Un minuto de pegada es suficiente para recuperar la sonrisa

Partido entretenido y con alternativas para ambos desde los primeros compases. El Burgos, necesitado de alegrías como estaba tras cinco jornadas sin ganar, quiso asumir la iniciativa desde el principio, buscando juego combinativo y profundidad en su esquema. Antes las numerosas bajas, Menéndez tuvo que improvisar un once que, eso sí, resulto de garantías, con Eneko en el lateral derecho, Javi Cantero en el izquierdo, Beobide y Cusi en el mediocentro y Adrián Cruz como enganche.

Y la apuesta le salió bien al técnico asturiano. Ya en el minuto dos, Adrián Hernández estuvo a punto de conectar en boca de gol un gran centro desde la derecha. Ese aviso puso en tensión al Izarra, que en estas últimas jornadas de liga se está jugando el descenso. Yoel pudo inaugurar el marcador para los navarros en el minuto cinco, pero una gran intervención de Saizar mantuvo en pie a los blanquinegros, que en la siguiente jugada también tuvieron la opción de marcar con una vaselina de Iker Hernández que se marchó desviada.

El partido estaba bonito. Internadas, ocasiones y contragolpes para ambos. Solo faltaba la puntilla. Y en esta ocasión, la dio el Burgos por partida doble. En el minuto 12, David Martín botaba un saque de esquina que el cancerbero visitante introducía en sus propias redes tras un error garrafal. Apenas un minuto después, el propio David Martín robaba la pelota al Izarra tras el saque de centro, se internaba en el área y la ponía en el segundo palo, donde Adrián Hernández no fallaba. 2-0 y partido encarrilado. Hacía mucho tiempo que el Burgos no se veía en un escenario similar. Un escenario que permitía al conjunto burgalés encarar el resto del choque sin asumir demasiados riesgos. Alguno, incluso, llegó a pedir entonces la hora desde la grada.

Esa circunstancia ralentizó el encuentro, que, sin perder interés, discurrió desde ese momento por otro escenario. Ahora era el Izarra el que más necesitaba encontrar el camino de la portería rival y el que tenía que asumir más riesgos ante un Burgos muy bien plantado sobre el césped que buscaba su ocasión para finiquitar el choque en algún contragolpe.

Eso sí, los hombres de Menéndez -y la grada- tuvieron que sufrir los envites del Izarra, que pudo recortar diferencias en varias ocasiones, como un error en la zaga que obligó a Saizar a atajar la pelota en la misma línea de gol o un remate a bocajarro de Gorka que se estrelló en el larguero en el minuto 39. Esas fueron las ocasiones más claras de un Izarra que se estaba mostrando incapaz de meter mano a un Burgos enrabietado tras la derrota en Tafalla y que dominó el centro del campo durante toda la primera parte.

Poco cambió el guión del choque tras el paso por vestuarios. El Burgos, con la renta obtenida en la primera parte, se sentía muy cómodo. Apenas asumía riesgos, aportando, no obstante, criterio a su juego ofensivo. Cierto es que el Izarra pareció dar un paso al frente y en los primeros minutos jugó mucho en campo rival, pero los hombres de Fredi no acertaban a encontrar el último pase.

Sin duda, el cronómetro corría a favor de los intereses del conjunto blanquinegro, que a medida que avanzaban los minutos se veía más cerca de regresar a la senda de la victoria. Pero aún habría que ganarse los tres puntos. En el 61, el Izarra pudo recortar diferencias con una triple ocasión a la salida de un corner que ni Gorka ni Javi ni Yoel consiguieron aprovechar. Mención especial se merece la intervención de Saizar ante el disparo a bocajarro de este último. Apenas dos minutos después, entre Saizar y Julio Rico desbarataron otra magnífica internada de Yoel.

Esos fueron momentos de tensión para el Burgos, que supo responder a la situación y volver a poner orden al encuentro. Cierto es que fue el Izarra el que más lo buscó durante la segunda parte, pero el conjunto navarro pecó de falta de pegada, la misma que le ha ido acompañando al Burgos durante toda la temporada y que también hoy se dejó ver en varios contragolpes que murieron en la orilla. De hecho, los hombres de Menéndez apenas volvieron a inquietar a Julio, más allá de alguna internada infructuosa o un tímido disparo lejano de Eneko.

Visto lo visto, todo hacía indicar que el partido acabaría con victoria balsámica para el Burgos. Sólo una grandísima ocasión de Bruno, atajada por una magnífica estirada de Saizar en el descuento, consiquió meter el miedo en el cuerpo.

Al final, una victoria que sabe a gloria para el conjunto blanquinegro, que continúa vivo en la lucha por clasificarse para la Copa del Rey. Una lucha que deberá continuar el próximo fin de semana frente al Bilbao Athletic.