Burgos CF, licencia para soñar

Para ello, debían espantar a los fantasmas y sacudirse los miedos y dejar que la pesadilla en la que se convirtieron los minutos finales ante el Covadonga quedasen reducidos a un mal recuerdo.

El partido frente al Real Valladolid Promesas era la fechas marcadas en rojo en el calendario de los de Calero para hacerlo. El partido, aplazado en su momento por los casos de covid que se detectaron en la plantilla vallisoletana, enfrentaba en El Plantío al líder frente a su inmediato perseguidor.

Dos de los equipos que mejor fútbol hacen de la categoría cara a cara. Con el mismo objetivo: tres puntos para seguir soñando. Y tan rápido querían lograrlos que los primeros minutos los jugaron ambas escuadras aceleradas, buscando hacer mucho en poco, con las imprecisiones que esta ansiedad provoca.

El Real Valladolid Promesas quiso llevar el peso del partido desde el inicio, tejiendo una tela de araña de toques y pases que buscaba descolocar al Burgos CF, que había salido con una defensa más poblada de lo que acostumbra. Hasta cuatro cambios introdujo en el once inicial Julián Calero para recibir al filial blanquivioleta: Córdoba, Cerrajería, Álvaro Rodríguez y Saúl Berjón entraron por Lobato, Alarcón, Claudio Medina y Mumo, este último duda junto a Barovero hasta el último momento.

El Burgos CF trató de buscar la espalda de los vallisoletanos en esta primera mitad con con balones largos a la espalda de sus defensores y con la velocidad de Juanma, la pesadilla de Palomeque, quien seguramente sueñe esta noche con el veterano jugador blanquinegro.

Los de Javier Baraja mostraron su mayor presdisposición a jugar ofensivamente y buscaron el arco defendido por Barovero, sin embargo, a menudo se enredaban en pases infértiles que provoca la salida al contraataque de los burgaleses. Tras los intentos de Dalisson de Almeida y 'Kuki' Zalazar por batir a 'Trapito' llegó la respuesta de los locales.

Primero fue Álvaro Rodríguez, que probó fortuna desde fuera del área y su lanzamiento se marchó lamiendo el poste de la portería defendida por Gaizka Campos. Después lo volvió a intentar Juanma, muy activo durante todo el encuentro, que puso el balón al área al que no llegaron ni Undabarrena ni Javi Gómez.

Daba la sensación de que el Promesas controlaba el esférico, pero que el Burgos podía adelantarse en cualquier momento gracias a una internada de Juanma y pese a los esfuerzos de Palomeque y Alonso. A pesar de todo, el partido estaba igualado y abierto. Tanto fue así que al filo del descanso ambas escuadras dispusieron de una oportunidad para adelantarse en el marcador.

Antes del descanso, Moha lanzo una falta que Barovero detuvo en dos tiempos y Elgezabal obligó a Gaizka a emplearse a fondo para despejar un balón que remató desviado desde el balcón del área y que se envenenó tras tocar en la defensa.

Igualdad, respeto, pocas ocasiones y todo por decidir cuando el árbitro indicó el camino de los vestuarios.

Tras la reanudación parecía que el encuentro iba a continuar por el mismo camino marcado en los primeros 45 minutos. Pocas oportunidades, mucho respeto y fogonazos de calidad en ambos equipos, que demostraron por qué están en la zona alta de la clasificación.

El Promesas fue poco a poco haciéndose con la batuta del partido y Javier Baraja realizó los primeros movimientos. Dio entrada a Sergio Benito y Fran Álvarez en un intento de darle aire y mordiente a su ataque. Sin embargo, la oportunidad llegó del lado local, con un remate de Aitor Córdoba que despejó 'Palomeque'. Oriol Rey puso a prueba a Barovero como repuesta de los visitantes, con un lanzamiento junto al palo al que el arquero argentino respondió con una buena manopla.

Parecía que el partido estaba condenado al 0-0 hasta que, quién si no, Juanma perforó la portería de Gaizka. Saúl Berjón lanzó a puerta, Gaizka repelió el balón y Juanma en el área pequeña puso el 1-0 en el marcador.

El filial del Real Valladolid intentó amargar el sueño a los de Calero, convertir de nuevo el partido en un duro despertar, pero los locales, con la lección aprendida, supieron dormir el encuentro. El muro defensivo de los blanquinegros (de rojo en esta ocasión) desbarataba las oportunidades visitantes y con el paso de los minutos daba tranquilidad a un equipo agrandado tras el gol.

La guinda llegó en el minuto 92 con el gol de Claudio Medina, que había entrado al césped en el minuto 83 y que logró el segundo tanto tras rematar de cabeza un centro lateral de Lobato. Ya no había tiempo para más. 2-0, tres puntos al casillero y el Burgos más líder se permite seguir soñando.