Victoria de fe

Cree en su entrenador, en lo que plantea cada partido, a pesar de los cambios en el once inicial, y cree en el poder sanador de su gente, de una afición que en la tarde del domingo se conjuró para despejar a los fantasmas que querían acercarse hasta El Plantío en forma de posición de descenso. Con este escenario saltó el Burgos CF al tercer derbi regional de la temporada que disputaba como local. Con ganas, otra vez, de ser dominador y dejar claro que los puntos a orillas del Arlanzón se venden caros.

Y con esa fe se hizo dueño del encuentro en los primeros compases del partido. Fruto de la intensidad con la que los pupilos de Calero saltaron al césped en apenas cuatro minutos botaron dos córners. La SD Ponferradina solo podía intentar no perder la marca y frenar el empuje de los castellanos, que por la banda izquierda insistieron una y otra vez.

Los blanquinegros probaron a Lucho García en un par de ocasiones, pero sin excesivo peligro, sin embargo, la movilidad de Álex Alegría y la presencia peligrosa de Berjón, Juanma y Valcarce en las inmediaciones del área berciana hacían presentir una sensación de peligro que no terminaba de materializarse.

Y cuando la Deportiva parecía sacudirse el dominio del Burgos y se acercaba a los dominios de José Antonio Caro llegó la fe. La fe del Burgos que creyó y no dejó que el miedo les atenazase las piernas. De esta forma Berjón condujo el balón para hacérselo llegar a Juanma, que pasó hacia atrás a la llegada de Valcarce, que controló el esférico con el interior del pie para rematar lejos del alcance de Lucho. El berciano, ex de la Ponferradina, no celebró el gol que sí desató la alegría de El Plantío.

Tras el gol llegaron las dos mejores ocasiones para los bercianos. La primera, gracias a una falta en la media luna del área que el Burgos CF defendió con uñas y dientes. La barrera recibió el impacto del lanzamiento de Ríos Reina que Raúl Navarro terminó de despejar. Pero no fie esta la única oportunidad visitante. El larguero se convirtió en un zaguero más en una jugada en la que José Antonio Caro no midió bien a la hora de salir. El cancerbero salió a por un balón casi a la frontal del área, pero se le escapó el balón de las manos que aprovechó Enrich para dejársela a Naranjo que la ha estrellado sin portero en el larguero.

Después de estos dos sustos el Burgos buscó recuperar la tranquilidad, con el balón se mostró más seguro que en otros partidos, con Mumo y Andy ayudando a que el equipo triangulase. El partido entró entonces en una fase más calmada en la que bajó el ritmo antes de llegar al descanso.

Tras la reanudación el encuentro mudó de piel. La Ponferradina salió al césped imprimiéndole una velocidad más al partido. Con la entrada de Yuri buscaron los bercianos a su goleador, que en la primera ocasión que tuvo la metió en la portería de Caro, pero la jugada fue anulada por fuera de juego del propio Yuri. La Deportiva avisaba de lo que iba a ser la segunda parte, en la que quería llevar el peso del choque.

Por eso encerró a los de Calero en su campo, donde comenzó a jugarse la mayoría de minutos. Intentaban los locales sacudirse el dominio, pero los de Jon Pérez Bolo no se conformaban con el resultado que reflejaba el electrónico y volvieron a poner el corazón en un puño de los aficionados burgaleses.

Fue de nuevo Naranjo quien la pinchó, en un tres para dos en ventaja para los defensores locales, el propio Naranjo remató y el balón se fue de nuevo al palo para corregir el desajuste de la zaga blanquinegra. El asedio era cada vez mayor, en una nueva contra de los visitantes Caro despejó el lanzamiento berciano, pero el rechazo llegó a los pies de Yuri que solo dentro del área lanzó fuera.

La tensión iba en aumento, sin embargo, la fe del Burgos siempre acompañó a los blanquinegros, que a pesar de verse achuchados volvieron a intentarlo. Fue en la primera oportunidad de los locales en esta segunda parte, en el minuto 83, un lanzamiento de Mumo que se fue fuera cuando buscaba el segundo palo.

Y como no hay dos sin tres, Agus Medina se apuntó a los lanzamientos a los palos, que estuvieron del lado del Burgos CF en esta ocasión. En esta ocasión la jugada llegó por el centro, y el remate de Medina volvió a estrellarse en poste de la portería de Caro.

La tuvo Andy en el 89, que obligó a Lucho a sacar una mano salvadora para evitar el 2-0 y en el añadido llegó el sufrimiento, con dos córners botados por la Ponferradina en la que reclamaron mano los bercianos y en los que subió a rematar su propio portero.

Y los minutos se volvieron eternos para la parroquia burgalesa, pero la fe no abandonó ni a jugadores ni a afición, que estallaron entre vítores cuando, por fin, el árbitro pitó el final, para dejar los tres puntos a orillas del Arlanzón.