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Luis Tudanca, entre Ana Sánchez y Virginia Barcones en 2019, cuando se alzó con el triunfo en las elecciones autonómicas del 26M. Miriam Chacón-Ical
Los argumentos a favor y en contra de la continuidad de Luis Tudanca en el PSOE

Los argumentos a favor y en contra de la continuidad de Luis Tudanca en el PSOE

Tudanquistas y oficialistas tratan de imponer su relato, al margen de las cuitas más personales que se puedan dirimir en este conflicto

Antonio G. Encinas

Valladolid

Lunes, 14 de octubre 2024, 11:12

Tudanquismo y oficialismo pelean estos días, y lo harán hasta que llegue el momento de las primarias, por imponer su relato. Por fijar en el imaginario de los militantes, que son los que votan, un estado de las cosas que convenza a los electores de elegir su opción. Circulan en forma de mensaje de whatsapp por los grupos, o con un boca a oído constante, muchas veces planteados en un blanco/negro sin matices. La realidad, sin embargo, es que los argumentos de unos y otros se contraponen y a veces muestran que hay una zona gris de indefinición bastante amplia.

A favor: Luis Tudanca ganó las elecciones en 2019 por primera vez en tres décadas. En contra: No gobernó, en parte por culpa de Ciudadanos y en parte por su propia inacción.

Fue un resultado histórico. 35 parlamentarios que acompañaban a un gran número de alcaldías con regidor socialista, como Valladolid, Burgos, Aranda de Duero, Ponferrada, Soria, Segovia, León, Benavente… La ola nacional y la división del voto de derechas favoreció a un Luis Tudanca que, tras el debut sin opciones de 2015, cuando cayó con rotundidad, se impuso por 46.000 votos al PP de Alfonso Fernández Mañueco. Cuatro años antes, la ventaja de Juan Vicente Herrera ante el recién llegado Tudanca fue de 160.000 votos. Fue un triunfo incontestable, 35 procuradores a 29, que le hubiera dado la Presidencia de la Junta si el Ciudadanos de Francisco Igea hubiera cumplido con lo que auguraba en campaña… Pero no. Irrumpió Madrid, con Albert Rivera a la cabeza, y designó al PP «socio preferente». Tudanca y los suyos se exculpan con eso, pero en Ferraz hay quien defiende que, por mucho que Ciudadanos diera esa orden desde Madrid, Tudanca debió hacer más. Forzar la máquina. Llevar a Igea y a quienes estaban con él, como algunos procuradores deseosos de desalojar al PP, a desobedecer a Rivera y pactar el Gobierno a riesgo de romper el partido. Un partido que, dicho sea de paso, anda enredado ahora en primarias. Carlos Pérez-Nievas (coordinador nacional de Ciudadanos) agradecía en Twitter «a los 682 afiliados su participación en el proceso de avales». Está todo dicho.

Esa misma inacción, o una falta de empuje estratégico, es la que le echan en cara respecto a la moción de censura. Que impulsó Ferraz, adelantando los tiempos que se habían marcado en el PSOE de Castilla y León, y eso dificultó las maniobras. Al final, solo la 'ciudadana' María Montero dio el paso. Había conversaciones con varias personas más del grupo parlamentario naranja. El PP reaccionó y no fructificaron. La moción, la primera en la historia de la autonomía castellana y leonesa, decayó.

Luis Tudanca, entre Ana Sánchez y Virginia Barcones en la noche electoral del 13F de 2022, cuando perdió las elecciones autonómicas anticipadas ante Mañueco. Nacho Gallego-Efe

A favor: Los resultados y proyecciones de Tudanca están por encima de la media del partido. En contra: Viene de dos derrotas, la moción de censura y las elecciones de 2022.

Descontado el batacazo de 2015, heredado porque Tudanca llegó a la secretaría general del PSOE de Castilla y León en 2014, desde 2019 siempre ha rebasado el 30% de los votos. Lo más relevante, con todo, es que independientemente de la inercia nacional, en los últimos comicios el PSOE de Castilla y León ha obtenido más porcentaje de voto que el PSOE nacional. En las generales anticipadas de 2023 el PSOE obtuvo en toda España un 31,68% del voto, mientras que en Castilla y León logró un 32,34%. En las últimas europeas, la media nacional fue de un 30,18% y el PSOE castellano y leonés obtuvo un 30,44%. El tudanquismo aún esgrime una encuesta, publicada por El País esta misma semana, en la que sitúa al PSOE de Castilla y León dos décimas por encima en intención de voto del PP autonómico, un 25,2% frente a un 25%.

En el bando contrario, al margen de la fiabilidad de las encuestas, resaltan que ya perdió las elecciones de 2022 frente a Alfonso Fernández Mañueco (PP). Un candidato que ganó las elecciones pese a perder 50.000 votos respecto a 2019 (de 433.000 a 378.000), lo que situaba a los populares en sus dos peores resultados en décadas. El PSOE se quedó a 15.000 votos del PP. Y le añaden al bagaje negativo esa derrota en la moción de censura y el no-Gobierno de 2019. Un triunfo pírrico ante el PP, que por su lado maneja escenarios radicalmente diferentes, tampoco garantizaría gobernar, porque Vox ronda el 14% y ni Sumar ni Podemos logran resultados significativos.

