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S. G.
Lunes, 17 de diciembre 2018, 07:43
Con muchas toneladas aún por arrancar en una campaña que comenzó siendo difícil ya desde la siembra, los remolacheros reflexionan sobre el futuro incierto del cultivo y se aferran hasta la primavera para tomar decisiones definitivas. El anuncio de una bajada de 6,5 euros por tonelada la próxima campaña por parte de Azucarera ... pone en jaque a un sector que asegura que está trabajando con precios «ajustadísimos» y que se plantea si merece la pena seguir.
Juan Manuel Mediavilla, remolachero palentino, es de los pocos que lo tiene claro: «Azucarera nos ha dado una puñalada trapera, no tiene sentido que a un año de que se cumpla el Acuerdo Marco Interprofesional (AMI) modifique el precio, no lo veo lógico, y gran parte del cultivo se va a ir al traste. Se perderán fábricas, posiblemente, también empleos». En su caso concreto, 10 de las 12 hectáreas que dedica a este cultivo las tiene contratadas con Azucarera «pero así, yo no siembro». Entiende que se producirá una «fuga masiva» hacia Acor pero recuerda; «Acor tendrá un techo y no se podrá quedar con el 100% de la gente que se vaya de Azucarera».
¿Las opciones de futuro? «El agricultor que se dedica al regadío lo tiene que hacer funcionar con patata o maíz pero esto puede que arrastre a otros cultivos. Que la remolacha se caiga no es bueno para nadie del sector agrícola y socialmente, tampoco porque hay empleos directos y mucha gente que vive alrededor de ella», mantiene.
Reconoce que hasta el momento de la siembra, en primavera, «hay margen para pensar lo que se hace pero yo creo que va a ser una primavera de sorpresas porque ya solo con el anuncio de la bajada de precios la revolución está en la calle así que cuando llegue el día...».
Eloy Álvarezcultiva junto con sus hermanos 90 hectáreas en la provincia de Valladolid y las entregas las tiene repartidas entre Acor y Azucarera. Además, cuentan con varias máquinas con las que se dedican a arrancar remolacha para otros agricultores. «Por lo que yo veo, está siendo una campaña media-baja en cuanto a kilogramos, unos 90 toneladas por hectárea, no hay más». Como es lógico, habla con mucha gente del sector y esto le lleva a pensar que «los agricultores de Acor que mantiene los 42 euros por tonelada van a seguir igual pero la gente de Azucarera si no es por obligación, porque tienen que cumplir con el PDR o algún expediente, lo veo muy complicado». En su caso, reconoce, «vamos a ver cómo sigue esto pero habrá que pensárselo» y alerta: «Si no se ponen medidas urgentes ya no solo se trata de que no siembre el agricultor sino de que se cierran las fábricas».
En Ávila, Raúl Octavio mantiene siete hectáreas de este cultivo que «siempre he visto en mi casa» y del que dice, «la rentabilidad está en mínimos». Es uno de los muchos agricultores que tiene divididas las entregas y que está esperando las explicaciones de Azucarera. «De momento voy a seguir igual pero ahora, a ver qué nos dice Azucarera, si es verdad que van a bajar 6,5 euros la tonelada y si lo van a compensar como dicen, pagando la siembra, el abono. Ya íbamos justos con las ganancias y se supone que van a convocar reuniones para explicarlo».
Santos Calvo García, remolachero zamorano, habla del momento actual de «desilusión», en un año en el que han bajado los rendimientos y en el que las perspectivas de Azucarera no contribuyen a la causa.
«Si Brithish Sugar continúa con esa bajada prevista, me lo está poniendo muy difícil». Su percepción es que «la gente se lo va a replantear pero hasta febrero o marzo tenemos plazo para decidir».
Una de las opciones que ve factibles es la de trasladar el cultivo a Acor, él mismo tiene las hectáreas divididas. «Si Acor mantiene el precio, aunque haya bastante desilusión por los rendimientos, sería una posibilidad para mantener el cultivo». Desconoce la capacidad de la fábrica de Olmedo pero «es bastante grande y si ampliara un poco el periodo de molienda, quizás podría hacerse cargo, es una de las pocas opciones que veo».
En relación a Azucarera, «imagino que no se quedará de brazos cruzados y moverá ficha», al tiempo que manifiesta que «siempre se pueden hacer cosas como compensar con la semilla o el arranque y lo que te bajan en la tonelada que entre por otro lado pero lo único que sabemos a día de hoy es la bajada de precio».
Por último, en la provincia de León, Javier Pozo, asentado en Santa María del Páramo, se manifiesta en términos similares a los de sus compañeros. «La gente tiene un cabreo monumental y las perspectivas son nefastas, el que pueda abandonar, abandonará».
Su intención, por ejemplo, es la de desviar las hectáreas que mantiene contratadas con Azucarera hacia Acor: «Todo no lo podrá coger Acor pero los que podamos cambiar, cambiaremos».
Su teoría es que con Azucarera mantendrán las hectáreas «aquellos que no tengan más remedio, los que tengan que cumplir un expediente o aquellos que lo necesiten para cumplir con tres cultivos».
En su zona, aquellos que abandonen la remolacha azucarera «se decantarán por legumbres y más cereal» pero es consciente de que «cada uno hará sus cuentas y habrá explotaciones en las que lo que para mí no es rentable para ellos sí».
Coincide en que los rendimientos de este año son «bajos» en una provincia en la que la mayoría de la raíz todavía está en las tierras sin arrancar.
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