intereses exportadores en el Reino Unido, el 1,8% más que un año antes, en 2019 (hasta julio) la cifra se sitúa en 384, el 4% menos. Peor es el retroceso del valor de las ventas, que tras crecer el 8,1% en 2018, hasta 1.306,4 millones de euros, cae el citado 7,4% hasta el séptimo mes, hasta 597,2 millones. El récord se produjo en el año 2016, con 1.449,7 millones exportados.
El temor a las consecuencias del 'brexit' queda de manifiesto cuando se observa cómo este año se registran once exportadoras regulares (las que llevaban cuatro años consecutivos siéndolo) menos que en 2018, hasta una cifra de 251 empresas. Con las importaciones sucede algo parecido: tras incrementarse el 23,5% el año pasado, hasta 764,7 millones, este año descienden el 2,8%, hasta 369,2 millones.
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Por el momento, los productos que se envían al Reino Unido siguen una evolución dispar: mientras el sector del automóvil arroja un incremento del 66,3% –los fabricantes y la industria auxiliar hablan de acopio por parte de los importadores británicos, por lo que pudiera suceder si finalmente hay aranceles– y los alimentos elaborados crecen también el 70,5%. Peor suerte corren los productos de hierro acero, que caen el 20,7%, y el sector de las bebidas, donde se incluye el vino, con retroceso del 9,9%.
En cualquier caso, según el presidente de la Asociación de Bodegas Empresariales de la Ribera del Duero (Asebor), «el susto no será grande». «Nuestra exposición al mercado británico no es demasiado alta –explica Iker Ugarte–. Al ser una bebida alcohólica, el vino debe pasar un gran número de controles y está sometido a una burocracia máxima. Un 'brexit' duro y la imposición de nuevos aranceles encarecerá el precio sin duda, pero creo que no es algo muy inquietante porque ya somos un producto caro, dirigido a un segmento de consumidores que tienen un poder adquisitivo elevado».
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Mayor preocupación expresa Mario Armero, vicepresidente ejecutivo de la patronal del automóvil (Anfac), para quien «el establecimiento de aranceles y barreras comerciales es preocupante y perjudica la competitividad de nuestras fábricas y el desarrollo de nuestras cadenas de suministro, que están altamente integradas». «Un 'brexit' sin acuerdo empeorará aún más este comercio y dañará toda la cadena de producción, en España y en Europa», advierte.
«El único consejo que se les puede dar a las empresas es que estén preparadas, que sean conscientes de que el 31 de octubre, si no hay novedades, el Reino Unido será un tercer país a todos los efectos, con sus paradas en la frontera y controles arancelarios», señala la directora territorial de Comercio. «Del 'brexit' hay muchísima información, hemos hecho y seguimos haciendo jornadas divulgativas y percibo que incluso entre las empresas exportadoras pequeñas hay madurez y se están haciendo los deberes. La preocupación ha hecho que se hayan molestado en moverse». En opinión de Isabel Clavero, los aranceles anunciados por EE UU deben servir para que «la UE plantee una respuesta contundente que intente revertirlos». Y en cualquier caso, sugiere algo que es siempre recomendable para quien quiera exportar: «diversificar y buscar mercados alternativos, que los hay, como Canadá, Brasil México...».
La empresa regional con mayores relaciones comerciales con el Reino Unido es también la más grande de las originarias de Castilla y León, el fabricante burgalés de componentes de automoción Grupo Antolín. En el primer semestre ha sufrido una caída en sus beneficios del 45%, que no duda en atribuir «al momento de incertidumbre que atraviesa la industria de automoción, afectada por el proceso de salida de Reino Unido de la UE y las tensiones comerciales». Presente en el país británico desde 1989, el Grupo Antolín tiene allí una plantilla de 3.000 empleados (de los 28.000 que tiene en todo el mundo), repartidos en diez fábricas.
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Por su parte, Renault exportó el año pasado al Reino Unido el 9% de los coches que fabricó en Valladolid y Palencia, es decir 44.450 unidades. Otras compañías con presencia en el país son el grupo fabricante de fresadoras Nicolás Correa, con oficinas en Preston y la agroalimentaria Siro, con una oficina de ventas en Chilworth.
Desde el punto de vista estrictamente exportador, entre las afectadas estarían las firmas farmacéutica y de cosmética GlaxoSmithKline y L'Oreal, que fabrican en Burgos; o Philips, que desde la antigua planta vallisoletana de Indal exporta su material de alumbrado LED. Entre las medianas y pequeñas que también colocan sus productos en los expositores de las islas británicas están la salmantina Joselito o la vallisoletana Quesos Canal.
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En marzo pasado, el Gobierno británico anunciaba que las exportaciones tendrán un arancel del 10,6% si hay 'brexit' duro, si bien quedarían exentos de la tasa algunos productos. Habría tarifas nuevas a productos agroalimentarios –carne de ovino, pollo, porcino y vacuno; y mantequilla–; gravámenes sobre el precio de los coches y camiones (10,6%); el equipamiento de transporte (2,9%); productos minerales y de cristal (0,2%); y químicos, plásticos y caucho (0,1%), entre otros. Quedarían sin aranceles los quesos distintos del cheddar, los pescados y mariscos, madera, papel, calzado, la joyería, aluminio, hierro y acero y la maquinaria.
Al presentar su programa de actuaciones para la presente legislatura en materia económica, el consejero Carlos Fernández Carriedo anunciaba que su departamento está elaborando «un programa de adaptación que permitirá poner a disposición de las empresas una tutorización individualizada en procesos de homologación de productos, aranceles y necesidad de diversificar mercados». Desde Cecale urgen a la Consejería de Economía y Hacienda a que lo presente cuanto antes, dado que la incertidumbre del propio proceso de salida es ya suficientemente dañina.
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