A favor: Lealtad a Pedro Sánchez desde 2014, Tudanca ha defendido la postura del partido en asuntos polémicos. En contra: Ha quemado todos los puentes con la dirección nacional y ha sido desleal con algunos movimientos.

Luis Tudanca ha insistido en que fue el único líder autonómico que se mantuvo leal a Pedro Sánchez tras su defenestración. Una lealtad que le ha llevado a defender en Castilla y León posiciones muy difíciles de comprender por la militancia, como la amnistía o el concierto con Cataluña, punto en el que se ha limitado a exigir una financiación justa para todos los territorios. Pero sí hay en Ferraz quien recuerda algunas deslealtades, como cuando hace unos años 'plantó' a la Ejecutiva Federal o, más recientemente, este verano, cuando dio una rueda de prensa después de semanas desaparecido para hablar sobre financiación autonómica. Lo cierto es que incluso este martes, en plena batalla interna, defendió en el Pleno la labor del Gobierno en materia económica.

A favor: La militancia está con Tudanca. Le pidieron que continuara tras la derrota de 2022. En contra: Debió dejarlo en ese momento y pactar una salida y una renovación del partido en la comunidad.

El discurso de la noche del 13F de 2022 sonaba a despedida. «Otro vendrá que lo hará mejor», vino a decir. Su entorno cercano se afanó en convencerle de que continuara. Lo mismo, dicen, algunos secretarios provinciales que hoy, de momento, guardan silencio o, en el mejor de los casos, piden que se ponga un poco de paz y se aplace la guerra. Sin embargo, en Ferraz dicen que era el momento de dejarlo, con un resultado digno, pactar una salida para las siguientes generales (que al final se anticiparon a verano de 2023) y favorecer una regeneración en el partido. Una renovación que ahora habrá que hacer corriendo y con la amenaza de que Mañueco tiene en su mano adelantar elecciones con un escenario cada vez más favorable al PP.

A favor: No hay un candidato claro para sucederle. En contra: Sí lo hay, está definido y concitará adhesiones importantes.

Nadie ha dado un paso al frente. Todo lo más, al costado para alejarse del cáliz que supone hacerse cargo de una organización, la del PSOE de Castilla y León, que lleva sin gobernar la comunidad desde los ochenta del siglo pasado. «No hay un candidato mejor que Luis Tudanca por su conocimiento del territorio», defienden los tudanquistas. Un conocimiento, le achacan en el otro bando, que ha mermado en los últimos tiempos, en los que consideran que ha estado más distraído. La ausencia del PSOE autonómico durante la ruptura del Gobierno PP-Vox llamó la atención. Al mismo tiempo, desde Ferraz aseguran que hay candidatura, que está bien definida y que será alguien capaz de concitar un cierto consenso en torno a su figura. El suficiente como para erigirse en alternativa sólida y no aparecer como un cartel impuesto por Ferraz.

A favor: Tudanca unió un partido que estaba roto y lo ha mantenido cohesionado diez años. En contra: El grupo parlamentario se le ha descosido con casos graves y está fracturado.

Luis Tudanca era un hombre semidesconocido, un diputado burgalés que de pronto se vio aupado al liderato de un PSOE envenenado por años de batallas internas. Lllegó al cargo, de hecho, gracias precisamente a una de esas batallas. Su primera tarea fue unir al PSOE de Castilla y León, lo que supo hacer hasta mantenerlo unido durante una década. El desgaste ha hecho que fueran apareciendo algunas voces discrepantes y estas han cogido fuerza en los últimos tiempos. El grupo parlamentario, además, ha sufrido incidentes nada desdeñables, como la salida de Ángel Hernández (Soria) por un caso de presunta violencia doméstica y la de Juan Luis Cepa (Salamanca) por otro presunto caso de corrupción de menores. Eso y la reorganización con la que desplazó de la portavocía adjunta a Nuria Rubio (León) ha fracturado el grupo, que vive en un estado de tensión importante.

Un factor para ambos: Los sueldos en juego.

Hay, de fondo, también una cuestión de sueldos y puestos que los afiliados barajan. Tudanca y su entorno, comenzando por su mano derecha, Ana Sánchez, tienen nóminas muy elevadas por sus cargos en las Cortes. También el resto de su núcleo duro en el grupo parlamentario. A cambio, retiró la nómina como procuradora liberada a Nuria Rubio, cercana a Javier Cendón (secretario provincial en León y diputado nacional). Los secretarios provinciales son, en su mayoría, diputados (más un senador) con presencia en comisiones, lo que les garantiza algún plus más aparte del sueldo bruto. Nóminas que dependen de la decisión de Ferraz. Cualquier negociación entre ambos bandos debería contemplar, en lenguaje de Pedro Sánchez, «no dejar a nadie atrás». Y una batalla cruda, a todo o nada, pondría en juego esos sueldos.

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