Inercia de campeón

Salió el cuadro de El Plantío como un vendaval. Calero, que durante la semana había insistido en la importancia de seguir sumando para encarar la segunda fase en la mejor posición de salida posible, puso toda la carne en el asador. Con Undabarrena y 'Mumo' controlando los espacios en el centro del campo y un Saúl Berjón omnipresente en la banda izquierda, el cuadro burgalés apenas tardó un par de minutos en asumir el control del choque y asomarse al área rival.

Tras varios acercamientos de cierto peligro, el propio Berjón sirvió un pase al corazón del área donde Cerrajería, llegando desde a segunda línea, no acertó a enganchar con claridad el remate con todo a favor. Esa fue la primera ocasión clara del encuentro, pero no la última.

Y es que, el dominio del Burgos en los primeros compases fue total, a pesar de los intentos del Lealtad por sacudirse la superioridad local. El cuadro asturiano, que exhibió un gran orden táctico durante todo el choque, intentó también buscar las costuras de los hombres de Calero, pero sus intentos de percutir se estrellaron una y otra vez contra la muralla defensiva burgalesa. Sólo a balón parado, un ámbito que el Lealtad maneja a la perfección, parecía capaz poner nerviosa a la zaga blanquinegra.

Mientras tanto, el Burgos dominaba los espacios en la creación y triangulaba con velocidad en busca de su oportunidad. Una oportunidad que finalmente llegaría en el minuto 17. Saúl Berjón, que volvió a rozar la excelencia una jornada más, controlaba en la banda, recortaba, ganaba línea de fondo y ponía un centro perfecto sobre el segundo palo. Por allí aparecía Claudio Medina, que sólo tuvo que empujar la pelota con la testa para poner el 1-0 en el marcador.

El gol hizo justicia a lo que se estaba viendo sobre el césped, con un Burgos muy sobrio y solvente en todas sus vertientes y un Lealtad que, a pesar de desplegar un enorme carácter competitivo, se estaba viendo superado. De hecho, el conjunto asturiano también tuvo sus opciones para encontrar portería, como una de Unai Hernández, que metió el susto en el cuerpo con un disparo lejano que se envenenó tras tocar en un jugador local.

No obstante, era el Burgos el que ponía el ritmo al partido, masticando cada jugada con calma para abrir los espacios y encarrilar el choque cuanto antes. Bien pudo hacerlo en el 34 Navarro, con un jugadón personal que culminó con un tremendo disparo que se estrelló en el poste y no encontró remate claro en el rechace.

Más allá del gol, esa fue sin duda la mejor ocasión de un Burgos que quizá mereció mayor renta en la primera parte y que acabaría echando el falta algo más de pegada.

Y es que, tras el descanso, el Lealtad salió con una marcha más. Los de Clemente Sánchez, conscientes de lo que se jugaban en El Plantío, quisieron dar un paso al frente, explotando su buen dominio del juego a balón parado. Dos faltas bien ejecutadas por Gayoso recordaron a los locales que todavía quedaba mucha tela por cortar.

Calero movió el banquillo y dio salida a Alarcón y Javi Gómez, retirando a Claudio y a un Cerrajería al que le costó entrar al choque. Esos dos cambios le dieron un nuevo aire al Burgos, que tras unos minutos de alternativas, volvió a asumir el control del choque, cerrando muy bien las líneas y saliendo rápido a la contra para terminar de matar el partido.

Elguezabal, Undabarrena, 'Mumo' y Zabaco lo intentaron sin fortuna, obligando al cuadro castellano a afrontar los últimos minutos con una renta mínima. Esa circunstancia, sumada a la expulsión de Navarro por doble amarilla, desembocó en sufrimiento para el Burgos. Los fantasmas del partido del Covadonga acechaban en cada transición del equipo asturiano.

Y no fueron pocas. Casi a la desesperada, el Lealtad se la jugó, buscando el asedio del área burgalesa en los compases finales. En el 81, y tras una gran jugada colectiva, Mera se inventaba un zurdazo cruzado que Zabaco conseguía enviar saque de esquina.

El partido estaba completamente roto y Calero intentó poner algo de orden para guardar la ropa en mitad de la tormenta y no conceder ni un solo centímetro a un Lealtad lanzado a la desesperada a pesar de los riesgos que corría al contragolpe.

Sin embargo, ni unos ni otros consiguieron ya encontrar el camino del gol, y el Burgos amarró los tres puntos. Ya son 36 y a priori parecen una buena renta para afrontar la segunda fase. En todo caso, el próximo fin de semana habrá otra ocasión para incrementar el bagaje frente al Oviedo B en la última jornada de la primera fase.