Tercera victoria de pretemporada

Afrontaba el Burgos el encuentro tras varios días de concentración en Asturias, donde ya había superado por la mínima al Real Oviedo. Eso sí, el cuadro burgalés volvía a vestirse de corto con lo justo. Y es que, Michu aún tiene trabajo por delante y todavía faltan varias piezas por llegar al equipo, sobre todo en el perfil ofensivo. Esa circunstancia, sumada a la ausencia por lesión de Zabaco, volvió a condicionar el planteamiento del choque.

Aún así, el Burgos volvió a mostrar sus señas de identidad, exhibiendo una solvencia y equilibrio defensivo muy interesante a estas alturas de la pretemporada. Sin duda, la continuidad de buena parte del bloque defensivo de la temporada pasada ayuda a desarrollar automatismos.

Sobre esa idea, Calero continúa trabajando un equipo que durante los primeros compases dominó el choque. Los blanquinegros tenían el balón y lo movían con criterio, cerrando bien las filas cuando el esférico caía en los pies del conjunto cántabro.

Fruto de ese dominio, y tras varios acercamientos, Matos inauguraba el marcador en el 16' tras culminar un contragolpe de manual en un buen mano a mano frente a Parera.

El Burgos se gustaba y acababa de adelantarse en el marcador, pero poco tardaría el choque en cambiar radicalmente de guión. Y es que, apenas unos minutos después, Pablo Valcarce veía la roja directa tras un encontronazo con un rival y el propio árbitro.

Esa expulsión, sumada a la posterior lesión de Matos, obligó a Calero a recomponer las líneas y el Racing aprovechó para dar un paso al frente, ganando metros y protagonismo a medida que avanzaban los minutos. Eso sí, al cuadro cántabro aún le costaba un mundo abrir brecha en el entramado defensivo burgalés, que sólo cometió un error en toda la primera parte, aunque el coste fue alto. En el 33, el árbitro señalaba penalti por mano de la defensa blanquinebra y Cedric empataba el choque.

Ese tanto pareció dar más alas al Racing, que consiguió hacerse con el control del choque en los últimos compases de la primera mitad y a punto estuvo de adelantarse en el marcador merced a un remate de Juerguen a la salida de un saque de esquina atajado en dos tiempos por Caro.

Tras el paso por vestuarios, todo hacía presuponer que el Burgos podía pasar ciertos apuros debido a las numerosas complicaciones sufridas en la primera mitad, pero nada más lejos de la realidad. Y es que, los hombres de Calero regresaron al tapete de Les Caleyes muy bien plantados en todas sus líneas y con cierta movilidad en tres cuartos de campo.

De hecho, y a pesar de jugar con un menos, lo cierto es que la iniciativa en los primeros compases de la segunda mitad fue del Burgos, que no tardó en volver a adelantarse. En el 55, Bermejo servía un centro perfecto a la olla y Artola remataba al larguero. El rechace quedaba muerto y Fran García, que acudía presto al remate, era objeto de penalti. Berjón asumía la responsabilidad y ponía el 2-1 en el marcador desde los once metros.

Ese tanto pareció acabar de matar el choque. Y es que, a partir de ahí, el Burgos consiguió llevar el partido a su terreno, cerrando líneas y pausando el juego ante un Racing incapaz de meter mano a los blanquinegros.

En ese escenario, el cuadro cántabro apenas dispuso de acercamientos de peligro real sobre la portería defendida por Barrio en toda la segunda parte, más allá de alguna jugada aislada, como un magnífico disparo de Matheus Aias que acabó en córner. Sólo en la recta final, los hombres de Romo consiguieron poner en apuros al Burgos, con varias ocasiones consecutivas. Sin embargo, ni Dani Fernández, que estrelló un remate en el palo, ni Juan Gutiérrez fueron capaces de superar a Barrio.

De esta forma, el Burgos cierra con un notable alto su concentración en Asturias. Aún queda mucho camino de preparación, pero las bases son sólidas y el equipo acumula tres victorias, un empate y una derrota por penaltis en cinco amistosos, tras marcar siete goles y recibir sólo tres. La próxima parada será en Tajonar el próximo día 5 para enfrentarse al Osasuna.