Las siete claves del reencuentro del Burgos CF consigo mismo

Lo sucedido en los primeros minutos ante el 'mini-submarino' no es nuevo: el Burgos arrinconó a su rival en un arreón inicial sobre la portería en la que tantas veces amenaza, la del fondo norte. La presión elevada y la rapidez en las acciones permitieron ver tres llegadas en los primeros diez minutos, en los que llegó el tanto de Artola. El balón fue hacia el lado derecho del campo, por el que corrió Areso, que sirvió al área para el gol de espuela del vasco.

El 1-0 permitió al conjunto blanquinegro desarrollar un plan de partido, también, muy 'marca de la casa'. Se solidificó por dentro, más si cabe, a sabiendas de la capacidad combinativa de su rival, que, si bien se encuentra en la zona baja de la tabla, es uno de los que tienen más el balón de la categoría y sabe ser vertical. El cinturón de seguridad lo formaron cinco jugadores: Grego Sierra, que volvía, y Aitor Córdoba, como centrales. Por delante, Elgezabal, Atienza y Raúl Navarro.

Dijo Calero en rueda de prensa que al descanso había tenido que corregir un pequeño detalle de cara a no recibir peligro. Apenas lo había sufrido, pero fue precavido el madrileño, que vio cómo Fer Niño rompía dos veces entre esas dos líneas, con desmarques casi en horizontal, para generar dos ocasiones (una de ellas, bien evitada por Caro). Bermejo, más que Castel, fue el recurso para salir al espacio, buscando aprovechar los espacios que dejaban los carrileros.

Miguel Álvarez dio entrada en el descanso a Sergio Lozano, su jugador más creativo. Como quiera que las ayudas y la buena disposición del Burgos evitaron que sus carrileros llegaran a la línea de fondo, el Villarreal B retornó a su 4-4-2 más habitual. Pero Sergio Lozano se perdió en la telaraña; el cuadro amarillo cayó en la red burgalesa y, aunque continuaba teniendo el balón, se atascó de tal modo que tardó mucho en poner en aprietos a Caro.

Al contrario que su rival, el Burgos sí que fue capaz de aprovechar las bandas. Lo hizo con el gol de Artola, que actuó como extremo, y con los cuatro disparos que sumó Álex Bermejo, así como con la incidencia que mostraron sus laterales, quienes dieron amplitud a los suyos. Areso y Fran García sumaron seis centros entre los dos, todos ellos rematados, y ocho pases clave (pases que preceden a un tiro). El diestro, además de asistir, completó cinco regates.

A pesar del punto anterior, el segundo gol no llegó. Hubo aproximaciones y remates, pero pocos realmente amenazadores. «Es algo que nos falta habitualmente; no somos un equipo que gane los partidos con mucha diferencia. Si hubiéramos conseguido el segundo gol habríamos tenido más espacios y más la sensación de tener el control del juego», concedió más tarde Julián Calero. Dominio hubo, hubo transiciones y el Villarreal B parecía inofensivo, pero sin el 2-0, creció.

Con el partido vivo, aunque con el marcador favorable, el técnico local introdujo un tercer central que acompañara la buena labor de Aitor Córdoba y Grego Sierra: David Goldar. Con un futbolista menos en el centro del campo y más en el área, los amarillos, acuciados por la clasificación y por las tres derrotas que enlazaban, dieron un paso adelante, que escenificó Dela colocándose como delantero centro. Goldar, que había entrado en el añadido, tapó un tiro de Millán dentro del área pequeña. Y en el 94', apareció Caro: despejó el disparo de Forés y, en una acción de reflejos, dejó a Dela sin gritar gol con una parada, otra más, salvadora.