El Barraco: tradiciones del tiempo de los vetones

El ritual de las cencerradas, para ahuyentar a los malos espíritus y proteger las almas y los ganados, o el de las enramadas, como señal de amor a las novias y de intención a las mozas casaderas, es una costumbre que en El Barraco se remonta hasta los tiempos de los padres vetones. Pocas localidades como ésta pueden presumir de su devoción por su patrimonio inmaterial, que se recuerda fundamentalmente alrededor de las dos fiestas principales, la romería de San Marcos, que se celebra el 25 de abril, y las fiestas patronales del Santísimo Cristo de Gracia, que tienen lugar el 14 de septiembre.

Junto a ellas, de especial tradición son todos los actos relacionados con los quintos, desde el 'arrendamiento' de la casa para la compañía hasta los cantos, con el atavío de la capa, el sombrero y la escarapela, a la Virgen de la Piedad, pasando por el abastecimiento de leña, el paseo de los carneros en la madrugada de las Candelas, o la ronda y el tizne de chocolate a las mozas.

Hablando de El Barraco, no se pueden olvidar su tradicional gastronomía, ni su afición por todo lo relacionado con la música (canciones de jota, coplas, romances, seguidillas) o con las leyendas locales, como la de la Gallina o la de la trágica boda del poblado de Santo Domingo de Guzmán.

Ni, por supuesto, con la pervivencia de sus viejos trajes regionales: el de Bragas, que pervive desde los tiempos de Carlos V como parte de la indumentaria masculina (camisón, jareta, cintas, botonadura, calzón, polainas, chaquetilla, chaleco, faja y sombrero) y el de Rabo, femenino, el más antiguo de la provincia (camisa, jubón, dengue, ceñidores, mantilla, montera, medias, relicarios y zapatos bordados). Un auténtico tesoro de la memoria colectiva.

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