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«Begoña es una buena mujer, simpática y muy amable, pero parece un problema evidente y estaba generando un grave problema de salubridad para ella misma, para su hijo y para todos los vecinos» del bloque del número 11 de la calle Portillo de ... Balboa, en La Rondilla, lamentan los residentes. Allí, en el cuarto piso, vivía hasta ayer esta mujer de 58 años, junto a su hijo de 34, rodeados de toneladas de basura que no solo impedían literalmente moverse dentro de una vivienda de apenas sesenta metros cuadrados sino que aún cortan por fuera, en el rellano, el paso a la puerta de su propio piso y a la de enfrente.
Ella se negaba a recibir asistencia médica y psicológica y por eso tuvo que ser un juez el que ordenara a primera hora de la mañana de ayer su ingreso hospitalario. Así que policías nacionales y locales, con la ayuda de los efectivos de los Bomberos, lograron convencerla para que saliera y pudiera ser trasladada en ambulancia para «su ingreso hospitalario». Los agentes, de paso, también llevaron al Clínico a su hijo, que vive «a temporadas con ella», para que pasara un examen médico debido a las «condiciones tremendas en las que ambos estaban viviendo», según coincidieron ayer en señalar fuentes de sendas policías.
La intervención tuvo lugar al filo de las nueve de la mañana de ayer, cuando los agentes intentaron inicialmente sin éxito que Begoña les abriera su puerta del cuarto piso. Así que avisaron al Servicio de Extinción de Incendios y estos desplegaron la escala para acceder al domicilio por la ventana que da a la calle. Finalmente pudieron convencerla para que saliera de forma voluntaria, eso sí, ayudada para esquivar «cientos de bolsas de basura y todo tipo de cacharros que dificultaban enormemente tanto entrar desde el exterior como salir del interior».
Solo uno de sus dos perros se quedó en el interior de la vivienda a la espera de la previsible intervención de los servicios municipales de Limpieza para eliminar un más que evidente foco de insalubridad, contra el que la propia comunidad de vecinos lleva tiempo luchando. Tanto es así que hace algunos años «ya se retiraron tres camiones de basura de la vivienda de la misma mujer».
«Begoña lleva más de diez años viviendo junto a su hijo en esta casa, que debió ser de sus padres, y lleva toda la vida deambulando por las calles del barrio acumulando todo tipo de cosas» que luego iba apilando, primero, dentro del piso y, luego, también en el rellano, que está cubierto de bolsas, basuras y cacharros. Tanto es así que en la vivienda de enfrente, a la que resulta prácticamente imposible acceder, «ya no vive nadie».
Los vecinos confían ahora en que «los servicios municipales actúen con rapidez» para retirar la basura acumulada durante los últimos años por la inquilina del cuarto y que tanto ella como su hijo «reciban la mejor atención posible». Así pondrán fin a un caso de síndrome de Diógenes con el llevan un decenio lidiando.
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