Una hazaña de tan solo un punto

El partido empezó con un tortazo en la cara de los blanquinegros. A mano abierta y de los que escuecen. En cinco minutos, Orozko se encargó de desmontar el planteamiento de Calero con un gol a la escuadra. Un desajuste defensivo, tal vez la parcela más trabajada por el Burgos, dejaba el partido patas arriba.

Difícil porque los vascos son un conjunto trabajado del centro del campo hasta la portería. Más ordenado que los libros de una biblioteca. Así que con este inicio, Calero tenía que buscar un manual para hallar la rendija y romper el entramado defensivo hasta el área rival, pero en la biblioteca del Amorebieta había muchas estanterías.

Se intentaba hacer con los dominios del encuentro el Burgos CF, pero seguía sin estar cómodo. Por su parte, los vascos continuaban con su planificación del encuentro. Y Obi tuvo el segundo.

Pero ahí despertaron los burgaleses. De las botas de Saúl Berjón, que se sabe mover en esta categoría al igual que en los terrenos de juego, salió una clara ocasión que Valcarce marró. Y acto seguido, una oda al fútbol se produjo en Lezama. Con Juanma, Guillermo y Valcarce como protagonistas. Qué triangulación y qué gol.

Calero había tardado 25 minutos en encontrar el manual de cómo meter mano al Amorebieta. La biblioteca de los vascos ya no era tan extensa y el entrenador visitante ya sabía cómo hacer daño a su rival. Y siguió con ese juego, en esta ocasión, desde la posesión. Se encontraban cómodos jugadores como Juanma, Berjón y Guillermo, que aunque tenga la pólvora mojada, se lo va a poner muy difícil a Álex Alegría.

No empezó con buenas noticias la segunda parte para el Burgos. La lesión de Fran García dejó huérfana a la defensa blanquinegra, pero también a la profundidad por banda izquierda. En su lugar, Matos. Peor pintaba el partido con la expulsión de Valcarce en el 55. El árbitro, que precisaba de protagonismo, no dudó en expulsar al extremo por una supuesta agresión en una caída. Ni el VAR entró a discutir una decisión que ni la televisión aclaraba.

Sea como fuere, los de Calero volvían a navegar con uno menos, como hicieron el día del Leganés. Esa jornada la ecuación del repliegue funcionó y era cuestión de repetir la fórmula del éxito. Para eso volvía Álex Alegría.

Y se notó su presencia. Y la del incombustible Berjón, y la amplitud de Elgezabal, y... Hasta tal punto que el Amorebieta no rondaba la meta de Herrero y, en cambio, el Burgos sabía a qué tenía que jugar. Y en eso Berjón, acompañado del incorporado Matos, fueron un filón. De esas botas, tras una falta, llegó el gol de Rubio. El tanto de la esperanza y el de la justicia. Eso sí, Rubio remató solo en el área. Imperdonable el error defensivo de los vascos.

Espoleó el tanto al Amorebieta, con balones al área de Herrero. Pero apareció el guardameta del Burgos para dejar claro que a él no le mueven de la titularidad por mucho que haya llegado un portero como Caro. Sus paradas evitaron que los vascos, más volcados en el tramo final, igualaran el encuentro. Y ese empate llegó en el 88, tras un paradón de Herrero, que golpeó en la bota de Córdoba para que la gesta del Burgos CF sea tan solo de un punto.