Ricardo Díez, alcalde de Castillejo de Mesleón. Cacho/ Ical

El alcalde incombustible: 55 años en el cargo y volverá a presentarse

Ricardo Díez, regidor de la localidad segoviana de Castillejo de Mesleón, cumplirá 89 años el próximo mes de diciembre

Carlos Álvaro

Domingo, 3 de junio 2018, 13:31

El día 8 de junio, la Diputación de Segovia le concederá el título de Hijo Predilecto de la provincia. Ya tiene la medalla de bronce y la de oro, recibidas cuando cumplió 25 y 50 años como alcalde de Castillejo de Mesleón, ... respectivamente. Ahora lleva 55 años con el bastón de mando y a Ricardo le cabe el honor de ser el alcalde de España que más tiempo lleva al frente de un Ayuntamiento. Castillejo de Mesleón tiene 145 habitantes, pero el alcalde está muy acostumbrado a recibir llamadas de los periodistas. «Yo os atiendo sin problema, faltaría más. Me llaman tantos, que estoy acostumbrado. Pero estoy agradecido de que os acordéis de mí», dice antes de empezar la entrevista.

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Ricardo Díez Pascual cumplirá 89 años el próximo diciembre. Goza de buena salud y todo parece apuntar a que volverá a repetir como candidato en las elecciones municipales de 2019. La concesión del título de Hijo Predilecto de Segovia le hace especial ilusión. «Si no fuera por la ilusión que tengo... no estaría aquí... Estoy encantado porque me encuentro bien. Yo sigo ayudando, haciendo lo que puedo por el pueblo..., en fin, estoy contento y con ganas de volverme a presentar siempre que siga encontrándome bien...».

-¿Se presentará, entonces?

-Lo que le digo: siempre que me encuentre bien. Si estoy bien de salud me volveré a presentar porque creo que hago falta. Aquí, mire usted, hace falta una persona que disponga de tiempo y que tenga vocación de trabajar. Tal y como está la vida ahora, si no trabajamos, los pueblos acabarán quedándose vacíos.

-O sea, que tiene tarea

-Es que hay tarea, claro. Yo dedico tres horas diarias, como mínimo al Ayuntamiento, y luego atiendo a todos los que vienen planteando cosas... Así que, entre unas cosas y otras, estoy liado todo el día. Hombre, a veces me abruma tanto como tengo que hacer, pero siempre salimos adelante. Siempre se pueden hacer cosas nuevas por Castillejo. Siempre hay ilusión. Gracias a ello, el pueblo sigue vivo. Por eso pienso que debo seguir.

No quería ser alcalde

Ricardo llegó a la Alcaldía de Castillejo de Mesleón en 1963, con 33 años. No se lo esperaba. Y tampoco quería. Trabajaba con su padre, de labrador, pero un tío suyo, que era concejal, pidió la excedencia por enfermedad, «y me dejó haciendo las veces de alcalde». Ni corto ni perezoso, se fue a ver al gobernador civil, Juan Murillo de Valdivia, para pedirle que hiciera alcalde a un amigo suyo, Domingo Villa Sánchez. «Yo no quería ser alcalde. En casa había trabajo porque éramos labradores de muchas yuntas... Pero estaría de Dios que viniera así que a los quince días se murió mi amigo y ya me quedé yo. Y hasta hoy». Ricardo Díez fue nombrado definitivamente alcalde el 4 de noviembre de 1964.

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-¿Qué recuerdos tiene de aquella época, Ricardo?

-¡Uf! Casi me acuerdo mejor de aquello que de lo que hice ayer... Cuando me nombraron alcalde, mi pueblo era una cuadra. La calles llenas de barro, de ovejas, de vacas... No había agua corriente... Fatal. Lo que han progresado los pueblos... Ahora, en Castillejo, no ve usted un papel por las calles. Además, hemos extendido el casco urbano, porque se han hecho lo menos sesenta viviendas... Con eso mantenemos el pueblo, que es mi obsesión.

-¿Le preocupa la despoblación?

-Pues claro. Es un problema, sí. Pero en mi pueblo no lo hemos notado demasiado. Siempre se ha mantenido más o menos. Hablo del núcleo de Castillejo, porque el barrio de Sotos de Sepúlveda se ha quedado con cinco habitantes. Fíjese, cuando entré tenía 160 habitantes y ahora... Castillejo, no; Castillejo se ha mantenido. Algo ha perdido, pero podemos decir que se ha mantenido.

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-El PP es hoy un partido marcado por la corrupción y en franca decadencia. ¿Seguirá en él?

-La corrupción es lo peor que le ha caído a este partido. Le ha perjudicado mucho. Yo seguiré porque se han portado bien conmigo y estoy contento con la gestión. A la Diputación, por ejemplo, siempre la he tenido a mi favor. Las diputaciones son imprescindibles para los pueblos porque se preocupan por nosotros. Todos los años nos dan una cantidad y vamos haciendo lo que se puede hacer, pero gracias a la Diputación están los pueblos como tienen que estar, y no llenos de barros. La Diputación Provincial es la madre de todos los pueblos, siempre lo he dicho.

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