La BRILAT desinfecta instalaciones de la residencia Hermanos de la Sagrada Familia. Gabriel Villamil

Todo lo aprendido en las residencias, a rango de ley

El drama vivido en los geriátricos por la covid fuerza a las autonomías a promulgar normas extraordinarias para encarar el rebrote mientras replantean el modelo asistencial

M. J. Pascual

Valladolid

Domingo, 28 de junio 2020, 11:06

El aprendizaje en los tres meses de pandemia ha sido duro: 19.570 ancianos muertos en las residencias de España por covid o con síntomas compatibles, según las cifras del Ministerio de Sanidad. De ellos, 2.597 han fallecido en 267 centros asistenciales de Castilla ... y León, lo que supone el 93% del total de defunciones atribuidas a la epidemia en esta comunidad. La Junta ha sido el primero de los gobiernos autonómicos en promulgar, tras el estado de alarma, una normativa monográfica de medidas extraordinarias dirigidas a blindar los geriátricos para hacer frente a la temida segunda oleada de coronavirus. Estas medidas excepcionales regirán al menos hasta octubre, el horizonte que se da la Consejería de Familia para que los grupos de trabajo tengan medianamente hilvanada la Ley de Atención Residencial que sustituya al denostado decreto residencial que la consejera Isabel Blanco ha tenido que meter en el cajón tras varias sentencias en contra y un fallido intento de reforma que la elevada incidencia de la covid en las residencias ha contibuido a enterrar.

Publicidad

El decreto ley 5/2020 de 18 de junio de Castilla y León está siendo estudiado por otras comunidades, como el Principado de Asturias, que prepara su procedimiento de actuación específico para geriátricos y centros sociosanitarios. Mientras lo ultima, ha dedicado a los centros asistenciales cuatro páginas de su boletín oficial del pasado 19 de junio (la misma fecha de publicación en el Bocyl del decreto de la Junta) en el que establece las pautas generales de lucha contra la covid una vez levantado el confinamiento. Asturias, que con 230 muertos en residencias, es una de las menos golpeadas por la enfermedad (el 68% del total de fallecidos por la epidemia), contempla entre sus medidas «el control y supervisión especial» de la Consejería de Salud en todos los centros (públicos y privados). Un grupo técnico coordinado por la Dirección general de Cuidados, Humanización y Atención Sociosanitaria y la Dirección General de Salud Pública será el encargado de actualizar los procedimientos en estos centros. Una medida específica, a mayores de lo que la normativa de la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar determine sobre los requisitos organizativos en estos establecimientos, es que cada centro designará a un responsable que se ocupará de dirigir y coordinar la actividad asistencial, supervisar que se cumplen las medidas de prevención y protección y que se garantiza la calidad de los cuidados a los residentes y también será el enlace con los recursos sanitarios de la zona básica de salud. Este coordinador se ocupará de elaborar el plan de contingencia de su centro.

Como en el decreto de Castilla y León, las residencias tienen que dejar en reserva y sin ocupar parte de ellas con el fin de que puedan alojar a potenciales contagiados de covid para aislar los rebrotes. Pero, al contrario que la de la Junta, la normativa asturiana sí fija el porcentaje concreto de 'reserva' para centros de más de 20 plazas, que coincide con el que calculan los empresarios de residencias de Castilla y León: al menos el 5% tendrán que estar libres para poder realizar el aislamiento. Si las tienen todas ocupadas, las que vayan quedando vacías de forma permanente no podrán volver a contratarlas hasta llegar a ese porcentaje de reservas para casos covid.

Planes de contingencia

El plazo que da Asturias para poner en marcha su plan de contingencia es bastante inferior: 10 días desde la publicación de la normativa, frente al mes del Gobierno castellano y leonés. Otra diferencia es que no establece un aprovisionamiento temporal de equipos de protección, que en Castilla y León es por cinco semanas como mínimo. Sí coincide en que el personal asistencial no rotará entre los grupos de residentes.

Galicia, otra de las comunidades con menor letalidad por la covid (274 muertos en residencias, el 44% del total de fallecidos en esa comunidad) tiene en marcha su plan de reactivación de residencias desde el 16 de mayo y los centros siguen bajo tutela de las autoridades sanitarias. Fuentes de la Consellería de Política Social señalaron que en este momento «se está iniciando una reflexión sobre el futuro de las residencias para redefinir sus características arquitectónicas y la interconexión con el sistema de salud».

Publicidad

En su boletín del 20 de junio, la Comunidad de Madrid, que reconoce 5.987 muertos en geriátricos por covid (el 71% del total de fallecidos por la pandemia en esa autonomía), publicaba sus medidas antirrebrotes en residencias, mucho más genéricas y donde recuerda a los centros que tienen que disponer de planes de contingencia, aunque no les pone plazo para ello.

STE: «Va a traer un déficit en la calidad asistencial a los residentes»

«Ni la buena voluntad ni un cursillo habilita para ejercer como técnico en cuidados de enfermería», advierte el Sindicato de Técnicos de Enfermería (STE), que insta a la Gerencia de Servicios Sociales a que «no permita esta tropelía, que podría llevar a suponer un déficit de la calidad asistencial al paciente». Estos profesionales recuerdan que son ellos los que han atendido a los pacientes covid de las residencias y rechazan que el nuevo decreto permita el acceso a estos puestos asistenciales de personas «sin la debida titulación lo que, además de injusto para los profesionales en activo y titulados, conllevará un evidente déficit de la calidad asistencial».

CC OO: «Tienen que aumentar las ratios de personal»

«Pedimos que se aumente la ratio de profesionales asistenciales y sanitarios en las residencias privadas y en la públicas», señala Ana Rosa Arribas Muñoz, secretaria general de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CC OO de Castilla y León. Señala que hay temor en las plantillas de que el nuevo decreto, que supone una reorganización de los centros, lleve a las empresas a reducir personal. «Los contratos covid están finalizando y ahora mismo tenemos las residencias al 60% de ocupación y las empresas siempre tienen al mínimo». Por ello, concluye, los planes de contingencia «se tienen que obligar y hay que inspeccionar».

UGT: «Los costes de los EPI no pueden repercutir en los usuarios»

UGT considera que el decreto resulta «inconcreto e incompleto» y pone el énfasis en «la ausencia de coordinación sociosanitaria» y de protocolos «concretos y exhaustivos» que den una respuesta «ágil y segura» en situaciones de emergencia en las residencias. Las medidas sobre personal se recogen «con imprecisión y discrecionalidad», sin tener en cuenta el marco de la negociación colectiva, que «no aparece en todo el decreto-ley». UGT recuerda que los EPI «son responsabilidad de las empresas prestadoras» y «bajo ningún concepto estos costes deben repercutir sobre los usuarias, como ya está empezando a ocurrir en forma de pluses».

CSIF: «La única medida concreta es el refuerzo de la inspección»

«Le falta mucho desarrollo y concreción, es muy vago e impreciso», critica Raquel Fernández Herrero, secretaria de acción sindical de Csif, respecto de la normativa extraordinaria. Básicamente, entiende que es un decreto «de buenas intenciones pero de pocas acciones». Apunta que la única medida «concreta» es que, a través de la Ley de Función Pública, se prevén refuerzos en la actividad inspectora de supervisión y control en estas situaciones excepcionales de salud pública, de manera que aquellos funcionarios de la Consejería de Familia (competente en servicios sociales) que la desempeñen tendrán la condición de agente de la autoridad.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad